México
atraviesa por un momento de gran confusión: es quizá la caída
del PRI como partido en el poder, el reacomodo continuo de su militancia
en distintas regiones, la sensación, en muchos sectores, de que
Vicente Fox ganó las elecciones pero todavía no hay gobierno.
Esto aunque sus funcionarios emprendan reformas que profundizan las tendencias
mundiales de desmantelamiento del campo, su reconversión a un complejo
tramado de agroindustria-cinturones de maquila-corredores de servicio y
transporte, proyectos de prospección de recursos naturales de toda
índole, la apropiación de territorios y el agua, más
escasa y más concentrado su usufructo.
"El vaciamiento de las comunidades",
dice Gonzalo Chapela, "el hecho de que el campo es más femenino,
que están desapareciendo los ejidatarios, que no se reúnen
en asambleas, que todo el mundo emigra, que más de la mitad del
ingreso viene de otras labores que no son del campo" es un síntoma
de algo que para Miguel Tejero no es "sólo un problema de apertura
comercial, sino de todos los genéricos, cuya caída
ha sido impresionante en todo el mundo. Lo de la oferta y la demanda ya
no funciona, resulta que la manipulación de unos cuantos fondos
de inversión en la bolsa de Chicago o de Nueva York hace que se
arruinen un chingo de productores rurales de muchos países del mundo,
mediante movimientos financieros exclusivamente especulativos".No obstante
los campesinos se movilizan. Luis Hernández Navarro resume la situación:
En las últimas semanas parece haber una reanimación de la lucha rural que abarca a copreros en Guerrero, piñeros en Oaxaca y Veracruz, maiceros y trigueros en Sonora y Sinaloa, los sorgueros en Tamaulipas, los agricultores relativamente acomodados de Chihuahua. Esta reanimación se expresa en protestas más o menos radicales, que van desde las tomas de las instalaciones de Pemex en Sinaloa, hasta la detención de los camiones cargados con mercancía agrícola en Chihuahua y su devolución hacia la frontera, hasta el tirar piña y copra en Guerrero y Oaxaca, al lado de lo que son movilizaciones o protestas de corte tradicional, históricas, como las que se han venido sucediendo en la Montaña o en la Costa Grande de Guerrero.Y si la movilización campesina de las últimas semanas puede interpretarse con variadas perspectivas (para algunos es sólo un problema de dirigencias añejas y espacio de batalla para los gobernadores priístas que pasan a la ofensiva) parece urgente reconocer que en la ola que rompe "lo que estamos viviendo es que se aflojaron los hilos de control arriba y abajo y que el gran reto de los organizados es cómo dar conducción a un movimiento que termine construyendo una fuerza autónoma", aclara Luis Hernández, y alerta: "existe el peligro de engordar las filas de los líderes tradicionales, fortalecer a los gobernadores en su negociación con Fox, pero sería muy grave que ante un movimiento como el que estamos viviendo ahora privilegiáramos como esquema de interpretación el problema de las contradicciones dentro del aparato del Estado y el papel de los líderes tradicionales, que lo juegan y están ahí por sobre el aspecto de la movilización campesina".El recambio en el gobierno pesa: hay nuevas políticas, connotados empresarios agrícolas o gente de organizaciones filantrópicas ligada al mundo empresarial han sido nombrados funcionarios públicos, poniendo en marcha un conjunto de políticas --es una verdadera reforma institucional-- que han disparado en parte estas movilizaciones.
Tales reformas están afectando la relación tradicional entre los industriales, los procesos de comercialización y los productores rurales. Tras estas transformaciones hay una deliberada actitud de los nuevos funcionarios de no reconocer a los interlocutores tradicionales del mundo rural, a los dirigentes de las organizaciones campesinas, y la respuesta de estas dirigencias ante lo que consideran la pérdida de sus privilegios --más una disminución drástica de los subsidios que se daban para el funcionamiento de estas organizaciones-- está afectando las posibilidades de sobrevivencia de las organizaciones campesinas tradicionales, que han pasado a depender, en el caso de la CNC, de lo que logran recoger de los gobernadores en donde los gobernadores son todavía priístas. Es una protesta muy compleja que suma elementos del pasado con el presente. Existe la defensa de los intereses corporativos tradicionales de las dirigencias, pero además hay un malestar real de las organizaciones campesinas asociado a su vez con problemas históricos: lacaída de rentabilidad del sector, la apertura indiscriminada de las fronteras, etcétera.
