Ť Ofreció concierto en el Auditorio Nacional
Algunos hablan de cambio democrático, pero es un momento perdido: Jaguares
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El rugido de los Jaguares y las notas de la música mexicana hicieron enloquecer a las más de 10 mil almas que hicieron del Auditorio Nacional un templo donde el rock fue el dios a adorar y la energía el ritual que lo invocó. Saúl Hernández, Alfonso André y César López El Vampiro fueron los sacerdotes en una ceremonia musical, en la cual se presentó el más reciente disco del grupo, Cuando la sangre galopa, acto que constató el poder del rock mexicano.
Se trató de uno de los conciertos más esperados y que mostró por qué Jaguares es uno de los máximos exponentes de este género, pues hizo que la gente se prendiera con las místicas rolas de los músicos.
La presentación de esta banda fue un viaje por la historia creativa del jaguar mayor, Saúl Hernández, quien se dio el lujo de interpretar no sólo el material de su nuevo disco, sino que hizo que sus fans vibraran con piezas que alguna vez formaron parte de Caifanes.
Con una enorme bandera de México, que pendía de uno de los balcones del foro, el grupo se limitó a hacer lo que mejor sabe: tocar y tocar de una forma como pocas veces se puede ver, tratándose de bandas locales.
Dos horas y 15 minutos duró esta ceremonia musical en la que el rock absorbió la mala vibra e iluminó a los presentes con su pureza interpretativa, su potencia y su místico origen. Cuando la sangre galopa, El secreto, Como tú, La vida no es igual, En la Tierra, Nubes, La célula que explota, Aviéntame, Afuera y Detrás de los cerros fueron algunas de las canciones que Jaguares obsequió a su público en comunión.
Además de la contemplación espiritual que acompaña siempre a las composiciones de Saúl, el artista aprovechó el foro de Reforma para mandar un par de mensajes a los políticos: "Vivimos un momento extraño. Algunos hablan de un cambio democrático, pero otros pensamos que es un momento perdido. La política es muy importante para dejársela a los políticos", dijo el sacerdote mayor a los congregados, a quienes llamó a obedecerse a sí mismos y no hacer caso de voces externas.
Piden aprobar los acuerdos de San Andrés Larráinzar
Asimismo hizo un llamado a los gobernantes a aprobar los acuerdos de San Andrés, al tiempo que dijo que "podrán apagar una vela, pero no el fuego". Acto seguido el grupo dedicó una pieza a los muertos de Acteal. Por más de dos horas y tras interpretar 26 rolas, Jaguares enloqueció a su público, el cual aceptó gustoso el regalo que el grupo le hizo en forma de un mariachi (Gama Mil) que interpretó sendas piezas vernáculas, entre ellas: El son de la negra, Si nos dejan y El Rey.
Sin embargo, Saúl Hernández vivió por eso un momento algo embarazoso por no saberse la letra de Si nos dejan, canción que sin duda alguna fue la más coreada por los fieles, con lo que se demostró que a pesar de la dureza de algunos roqueros sus raíces se hunden en lo más hondo de su tierra.
Es así como el rugido de los Jaguares una vez más se escuchó, ahora acompañados por Chucho Merchant en el bajo y Leonardo Muñoz en las percusiones, músicos que fueron bien recibidos por el público, que a todos premió con grandes ovaciones, con lo que el ritual se dio por concluido.