Ť La cinta de Amos Gotaï se exhibe el miércoles 29 en la Cineteca Nacional
Kadosh critica relegación a la mujer en el judaísmo
Ť El realizador pertenece a una generación que rompió con estereotipos del cine israelí
NICK JAMES
Amos Gotaï (Haifa, 1950) pertenece a esa generación de jóvenes realizadores israelíes que mediante producciones económicas y sensitivas se apartaron de la visión idealizada del cine popular, caracterizado por destacar los viejos valores de la familia con nostalgia étnica. Dejaron atrás los héroes sobrehumanos y los estereotipos, y ponderaron problemáticas concretas de la realidad de Israel.
En el contexto de la Semana de Cine Israelí, que se inició el jueves en la Cineteca, se exhibirá el miércoles Kadosh (1999), historia de un matrimonio enamorado y sin hijos que debe enfrentar las presiones de un rabino ortodoxo.
Con motivo de la proyección de la cinta, recuperamos esta entrevista con Gotaï, aparecida en la revista inglesa Sight and Sound en agosto de 2000.
-¿Qué comunidad específica aparece en su película Kadosh?
-Todos los exteriores se filmaron en el barrio de Mea Shearim, sección ortodoxa de Jerusalén. Dado que en el judaísmo no existe una representación humana de Dios en la tierra ni tampoco una autoridad centralizada, teológicamente vemos ahí una estructura algo anárquica, con un espectro muy amplio que incluye israelíes laicos, semirreligiosos y nacionalistas religiosos. La comunidad que describe Kadosh es una síntesis de rasgos muy distintos. Mea Shearim representa como barrio una noción muy fuerte. Cuando caminas por París o Roma te toma tiempo imaginar cómo pudieron ser sus calles en algún otro siglo. Aquí penetras en la historia y todo sigue intacto. Hay incluso carteles que señalan: "Los turistas no son bienvenidos". Es una comunidad muy viva que tal vez refleja el esfuerzo por preservar una imagen de esas comunidades de Europa oriental ya desaparecidas. Tienes la sensación de ver cómo pudieron ser durante los siglos XVI y XVII: las vestimentas, los rituales, todo.
-¿Hay muchas mujeres en la situación de la protagonista Rivka?
-Hay algunas. En esa sociedad a las mujeres se les limita a la tarea reproductora. No estudian la Biblia, lo cual es algo común a las tres religiones monoteístas, donde las mujeres pueden tener actitudes más modernas, pero jamás autoridad alguna en el círculo religioso.
-¿Qué sucede con la actitud ortodoxa respecto de la infertilidad masculina? ¿Se niegan a creer que existe o simplemente no se habla de ella?
-No estoy siquiera seguro de que se trate de una negación. He hablado con algunos médicos, muy presentes en la comunidad ortodoxa, y me señalan que no pueden practicar exámenes de esperma debido a que la masturbación está prohibida.
-¿Y han encontrado la forma de practicarlos?
-Intentan nuevas formas, pero resulta muy complicado. En una relación de tipo patriarcal la tendencia es culpar primero a las mujeres, aun cuando a veces se sabe que la responsabilidad recae sobre el hombre.
-De modo muy riguroso usted evita siempre todo aquello que tienda hacia una representación de lo trascendental.
-El judaísmo se compone de un guión muy hermético que define cada gesto íntimo a toda hora del día. Las plegarias individuales y colectivas marcan este horario. Pero son mínimos los requerimientos formales. Si por ejemplo buscas instrucciones sobre cómo construir una sinagoga, no las encontrarás. Algunas sinagogas han sido construidas en el segundo piso de un edificio, ni siquiera constituyen una estructura independiente.
-¿Es expresión de un tipo particular de fe, o de las circunstancias que ha vivido el judaísmo a través de los siglos?
-Es al mismo tiempo la naturaleza nómada de la religión y el hecho de que tal vez los más grandes traumas en la memoria colectiva se relacionan con la destrucción de un templo, ya sea por los romanos, los sirios o los babilonios. Siempre se le asocia con la pérdida de la soberanía, y esta pérdida se asocia a su vez con la persecución y el sufrimiento.
''El hebreo es una extraña mezcla de lo físico y lo metafísico. Un ejemplo de esto es la Biblia en su versión King James. Los traductores se enfrentaron a un problema, dado que la mayoría de los términos en hebreo son dualistas. Por ejemplo, la misma palabra designa cielo y paraíso. La versión King James siempre privilegió lo metafísico, con lo que se pierde la naturaleza concreta del texto. Me gusta la resonancia entre este lenguaje arcaico y el problema de aclimatarlo a un estado moderno, al lenguaje de los taxis y las discotecas. En una película como Kadosh existen diferentes capas lingüísticas no siempre evidentes para un espectador extranjero.''
-¿Qué sucede con la apariencia misma de la película?
-Como antiguo arquitecto me gusta la composición anárquica y descentralizada del espacio en una sinagoga. Cuando penetras en ella no percibes aquellos elementos de templos y santuarios que te imponen la existencia de Dios. Su composición es casi anecdótica: ves copas de plástico, un grifo para el agua, un diván usado, tal vez con alguien durmiendo en él. Este tipo de espacio híbrido es muy acogedor. Renato Berta, el director de fotografía, y yo confiamos mucho en una iluminación natural. Utilizamos la violencia que tiene la luz natural en Medio Oriente. Algunas veces puedes ver en Tel Aviv cómo ciertas ancianas se cubren el rostro con periódicos. Para quienes crecieron en Europa oriental este bombardeo de luz hostil puede ser más amenazador que la propia situación política o la posibilidad de una guerra. TRADUCCION DE CARLOS BONFIL