MACEDONIA: ¿PAZ O TREGUA EFIMERA?
Entre
el gobierno de Macedonia y el Ejército de Liberación Nacional
(ELN), formado por macedonios albanófonos que se consideran albaneses
y cuentan con el apoyo de Albania, se ha llegado a un acuerdo de paz, garantizado
por la presencia de las tropas de la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN), que recogería las armas de los guerrilleros
(o mejor dicho, las que estén dispuestos a entregar). La impresión
que deja es terrible. Los mismos protagonistas del drama de Kosovo están
presentes en Macedonia y no puede evitarse el recuerdo de su intervención
en el agravamiento de la tensión interétnica en la zona.
En primer lugar está la OTAN, el "brazo largo"
de Estados Unidos en la zona, el ejército que responde a los intereses
de Washington, compuesto por soldados europeos y pagado por los gobiernos
de Europa. En vez de tropas neutrales, como las de Naciones Unidas (EU,
dicho sea de paso, le debe a la ONU más de mil millones de dólares
que se niega a pagar, paralizándola), se envían tropas que
magnificaron la represión serbia en Kosovo, ayudaron a la guerrilla
separatista proalbanesa, separaron a la región de Yugoslavia cambiando
incluso su moneda por el marco, nombraron policías a los terroristas
que bregaban por incorporarse a Albania bajo la tolerante ocupación
de la OTAN y fomentaron así crímenes racistas contra serbios,
búlgaros, gitanos y las expulsiones masivas de cientos de miles
de personas.
Está también el gobierno de Tirana que fomenta
el sueño de la Gran Albania, o sea, la incorporación a su
país de las minorías de lengua albanesa presentes en Serbia,
Grecia y Macedonia, que sólo puede hacerse con violencia. Está
igualmente la CIA, cuyo director general, Tenet, ha nacido en Albania y
pretende rehacer el mapa de los Balcanes para aislar a Rusia, encerrar
a Grecia, reforzar la presencia turca y dividir a los europeos.
Está también el nacionalismo racista, complicado
con ingredientes religiosos: los eslavos son mayoritariamente cristianos
ortodoxos y los albaneses mayoritariamente musulmanes. Ambas etnias se
han masacrado entre sí por siglos, y por siglos los albaneses fueron
soldados, funcionarios y recolectores de impuestos del opresor otomano
de los eslavos, de modo que estimular ese nacionalismo o simplemente llamar
"albaneses", como hace la prensa occidental, a los ciudadanos macedonios
o yugoslavos albanófonos es irresponsable e incluso criminal.
Para colmo, igual que en Kosovo, los dirigentes dispuestos
a negociar con la otra parte (como era el kosovar Ibrahim Rugova o como
es Ali Ahmeti, líder del ELN en el caso de Macedonia) fueron y son
desbordados por los extremistas "duros" que sólo quieren la Gran
Albania (o sea, el desmembramiento de los Estados donde son minoría).
¿Cómo es posible entonces una paz verdadera
si la OTAN inevitablemente va a atizar el fuego al adoptar, ante los macedonios,
un sesgo pro albanés y los odios raciales y religiosos están
lejos de haber sido sometidos? Los países que envían tropas
¿no han aprendido nada de su aventura yugoslava y de su papel en
Kosovo? ¿Europa no puede tener una política diferente a la
aplicada por EU, cuyo Congreso acaba de aprobar una ley prepotente y escandalosa
que impide someter a juicio a soldados del Pentágono por parte del
Tribunal Penal Internacional de La Haya, y que amenaza con invadir Holanda
para, eventualmente, rescatarlos?
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