Espejo en Estados Unidos
México, D.F. sábado 25 de agosto de 2001
Búsquedas en La Jornada
Números Anteriores
Primera y Contraportada
Editorial
Opinión
Correo Ilustrado
Política
Economía
Cultura
Espectáculos
Sociedad y Justicia
Estados
Capital
Mundo
Deportes
Lunes en la Ciencia
Suplementos
Perfiles
Fotografía
Cartones
La Jornada de Oriente
Correo electrónico

 

Editorial
 
PEMEX PARA LOS MEXICANOS

SOLPesimista, el director de Petróleos Mexicanos, Raúl Muñoz Leos, bosqueja el futuro de la industria petrolera mexicana: de no hacerse cambios sustanciales en la paraestatal, ésta se dirige a un inminente colapso financiero. En su opinión, los cambios deben orientarse a garantizar inversiones del orden de los 6 mil millones de dólares anuales hasta el final del sexenio. De lo contrario, advierte, para 2006 la producción de crudo y gas caerá en una tercera parte aproximadamente y habría un déficit en la balanza comercial de la empresa por 500 millones de dólares.

No obstante la posible certeza en las proyecciones, el escenario planteado por Muñoz Leos, más que contribuir al análisis y la discusión inteligente para rescatar a Pemex de un previsible colapso, pone en relieve la premura del gobierno federal para abrir las puertas de la paraestatal al capital extranjero y avanzar hacia la privatización. 

Es indiscutible que Pemex requiere de mayores inversiones, de un cambio en su esquema tributario, pero hacerlo al margen del interés nacional, de un proyecto honesto y patriótico --como el concebido en la expropiación de 1938--, sería equivalente a ofrecerla en charola de plata al capital extranjero. 

Los mexicanos estamos obligados a rescatar a Pemex, sí, a Petróleos Mexicanos de la crisis y para ello, primero, debemos exigir que la discusión sobre su futuro sea absolutamente transparente, pues parece que en este país no existe otra manera de hacer política que las viejas mañas priístas.

Por eso llama la atención el tono de advertencia utilizado por Muñoz Leos: la delicada situación de Pemex obliga a considerar el acceso de la inversión privada nacional y extranjera en gas, energía y petróleo. Y añade que en el sector de la petroquímica ya se tienen 40 socios potenciales. Pero, ¿cuántos de ellos son inversionistas nacionales, y, en caso de serlo, hasta dónde están controlados por los capitales extranjeros?

Por su inmenso potencial económico, históricamente Pemex ha estado en la mira de poderosas empresas extranjeras. Incluso, persiste un ánimo revanchista de quienes alguna vez fueron expropiados. En tiempos de Salinas de Gortari, Estados Unidos presionó en el contexto de la firma del TLC para la venta de Pemex, lo cual finalmente no ocurrió. En 1995 el rescate financiero estadunidense condicionó a México por la vía del petróleo, lo que llevó al país a una sobrexplotación de sus reservas. 

Hoy, la situación pareciera ser la adecuada para que finalmente Pemex quede en manos ajenas. De lograrse, además de ser una promesa de campaña de Fox cumplida, perderíamos una empresa que representa nuestra soberanía.

Si en verdad el gobierno mexicano considera a Pemex como una de las empresas más importantes para el desarrollo nacional debe, en primer lugar, liberarla de la enorme carga fiscal y resolver la ineficiencia y corrupción que la aquejan. En paralelo, es necesario que se asuma el compromiso de canalizar la inversión para el mantenimiento de las instalaciones, desarrollo tecnológico, exploración, construcción de nuevas plantas... En fin, mantener a Pemex como una empresa que, al margen de décadas de corrupción, es uno de nuestros escasos bastiones nacionalistas, además, desde luego, de ser estratégica.
 

 

La Jornada, Coordinación de Sistemas Francisco Petrarca 118, Col. Chapultepec Morales, delegación Miguel Hidalgo México D.F. C.P. 11570 Teléfono (525) 262-43-00, FAX (525) 262-43-56 y 262-43-54