SABADO Ť 18 Ť AGOSTO Ť 2001
Víctor M. Quintana S.
Las chispas de la hoguera
Desde las feraces tierras del Valle del Carrizo, en Sinaloa, se vino don Ramón Uribe a los arenales pelones de la frontera a lanzar su profecía. Su clarividencia de guerrero y campesino lo hace develar lo que entrañan estas afanosas movilizaciones de productores rurales de Sinaloa, Sonora y Chihuahua: "Estas son las chispas de una hoguera que pronto abrasará el campo mexicano."
El Frente Nacional para la Defensa de los Productores Agropecuarios realizó el 14 de agosto, en Ciudad Juárez, la segunda etapa de su gira nacional de acción y lucha. La primera fue la propia constitución del frente, en el combativo ejido de El Tajito, en Guasave, Sinaloa, apenas el 3 de agosto.
Luego se realizó el segundo foro del frente bloqueando el puente internacional Zaragoza, con un pie del lado mexicano y otro del lado americano, con el tránsito de tráileres parado durante tres horas. En lugar de letras de nieve seca, en el suelo, el dibujo de una calavera y una consigna contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), hechas con el maíz derramado de un contenedor. Maíz estadunidense maloliente, amarillo, con gorgojos negros.
Foro sui generis, foro norteño. Primero se lee el Manifiesto Agropecuario Nacional. Un breve diagnóstico en el que todo el país estaría de acuerdo: las políticas erróneas implementadas en el sector agropecuario, los últimos 18 años, lo han conducido al desastre.
Enseguida van, escuetas y sin rodeos, las cinco demandas: reducción inmediata de 50% en los precios del diesel y los fertilizantes, así como las tarifas de energía eléctrica para uso agrícola. Control estricto de importaciones agropecuarias, con la participación de los productores, para fijar aranceles, cupos, periodos de importación. Cambio de política agropecuaria nacional, mediante la aprobación de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable. Solución a los problemas de financiamiento en el campo. Apoyos a los productores para comercializar sus cosechas y entrega inmediata de los almacenes.
Micrófono, mejor dicho, altoparlante libre. Dirigentes y no dirigentes. Denuncias claras a la política agropecuaria federal y exigencia de acciones prontas. Por forzado auditorio, los conductores de los tráileres varados, la Border Patrol, los azorados marshalls del lado estadunidense. Luego se lee el breve plan de acción: Siguiente foro de esta gira campesina de acción y lucha, el 30 de agosto en el Puerto de Veracruz. Buscar la integración de más organizaciones al Frente Nacional. Buscar la relación con otros esfuerzos de coordinación campesina. Invitar a todos los productores a sumarse a las acciones, no necesariamente al foro.
Cuatro características llaman la atención de este nuevo movimiento campesino. Primera: no hay ideologización de los planteamientos, hay consensos esenciales que reflejan las propuestas campesinas para solucionar los problemas que todos sienten y comparten. El trasfondo es muy simple: considerar la multifuncionalidad productiva, ecológica, social y cultural de la agricultura campesina, y darle el lugar que se merece en la vida nacional. Segunda: el discurso es la acción. A diferencia de las interminables deliberaciones y listas de oradores de otros espacios, aquí se consensan rápido las acciones porque lo demás está muy claro. No hubo una "comisión preparatoria" para constituir el Frente Nacional. No hay agotadoras órdenes del día. "Aprobamos rápido el manifiesto, ahora vamos a bloquear el puente", gritan los ansiosos campesinos. Tercera: liderazgos compartidos. Los dirigentes estatales comparten su autoridad con los regionales y éstos con los locales. Hay vacuna contra los caudillismos. Y, cuarta, el afán de unidad y de impacto nacional: hay una gran conciencia de la necesidad de unir todas las ramas, todas las regiones, todas las organizaciones gremiales al movimiento, pues es la única forma de lograr las transformaciones de política que el campo necesita. "Busquemos a los cañeros, a los piñeros, a los cafetaleros... urge que todos nos pongamos de acuerdo y actuemos de conjunto", reclaman voces de todos lados.
Es indudable que las cosas y las personas han cambiado en el campo.
Dieciocho años de política neoliberal han democratizado el desastre, han homogeneizado a los productores en la crisis. Los han hecho más pragmáticos, unitarios y eficaces en su actuar. Les han dado el manejo de mucho más elementos de análisis de políticas públicas y no les permiten quedarse en la utopía agraria, sino los hacen elaborar propuestas de corto plazo.
Por esto y porque va prendiendo la gira de acción y lucha del Frente Nacional para la Defensa de los Productores Agropecuarios, la profecía de don Ramón puede cumplirse.