VIERNES Ť 17 Ť AGOSTO Ť 2001

Ť Las autoridades han detectado más de mil redes de traficantes de niños y pederastas

Crece el comercio sexual infantil por Internet

Ť Los derechos de menores son desconocidos por gran número de funcionarios municipales

MATILDE PEREZ U. ENVIADA

Cancun, QR, 16 de agosto. Para México la globalización trajo también el incremento del comercio sexual infantil, ya que a la fecha las autoridades han detectado por lo menos mil redes de traficantes de niños y pederastas, principalmente de Estados Unidos y Europa, que utilizan Internet. Ante ello, urge una legislación que atienda ?en esa dimensión? ese delito, destacó la secretaria de la Comisión de Grupos Vulnerables de la Cámara de Diputados, Laura Pavón.

"Es un delito incalificable que no está reglamentado en el marco jurídico; es una tarea que los legisladores debemos atender. Además, los mexicanos no somos los únicos que queremos defender a nuestros niños de los pederastas; están también las autoridades de Asia y de los países del este. Hay que actuar ante este delito globalizado", dijo.

Por eso consideró que en la reunión internacional a realizarse a fin de año en Japón, donde se tratará el tema, los legisladores tienen que estar presentes.

Al participar en el sexto congreso del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) también comentó que ante el "terrible asunto" de la violencia sexual contra los menores, las autoridades municipales deben hablar abiertamente del problema en los consejos de participación ciudadana. Además de reconocer el empobrecimiento de las familias, el abandono de los niños y la explotación sexual como "alternativa familiar o individual" para obtener recursos, los alcaldes y DIF municipales deben acercarse más a los ciudadanos para actuar coordinadamente.

"Nada podremos hacer como nación si no protegemos a los niños, y en eso los municipios son mano. Tienen la obligación y deber de atender que los derechos de los niños se cumplan", asentó.

Sin embargo, los derechos de los niños son desconocidos por un buen número de funcionarios municipales. Durante el congreso, varios de ellos preguntaron si existía el marco legal correspondiente. También fueron reiterativas las dudas en torno a qué hacer con los niños maltratados en el seno familiar, ante "la falta de albergues".

En esta reunión en la que sólo algunos se han atrevido a hablar de la violencia intrafamiliar, las escasas historias muestran la dimensión del problema, como el caso de una campesina: "yo tenía nueve años, un día mi mamá salió a trabajar y llegó un tío a la casa -mis hermanos estaban afuera, jugando-, entonces él me dijo que me desvistiera y yo no quise, por lo que me empujó a la cama y me violó, y así fue hasta que cumplí 12 años y empecé a reglar; entonces, por fin me dejó en paz".

Se conoció además el caso de una mujer cuyo esposo la dejó para irse a trabajar a Estados Unidos. Durante años no tuvo noticias del marido y decidió tener otra pareja. Su cónyuge regresó y la encontró embarazada de su segunda pareja, pero dejó que el niño naciera para cercenarle los genitales.

También se dio la presentación -por la asistente de Protección Infantil del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Igone Guerra- de dibujos de niños que presentaban a su padre como el "ogro" que se los come, o bien quien lo mantiene en vilo con las dos manos en el cuello y el niño pidiéndole le perdone la vida.

"Son casos reales que nos ponen en alerta de lo que pasa en las familias. La casa, espacio que debería ser de protección para la infancia, se convierte en alto riesgo", apuntó Guerra. Agregó que una encuesta que en 1999 realizó la Unicef junto con el Gobierno del Distrito Federal sobre violencia intrafamiliar reveló que en uno de cada tres hogares se vive un ambiente de violencia familiar, hay maltrato emocional o intimidación, abuso físico o sexual.

El estudio reflejó que los miembros de la familia más agresivos fueron el padre, con 49.5 por ciento, y la cónyuge con 4.1 por ciento; las víctimas más frecuentes, los hijos, con 44.9 por ciento, y la cónyuge con 38.9 por ciento. Más de un 70 por ciento de las entrevistadas dijo que las situaciones de maltrato podrían repetirse, pero sólo 14 por ciento de los hogares que sufren violencia buscan algún tipo de ayuda, abundó.

La violencia se convierte en una "cultura" que se transmite de generación en generación y que, en muchos hogares, es aceptada. Además, en México hay un rezago legislativo para afrontarla con mayor vigor, explicó. "En 14 estados ya se aprobaron leyes para prevenir y sancionar la violencia familiar, pero en 21 se exculpa el rapto si se da el matrimonio, y en muchas entidades todavía existe el derecho de corrección. Estos datos muestran que se puede exculpar a quien comete un delito por el simple hecho de aceptar el matrimonio".