Ť El coreógrafo ruso impartirá una clase magistral en el Teatro de la Danza
Un buen bailarín debe sorprender, porque de eso se trata el arte, expresa Azari Plissetski
Ť Desde hace una década el artista pertenece al ballet de Maurice Béjart
Ť ''En el Bolshoi pasé muchos años de desilusión, pues no entendía qué me exigían''
Nacido en Moscú en 1937 en el seno de una familia de artistas, Azari Plissetski es uno de los mejores maestros con los que cuenta la compañía de danza de Maurice Béjart.
El coreógrafo impartirá hoy una clase magistral a los integrantes de la Compañía Nacional de Danza de México, ''despojado de dogmas, con el fin de llegar al inconsciente del bailarín a través de ejercicios que hablen más que las palabras. En ese aspecto, me gusta ser un poco psicólogo, es mi método", explicó el creador.
Hermano de Maia Plissetskaia, Azari estudió danza en la escuela del Ballet Bolshoi con Nikolai Tarassov, Alexei Varlamov y Assaf Messerer. En 1957 ingresó como bailarín a ese ballet ruso, del que formó parte hasta 1963, cuando fue invitado por el Ballet Nacional de Cuba para ser pareja principal de Alicia Alonso y allí permaneció una década.
''En Rusia se descentralizó la danza, ahora hay muchas escuelas privadas, independientes, que ya no se encuentran bajo la presión de metodologías, son más libres para buscar algo nuevo. Sin embargo, el riesgo es que puede perderse el estilo", agregó Plissetski en rueda de prensa.
En 1978 el bailarín fue invitado por Maurice Béjart como profesor del Ballet Siglo XX, en el cual permaneció hasta 1981, cuando regresó a la URSS como maestro del Ballet Kirov de Leningrado.
En 1984 colaboró con Roland Petit en el Ballet Nacional de Marsella, luego regresó a Moscú para dirigir el ballet clásico de su ciudad natal. Un año más tarde, el Ballet de Sttutgart lo llamó para montar Raymonda y la obra Canto vital, creada sobre la música de Gustav Mahler.
En 1987 es designado director adjunto del Ballet Nacional de España; en esa época monta con el Ballet de Japón sus versiones de Don Quijote, Romeo y Julieta y La dama de las camelias.
Béjart, libertad para crear
Desde hace una década Plissetski trabaja con Béjart en el Ballet Béjart de Lausanna. ''Cuando miro a Béjart crear, antes que nada me sorprende su libertad, él no tiene miedo de desnudarse, en ese aspecto, delante del público", explicó Azari.
El coreógrafo ruso recordó que debió superar la excesiva tradición de su estancia en el Bolshoi, ''nos enseñaban cómo crear y eso es falso, no se puede enseñar a amar, hay que sentirlo. Pasé muchos años de desilusión porque no entendía qué me exigían. Y es que la creación es una especie de amor, pues aquélla es, ante todo, libertad".
Para Plissetski un buen bailarín, listo para el escenario y enfrentar al público ''es el que tiene algo que decir, no importa sólo la técnica; es aquel que sorprende, porque de eso se trata el arte, de sorprender".
La clase magistral de ballet clásico que impartirá Azari Plissetski comenzará a las 10 horas. De 11:30 a 12:30 se llevará a cabo una sesión de preguntas y respuestas. La cita es en el Teatro de la Danza (atrás del Auditorio Nacional).