Ť Se reabre al público con tres exposiciones, tras dos meses de trabajos de remodelación
Recuperará el Museo Rufino Tamayo su carácter contemporáneo e internacional
MERRY MAC MASTERS
Conocido como Museo Rufino Tamayo a secas, o incluso por sólo el apellido del pintor oaxaqueño, a partir de su reapertura al público, después del reacondicionamiento de sus salas que llevó dos meses, el próximo 24 el recinto recuperará en la práctica la parte intermedia de su nombre. Es decir, el Museo de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo enfocará su actividad hacia el periodo de la década de los cincuenta hasta el presente, en el ámbito mundial.
Al respecto Osvaldo Sánchez, director del recinto, es crítico respecto del rumbo del museo como institución: "Para el Tamayo han sido nefastas las exposiciones tipo grandes homenajes. Son importantes, pero creo que la misión de un museo es mucho más compleja que homenajear a los artistas". Como equipo curatorial, "nos interesa cuestionar la idea de que lo que ofrecemos es un gran nombre y que salgas del museo reconociendo a un autor".
Cada vez más se impulsa la noción de cultura en la que el público se retroalimenta mediante su visita su modo de vida, de pensar, o la idea que tiene de sí mismo. Anota: "Desconfío mucho de estas exposiciones de asistencia masiva, con un público que va al museo como va al futbol, en términos de esta emoción de masividad".
En esa línea, y a fin de "funcionar a niveles distintos", el Tamayo reabrirá sus puertas con tres exposiciones: Operativo; Tamayo en papel: una posición ante la crítica y el mercado, 1926-1959, y Algo con que tropezar. Reflexiones sobre la escultura contemporánea.
Las nuevas muestras
Operativo, curado por el estadunidense Tobías Ostrander, que labora en el museo, comprende 25 obras en pintura, escultura, instalación y pintura mural, de Polly Apfelbaum, Carla Arocha, Ross Bleckner, Cadence Giersbach, Thomas Glassford, Pedro Barbeito y Beatriz Milhazes, cuyas fechas de nacimiento fluctúan entre 1949 y 1969. Sus formas de abstracción geométrica tienen como referencia directa las investigaciones del op art de la década de los sesenta.
"Nuestro afán ?enfatiza Sánchez? es romper con la idea de que lo contemporáneo es lo que se está haciendo desde hace cuatro meses o cinco años, esta especie de esnobismo de novedad, y entender que la contemporaneidad es un proceso que lleva cinco o seis décadas. Que lo que aparece ahora nuevo tiene antecedentes lógicos, históricos".
Tamayo en papel..., una revisión histórica de alrededor de 50 gouaches y acuarelas pertenecientes a colecciones nacionales, curada por Juan Carlos Pereda y Nuria Rico, plantea que Tamayo, no obstante haya sido capaz de rebasar los temas indigenistas que tanto le criticó a la Escuela Mexicana, también trabajó esta temática, y lo hizo, precisamente, para el mercado estadunidense. De esta manera se cuestiona el mito de que Tamayo estuvo en contra del indigenismo, agrega Sánchez.
Algo con que tropezar explora de manera didáctica los principales cambios experimentados por la escultura desde la segunda mitad del siglo XX hasta el presente. Curada por el equipo del Tamayo, incluye unas 20 piezas pertenecientes a diversas colecciones del país, desde la Fundación Televisa hasta la Escuela Nacional de Artes Plásticas/Academia de San Carlos. Figuran nombres como Donald Judd, Richard Long, Ernesto Neto, Juan Francisco Elso, Stephan Balkenhol, Richard Deacon, Sol Lewitt, Jake y Dinos Chapman.
Incorporación de otros servicios
Sánchez considera que un museo debe ser capaz de ofrecer una amplia gama de servicios, a fin de que la estancia en el museo no se limite sólo al recorrido de las salas. Con ese propósito se incorporó un cyberlounge en el patio central, con seis computadoras sólo para navegar en sitios de arte, unidades para escuchar arte sonoro, dos pantallas planas para ver documentación en video y un estante con revistas.
El proyecto inaugural del cyberlounge será del eslovaco Zden, quien exhibirá arte en red, y Demo Scene, con curaduría de Arcángel Constantini.
La antesala de la planta alta se rehabilitó para cafetería, librería y tienda. Sánchez explica: "sólo perdimos ocho metros de pared, lo que no implica un espacio museográfico muy grande". Además, "tiene condiciones de entrada directa; no hay que pasar por ninguna sala para llegar allí". Donde antes estaba la tienda, ahora se destinará al voluntariado y atención al público.
La inversión de más de un millón de pesos, en la que el Instituto Nacional de Bellas Artes participa con un aproximado de 20 por ciento, y el resto mediante apoyos de personas físicas y de la Fundación Rufino Tamayo, también previó el blanqueo de la mayoría de los pisos. Es decir, se quitó el barniz obscuro para uno más neutro, a fin de que la luz no refractara amarilla y se pudiera poner escultura a piso. Se remodeló la taquilla para que sea más moderna y ampliada. También se reforzó la iluminación exterior del museo.
Criterios de exhibición
¿Qué artistas van a exhibir en el Tamayo? Por un lado se harán exposiciones que icorporen a "varias generaciones donde, aunque sean internacionales, no implica que no vaya a haber artistas nacionales invitados", a la vez se mantendrá una agenda "nutrida y abierta"; por el otro, "se descentrará la potencialidad simbólica del recinto", en el sentido de que "todos los artistas mexicanos quieren su gran retrospectiva aquí. Esta es la misión de una sala de arte como el Palacio de Bellas Artes, por decir algo".
El titular del recinto aclara que no sólo renunciará a la tendencia de exhibir retrospectivas de artistas mexicanos, también evitara muestras de creadores sin peso internacional, ''pero que como los trajo una embajada los vamos a meter aquí''.
Sánchez agrega que se revisará la colección permanente por medio de pequeñas muestras para "contextualizar los artistas modernos que no son del período contemporáneo".