Ť De mantenerse la situación habría que recurrir a inversionistas nacionales y foráneos
Pemex, colapsada; declinan reservas, alerta Muñoz Leos
Ť La utilidad de operación por 30 mil mdd en 2000 se diluyó totalmente en impuestos y derechos de extracción Ť Aporta la paraestatal 37 por ciento de los ingresos del gobierno federal
MIRIAM POSADA
Petróleos Mexicanos (Pemex) se encuentra en una situación de colapso, que de mantenerse obligaría a considerar la participación de inversionistas nacionales y extranjeros en las áreas de exploración y producción a fin de elevar el nivel de reservas, advirtió el director de la paraestatal, Raúl Muñoz Leos, al urgir un incremento en el nivel de inversiones.
Al presentar la ponencia Evolución futura de Pemex, para ingresar como académico de número a la Academia Mexicana de Ingeniería, destacó que si bien es cierto que Pemex ha logrado colocarse entre algunos de los primeros lugares de producción, no es así en niveles de inversión para exploración y producción de crudo y gas ni en reservas.
Además, la utilidad de operación del grupo Pemex que ascendió a casi 30 mil millones de dólares en el 2000, se diluyó en su totalidad por concepto de impuestos y derechos que representaron el 37 por ciento de los ingresos del gobierno federal.
Advirtió Muñoz Leos que en un escenario de colapso este organismo público está perdiendo importancia, la declinación de reservas continúa ''y no hacemos nada inteligente para evitarlo, somos redundantes en errores y no alcanzamos a tener ningún acierto que resulte decisivo''.
Este panorama negativo, dijo, se observa incluso cuando la producción total de crudo no ha empezado a disminuir, pero hay algunas regiones en franca declinación como la Marina Suroeste y la Sur, por lo que debe evitarse que la producción se reduzca en otros campos como Cantarell porque ello implicaría una inminente disminución de la oferta total.
Se deteriora la calidad de la producción
La calidad de la producción también ha venido a menos debido a que no hay suficiente crudo ligero y la mezcla mexicana concentra mayor cantidad de crudo pesado.
En este sentido, precisó que la composición de la canasta de crudos nacionales pasó en menos de uno año de 65 por ciento de crudo pesado a 74 por ciento, lo que ha afectado negativamente el valor de las exportaciones.
La economía de la empresa también ha empezado a sentir el impacto en el costo de producción por barril de crudo equivalente, que pasó de 3 dólares a 4.63 por la menor capacidad de los yacimientos.
La disminución de crudo ligero conlleva a la reducción en la producción de gas natural asociado, por lo que las importaciones ascenderán este año a 335 millones de pies cúbicos diarios, equivalente a 8.4 por ciento de la demanda interna prevista.
Muñoz Leos también señaló como puntos en contra del futuro de Pemex la falta de producción de refinado, la situación de profundo deterioro de la industria petroquímica, y advirtió que si para el 2006 prevalecen los niveles y mecanismos de autorización en materia de inversión vigentes durante los últimos 10 años, la producción de crudo habrá caído aproximadamente en una tercera parte y la de gas en poco menos. La mezcla empeorará más y México podría convertirse en un importador neto hasta tener reservas de sólo 20 por ciento de las actuales.
Destacó que de mantenerse estas tendencias se empezaría a considerar necesariamente la propuesta de dar acceso a la inversión privada nacional y extranjera para la explotación de reservas y para las actividades de refinación.
Todo esto como resultado de no actuar con oportunidad, como consecuencia de que los tiempos de los programas óptimos de exploración y desarrollo no coinciden con los tiempos de la economía y la administración pública.
Además, la desconfianza se apoderó de la industria desde el boom petrolero de fines de los 70 mediante figuras como la corrupción que hizo de Pemex una de la entidades públicas con el desempeño más lento e ineficiente.
Cambiar el rumbo es posible
No obstante, Muñoz Leos se negó a creer en la fatalidad y confió en que el rumbo de Pemex se puede cambiar para elevar el valor de la producción y de los activos con dos elementos fundamentales: un nivel adecuado de inversiones y una administración eficiente.
Esto obliga, añadió, a trabajar con una visión estratégica que debe partir de reconocer que las inversiones deben concentrarse en la producción primaria, que para el caso de exploración y producción ascenderían a niveles de entre 6 y 8 mil millones de dólares anuales a aplicarse en los próximos 10 años a través de recursos presupuestales y contratación de deuda.
En este lapso, la producción de crudo se podría elevar hasta cerca de 3.8 millones de barriles diarios, y la de gas a un poco más de 6 mil millones de pies cúbicos por día.
En refinación las inversiones requeridas son de 20 mil millones de dólares a aplicarse del 2001 a 2010 y tendrían como fin principal detener el deterioro del balance externo.
En gas será necesario ampliar la red de ductos y las estaciones de compresión, mientras para el proceso de regasificación se esperan inversiones privadas que permitan ofertar gas natural a precios competitivos.
Muñoz Leos destacó que si se pretenden vencer estas restricciones y hacer los esfuerzos necesarios para sacar a flote a la empresa también se deben encontrar mecanismos de financiamiento privado para el desarrollo y expansión, buscando el equilibrio entre el nivel adecuado de financiamiento público y contratar servicios suministrados por particulares.
Primero, mantener la capacidad productiva
El funcionario urgió a los involucrados en el futuro de Pemex a trabajar en una primera etapa que consistirá en mantener la capacidad productiva y luego en modificar la escala, el mayor cuidado tiene que darse en la eficiencia operativa y comercial; con estos elementos, aseguró, el valor de los activos petroleros propiedad de la nación aumentaría sensiblemente.
En estas condiciones Pemex sería un jugador importante en el mercado petrolero internacional y garantizará la seguridad energética del país; habría muchos más grados de libertad para promover alianzas con otras compañías y apuntalar la suficiencia y la seguridad regional en el mediano plazo.
A Pemex se le cargaron significados y compromisos históricos, se le hizo símbolo y baluarte, pero en los hechos ha sido la instancia que ha cargado buena parte del peso de los ajustes económicos de las últimas dos décadas. El sistema fiscal que se impuso no sólo ha sido altamente gravoso sino que está desvinculado de la operación y por ello no motiva la eficiencia.
Sin embargo, subrayó, ''no podemos contraponernos a los intereses del gobierno sino atinar a construir nuevas fórmulas que continúen ofreciéndole el importante aporte fiscal de la empresa, pero con impuestos que incentiven su crecimiento y su generación de valor y riqueza''.