Un pacto gobierno-partidos puede esperar mejores tiempos: Garavito
Ť Continúa foro organizado por Casa Lamm y La Jornada
GEORGINA SALDIERNA
De la discrepancia en torno al acuerdo político con el gobierno, a las críticas contra el PRD, pasó el debate entre Rosa Albina Garavito, Silvia Gómez Tagle y Octavio Rodríguez Araujo, quienes el viernes por la noche participaron en la mesa El eventual pacto entre los partidos políticos y su influencia en el escenario nacional.
De entrada se marcó la divergencia entre los ponentes. Gómez Tagle, politóloga de El Colegio de México, se manifestó a favor de un pacto en temas puntuales, mientras que Garavito, ex senadora y ex diputada perredista, se pronunció en contra, con el argumento de que un acuerdo en las actuales condiciones de debilidad de la izquierda mexicana lo único que lograría es apuntalar lo que queda del viejo régimen y a las fuerzas de la derecha. Rodríguez Araujo, por su parte, señaló su oposición a un pacto que busca dar gobernabilidad a la actual administración, pero que a la larga sólo derivará en mayores problemas.
Reunidos en Casa Lamm, en el foro México después del 2 de julio y el mundo actual, Rosa Albina Garavito y Gómez Tagle coincidieron en que la izquierda mexicana presenta serios problemas que le impidieron tener las preferencias electorales en los comicios del año pasado.
"Nadie regala nada"
Primera ponente de la tarde, Rosa Albina Garavito destacó que en un acuerdo nadie regala nada. "Del pacto se obtiene lo que a él se lleva. Si a esa negociación se llega con la fuerza necesaria para arrancar lo que se visualiza como el interés general de la sociedad, será eso lo que se obtenga; pero si por el contrario a la negociación se llega con descrédito moral y con debilidad política, como es el caso actualmente del PRD, a lo sumo se logrará algún resultado para la institución partidaria y sus funcionarios políticos, pero para el país el resultado sería el retroceso de haber apuntalado los restos del viejo régimen y a las fuerzas de derecha", puntualizó.
Consideró preocupante la ausencia de un partido de izquierda fuerte y representativo en un país con tan alto nivel de rezago. La reactivación de la guerrilla en los últimos meses. Su presencia en el Distrito Federal habla de esa crisis partidaria, de esa desesperación que no encuentra espacio en la lucha legal; de la desesperación que se ha nutrido de una política económica excluyente, sostuvo.
Resaltó que el PRD pudo contener la desesperación y organizarla por la vía pacífica desde 1989 hasta el 2000. Pero si el gobierno no da un vuelco en su política económica, la violencia puede crecer, advirtió.
Ante esta situación preguntó si sería muy difícil que la izquierda organizada en el PRD hiciera un alto en el camino, dejara de lado sus lamentos y con la poca fuerza que aún le queda se volcara a los movimientos sociales, dejando de lado los cálculos electorales y sobre prerrogativas.
Para ello, dijo, el perredismo tendría que "valorar que lo más importante para llevar la alternancia a buen puerto es la organización de la gente por la vía legal y pacífica, y desde abajo. Mientras tanto, el glamour de un pacto entre las fuerzas políticas puede esperar tiempos mejores, cuando se haya construido la fuerza necesaria para salir de ese acuerdo con la buena nueva de que Fox, por ejemplo, da marcha atrás a su reforma fiscal, y que se acuerda una ley indígena que respeta los acuerdo de San Andrés. Bastarían esos dos logros para rencauzar la transición. Por desgracia no se avizora la fuerza de izquierda democrática moderna que obligue al gobierno a esos acuerdos. Esa es la penosa realidad", puntualizó.
En el foro organizado por Casa Lamm y esta casa editorial, Silvia Gómez Tagle defendió la idea de los pactos, porque "no son algo así como cortarse las venas y comprometer la vida y el alma para toda la vida y el futuro. Los pactos políticos son acuerdos sobre puntos puntuales. De otra manera significarían la renuncia de los actores políticos a su propia identidad", subrayó.
Aunque el PRD tiene problemas, Gómez Tagle dijo que también registra logros. Así, destacó como un mérito indiscutible que en la última década haya logrado constituirse en una fuerza política nacional estable, tras su nacimiento en 1989, el año en que cayó el Muro de Berlín y se reconoce el fracaso del socialismo real.
En su ponencia sostuvo que el PRD es un actor fundamental de la transición, tan importante como lo sigue siendo el PRI y lo es el PAN. En este marco dijo que las tres organizaciones políticas deben verse como los responsables para dar los primeros pasos hacia una transición pactada.
Sobre este último tema manifestó que la transición mexicana se ha dado sin pactos políticos. Lo que hay es el resultado de una elección que se reconoce como legítimo; que lo reconoce el PRI, que es un gran mérito, y que permite que haya un partido nuevo que llegue a la Presidencia y a partir de ahí se empiecen a restructurar relaciones que llevaban 70 años.
En ese proceso, manifestó, es necesario construir una nueva institucionalidad y "no podemos esperar que la izquierda sea fuerte para que realmente pueda ser la fuerza mayoritaria que conduzca a la transición de este país".
Señaló además que si bien no tiene una fuerza mayoritaria, el PRD sí es un partido fuerte. De acuerdo con la politóloga, los tres principales partidos deben discutir qué es lo que pueden acordar. Por ejemplo, con Acción Nacional se pueden pactar aspectos de la transición que tengan que ver con la transparencia, la recuperación del pasado y el derecho a la información. Con el PRI se pueden discutir cuestiones que tienen que ver con el desarrollo rural y una reforma fiscal que no afecte a la población.
Por su lado, Octavio Rodríguez Araujo subrayó que con el pacto, Fox propone lograr consensos para que haya gobernabilidad, misma que se puede perder por el establecimiento de leyes y políticas impopulares y si no se convence a las fuerzas opositoras, entre otras razones.
Ante la poco probable capacidad del gobierno para convencer a la mayoría de la población, y menos en una dinámica de recesión, desempleo y deterioro del nivel de vida, agregó que Fox busca el consenso de los partidos políticos. Con ello aspiraría a renovar la legitimidad del 2 de julio, a pesar de que no está cumpliendo sus promesas de campaña.
Por lo demás, consideró que un acuerdo de la oposición con el gobierno no le reportaría ningún beneficio que no haya conseguido ya. A menos que estemos hablando de partidos que en realidad no son de oposición, porque una cosa es oponerse para ganar una senaduría, y otra por diferencias ideológicas y políticas.
Refirió que el pacto es para evitar la ingobernabilidad, pero si los partidos se comprometen con un gobierno que da migajas al pueblo, se desprestigiarían, serían rebasados por la sociedad y ésta buscaría otras vías de expresión. Si ello ocurre se tendría una mayor ingobernabilidad.
Pidió a la oposición entender que su lógica es diferente a la del gobierno, o en todo caso que informen cuál es la ganancia que obtendrían de un pacto, pues si para algo sirve la alternancia es para comprender que si el gobierno no hace su trabajo, puede ser sustituido. Luego entonces, ¿para qué un acuerdo con quien se tratará de vencer en otra elección?, preguntó.