MIERCOLES Ť 22 Ť AGOSTO Ť 2001

Nora Patricia Jara López

Foro nacional de consulta Proequidad: incertidumbres

Con la urgencia de establecer políticas públicas que busquen la igualdad entre hombres y mujeres en México cerró la semana pasada en esta capital el primer foro nacional de consulta Proequidad, organizado por el Instituto Nacional de las Mujeres, en medio de incertidumbres que ponen en duda la pluralidad de la nueva estructura gubernamental y advierten del riesgo de que se convierta en una instancia panista.

Si bien desde el inicio la convocatoria por parte de la institución fue amplia e incluyente, los grupos tradicionales a favor de la lucha de las mujeres en nuestro país cuestionaron la premura de la invitación y el poco interés oficial por actuar a favor de la credibilidad y representatividad de la consulta, al no promover una búsqueda de correlación de fuerzas entre todas las organizaciones públicas o no gubernamentales que existen con este fin en México.

En dicho encuentro hubo de todo, desde la presencia de coordinadores y comisionados en políticas sociales y de seguridad de la Presidencia, hasta la participación del secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, quien esbozó la nueva política de género del actual régimen y la definió como una política pública en el ámbito nacional, lo que más tarde ratificó el presidente Vicente Fox, quien asistió junto con su esposa, Martha Sahagún, a un conocido hotel de la avenida Reforma a clausurar el acto, y que con la irrupción de reclamos de mujeres asistentes por la aprobación de la ley indígena reiteró su posición de rechazar los exámenes de ingravidez en el sector federal y la inclusión de la perspectiva de género en los trabajos y proyectos de su administración, para lo cual ha destinado 234 millones de pesos este año.

El fin es establecer una línea rectora que logre un nuevo marco legal a favor de la equidad entre los mexicanos. Pero en este afán de institucionalizar una "nueva política para las mujeres" como asegura la panista de Querétaro Patricia Espinosa Torres, presidenta del instituto, los hechos se separan del discurso y aparentemente se privilegia en la discusión la participación de agrupaciones poco representativas y que sin reconocimiento de liderazgo en el movimiento amplio de mujeres en México aprovechan para subirse al trabajo de cientos de miles de activistas por la defensa de sus derechos y los de todas las mujeres del país.

En las distintas mesas, divididas en cuatro temas, se escucharon las voces de nueve mil participantes, según las organizadoras, y se recabaron tres mil ponencias, de las siete mil que esperaban en un principio, al arrancar los trabajos el pasado 17 de julio en 22 estados de la República, en donde se realizaron 54 foros de consult,a que en la inauguración oficial fueron exhortados a dejar "las diferencias y simpatías" para discutir la experiencia de cada una de las organizaciones de mujeres participantes e idear, así, un marco normativo que favorezca la condición de la población femenil en nuestro territorio. Sin embargo en algunas de las mesas las diferencias se establecieron desde el principio: con la poca participación de representantes de distintos partidos políticos y la contrastante presencia de agrupaciones del y a fines al Partido Acción Nacional.

Desde asociaciones civiles, organizaciones no gubernamentales, empresarias, comunicadoras, feministas, académicas y hasta especialistas en desarrollo humano estuvieron a cargo de las diversas ponencias, en las que por momentos imperó la improvisación y el oportunismo, con el interés de incorporarse con ventaja a una política de "moda" que asume el lenguaje de género creado por las feministas desde los años veinte, pero dista en mucho de proponer espacios para que las mujeres luchen y hagan a favor de sus derechos y comienzan a manifestarse más como grupos que exigen una cuota de poder, mismos que generan desconfianza ante el discurso gubernamental y ponen en juego el prestigio de una instancia recién creada como el Instituto Nacional de las Mujeres, que está obligado, por el bien de las mexicanas y sus familias, a ser plural y promotor de la discusión de nuevas alternativas en la lucha por la equidad entre los géneros.