Los factores nuevos son la promulgación de estos decretos para la comercialización y la canalización de subsidios en lo específico.
Todo ello hace suponer una situación de conflictos de inestabilidad; movilizaciones y protestas rurales en muchas regiones que configuran claramente un ascenso en la lucha, un ascenso muy complicado.
A ello se suma la utilización de este malestar rural, por parte de los gobernadores priístas y por parte del mismo pri como una forma de medir fuerzas con el gobierno de Vicente Fox. Queda la impresión de que el terreno rural se está convirtiendo en la primer prueba de fuerzas, en la primer gran cruzada entre el aparato priísta en lo general y la gestión de Fox en lo particular.
Además de estas protestas contra condicionantes concretas, el campesinado pobre del sur "quizá no se movilice por precios pero se moviliza por algo más global, más integral, como son los derechos, ahora que se empiezan a reconocer como indígenas". "Esos que vemos como indígenas" dicen otros "son los campesinos pobres que cuando se movilizan por precios son campesinos y cuando se movilizan por derechos son indígenas". Y movilizarse por derechos no implica sólo la lucha por las reformas constitucionales en materia indígena o una ley rural más justa. "Ha sido muy impresionante la reacción de las organizaciones" dice Alejandro Villamar "al llamado a organizar foros para entender e impugnar el Plan Puebla Panamá (PPP). No es sólo la lucha por el precio, el crédito, la tenencia de la tierra o los problemas de rezago; el enfoque va ya más allá de lo local". Esta visión coteja con quienes plantean que el reto para las organizaciones, ejidos y comunidades en el mundo rural no puede desligarse de una visión más integral, llamémosle regional: el ámbito de "las luchas territoriales". Por ejemplo, cuenta Andrés Barreda que en el área que va de Veracruz a Acapulco se plantea un corredor (caminos, maquila, prospección de recursos, agro-industria) como parte del PPP. "Parte de la problemática es que van a hacer una carretera, y van a comenzar a expulsar pueblos -- unos 20 mil campesinos del Popocatepetl-- y meterlos a trabajar a la maquila. A partir de esto surgen luchas campesinas por que no les expropien tierras, y la gente se está articulando con quienes pelean contra la maquila, y como la gente a la que le quitan la tierra son pueblos indios, se están articulando como tales. Esta es una lucha territorial que vincula una lucha campesina, indígena y urbana o ambientalista, incluso proletaria."
Es decir, ante una dinámica global (eso difuso que como monstruo se nombra neoliberalismo) hay que encontrar, dicen otros, sus síntomas y tejidos concretos a nivel regional. Si en los sesenta la máxima era "piensa global, actúa a nivel local" hoy parece que el foco de acción-pensamiento cambia de continuo entre uno y otro polo. En Baja California, por ejemplo, las huellas del monstruo están a la vista juntas. Siembra de transgénicos, aparición de tambos no etiquetados con residuos tóxicos abandonados en las calles de los barrios proletarios de Mexicali; lucha a plena luz del día entre los cárteles del narco; migración, pero también dilución de la frontera por el trabajar en Estados Unidos y vivir en la enorme favela a la que muta Tijuana. Acasillamiento y agroindustria en los campos de cultivo en San Quintín. Crisis pesquera (se desmanteló el empuje cooperativo de los atuneros hace unos años), aumento desmedido de mano de obra para la maquila, que a su vez crece explosivamente. Apertura de enclaves de bioprospección en el Mar de Cortés, nuevos corredores náuticos y carreteros transpeninsulares.
Si no barremos todos esos parámetros, si la gente
no comienza a entender su región pensándola con otras personas
y organizaciones de manera integral, las soluciones al ámbito rural
quedarán entrampadas en las grillas "del sector" y como en años
anteriores, la tentación de montarse en tales movimientos oscurecerá
la verdadera movilización popular.
foto izquierda: Montañas de Niño Loma, Chimborazo,
Ecuador, 1998
derecha: Antigua prisión en Dohuk, Kurdistán
iraquí, 1997