domingo Ť 19 Ť agosto Ť 2001

Néstor de Buen

Noticias de la penumbra

Netzahualcóyotl de la Vega, representante de los trabajadores en la mesa de negociación para la reforma de la LFT, ha descubierto en alguna medida el velo de misterio que rodea a esos trabajos que se celebran bajo el cobijo de la STPS.

De acuerdo con una nota de nuestra Elizabeth Velasco (15 de agosto, p. 49), el principal obstáculo para el avance de los trabajos es la actitud de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), que exige la reforma del artículo 123 constitucional, sobre todo para eliminar el apartado B, ese que tiene a los burócratas de base en el limbo y a los de confianza, en la antesala del infierno. Pero obviamente no sólo para eso. Y dice Netzahualcóyotl, que es un hombre inteligente y enterado, que la comisión integrada no está capacitada para discutir una reforma al 123. Repito palabras de De la Vega, en la versión de Elizabeth: "Estos asuntos... están totalmente fuera de la agenda de discusión para la modernización de la Ley Federal del Trabajo, así como el promover la reforma del Estado como insiste la UNT".

Al parecer los trabajos van despacito y las ofertas del licenciado Abascal en el sentido de que en octubre se estará discutiendo públicamente el proyecto empiezan a padecer de incertidumbre. Son once designados por los empresarios y otros tantos de los trabajadores, con la salvedad de que, de éstos, tres representan a la UNT y los demás al Congreso del Trabajo, con lo que caben malos pensamientos. Y los de la UNT, que confían en la oferta de que todo se resuelva por consenso, según dicen que es la regla, no están satisfechos si no desaparece el apartado B que en el proyecto del PRD pasó a formar un capítulo de los trabajos especiales en la LFT. Y eso detiene los trabajos pero, por lo visto, así se estableció el compromiso: nada de mayorías; sólo consenso.

Si de lo que se trata es pasar al A lo que está en el B, sin duda que tienen razón los de la UNT porque, precisamente, actualizar la LFT puede implicar esa y otras reformas constitucionales. Yo sugeriría (lo que ya se hizo en la iniciativa del PAN) que se modificara la duración de las tres jornadas de trabajo para que fueran de la misma duración de ocho horas con salarios superiores en la jornada mixta y en la nocturna. Eliminaría, por supuesto, a las benditas juntas de conciliación y arbitraje para que la jurisdicción laboral dejara sin chamba a los ciudadanos representantes sectoriales, que no sirven para nada, y para que quedara en manos de jueces especializados dependientes del Poder Judicial. Y, entre otras cosas, lo que no se hizo en la iniciativa del PAN pero sí en la propuesta del PRD, suprimiría con marchas fúnebres al principio y después con el Himno de la alegría el apartado B, el maléfico invento de López Mateos.

Entiendo las razones de Netzahualcóyotl acerca de que en el escenario de la supresión del B harían falta otros personajes. Pero discrepo de mi buen amigo en aquello de que esa tarea le corresponde sólo al Ejecutivo Federal y al Congreso. El señor senador sabe mejor que nadie que la tarea en la que ahora participa, bajo el cobijo de la STPS, no es más que un trabajo preliminar que en el mejor de los casos haría suyo el Presidente de la República y con cara de iniciativa lo presentaría al Congreso. Y tanto respecto de la LFT como de la supresión de la burocrática (como consecuencia del deceso del B), si de reformar el 123 se tratara, el protagonismo estaría en el Congreso Permanente, ese que dio una buena batalla contra la alianza PRI-PAN nacida del despecho ante la proeza zapatista en su comparecencia en la Cámara de Diputados y que dio origen a que algunas de las Legislaturas de los estados, por primera vez en su vida, fueron independientes y votaron contra la iniciativa de esa pérfida alianza. šLástima que no hayan sido mayoría!

Las declaraciones de Netzahualcóyotl de la Vega tienen un valor especial. Porque lo que se ha mantenido en un discreto misterio, bastante difícil de observar dado el número de protagonistas, se empieza a airear.

šQué bueno sería que de esos trabajos en la oscuridad se hiciera reseña oportuna para la calle! Los temas que son de tanta importancia pública y que, a fin de cuentas, deben ser discutidos por un Congreso plural (šahí está el detalle!) más vale que se vayan aireando para que los demás podamos decir alguna cosa que pudiera servir. Pero más que los académicos y los profesionales o los profesionales académicos, importa que los trabajadores sepan lo que se está fraguando respecto de su destino. Y todo indica que las intenciones, nueva cultura laboral de por medio, serán de bendición absoluta para la paz de los sepulcros en beneficio de la flexibilización, la competitividad, la productividad y la calidad sin compromisos, como los de antes, con la justicia social. Y si no, šal tiempo! Ť