JUEVES Ť 23 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť Irreversible, la decisión de Washington de desplegar el escudo antimisiles
De no lograrse un acuerdo con Rusia se retirará del ABM, advierte Estados Unidos
Ť Moscú quiere vincular una modificación del tratado a la reducción de armas nucleares
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 22 de agosto. Hasta el momento, y con la visita del subsecretario estadunidense de Estado, John Bolton, ya son cinco los altos funcionarios de ese país que viajan a esta capital en poco menos de un mes, y pese a ello Estados Unidos no ha conseguido que Rusia acepté modificar o dar por enterrado el Tratado de Misiles Antibalísticos de 1972 (ABM, por sus siglas en inglés), cuyo futuro inmediato sigue siendo motivo de serias discrepancias.
La administración del presidente George W. Bush, al incrementar las presiones sobre el Kremlin, no oculta que su intención es que en la reunión cumbre que sostendrán los mandatarios de Estados Unidos y Rusia, prevista para noviembre próximo en el "rancho texano" del anfitrión, se anuncie una fórmula conjunta que permita desplegar el controvertido escudo antimisiles.
El gobierno de Rusia quiere concretar antes la idea de vincular una eventual modificación del ABM a la reducción de armamentos nucleares, acordada por los mandatarios, en principio y de modo sorprendente, según quedó asentado en la breve declaración emitida al término de su encuentro en Génova, en julio pasado.
Al parecer, Estados Unidos no se da prisa para establecer los parámetros de dicha reducción e insiste en que, concluida la confrontación de la guerra fría, el ABM ha sido rebasado, toda vez que otras son las amenazas a la seguridad internacional, vi-sión que Rusia no comparte.
De esto han venido a hablar con sus contrapartes rusos, en las últimas semanas, la asesora de seguridad nacional, Condoleezza Rice, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y ahora el subsecretario de Estado, John Bolton.
En el mismo contexto hay que ubicar las recientes visitas de los secretarios del Tesoro, Paul O'Neill, y de Comercio, Donald Evans, cuya misión fue adelantar los beneficios económicos que obtendría Rusia de cambiar su actitud hacia el ABM.
Nada nuevo bajo el sol
A juzgar por una declaración de la cancillería rusa, que reiteró este miércoles el apego al ABM como premisa para cualquier re-ducción de armamentos, nada nuevo ofreció Bolton, más allá de una cierta voluntad de recortar los arsenales nucleares, pero sin precisar cuánto y cuándo.
En cambio, dejó un mensaje muy claro, en el sentido de que es irreversible la decisión estadunidense de sacar adelante el es-cudo antimisiles, con el visto bueno del go-bierno de Moscú o sin él.
En una entrevista, difundida por la emisora Ejo Moskvy, Bolton señaló que, si no hay acuerdo antes de la cumbre de noviembre, Estados Unidos no violará el ABM y sólo ejercerá su derecho de denunciar el tratado de manera unilateral, pero respetando el plazo de seis meses de anticipación que fija el propio documento.
Dio a entender que la forma es lo que menos importa e incluso bastaría una declaración conjunta de los presidentes George Bush y Vladimir Putin, en tanto es conocida la posición rusa de que los respectivos parlamentos tienen que ser la última instancia en que se decida el futuro del ABM.
"Creo que los presidentes (Bush y Putin) se sentirían decepcionados, si no logramos avances sustantivos hacia noviembre, pues de otro modo no tendrían de qué hablar en su reunión de Texas", subrayó Bolton, funcionario que mantuvo "consultas" con su homólogo, Georgui Mamedov, y el subsecretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Oleg Chernov.
El subsecretario estadunidense de Estado permanecerá unos días más de lo previsto en esta capital, en un intento por ser recibido por el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Igor Ivanov.
La cancillería local todavía no confirma dicha entrevista.
Por lo pronto, la siguiente ronda de negociaciones entre delegados rusos y estadunidenses tendrá lugar en Nueva York, el próximo 19 de septiembre, cuando se reúna Ivanov con su colega el secretario de Estado Colin Powell.