La fotógrafa chamula Xunka' López Díaz recrea con imágenes su infancia
Ť El volumen se ofrece en las lenguas tzotzil, español e inglés
MERRY MAC MASTERS
Expulsada de su comunidad chamula a los cuatro años, junto con su familia evangélica, algo que lamenta Xunka' López Díaz (Joltzemen, Chiapas, 1971) es tener apenas una que otra fotografía de su niñez. Integrante desde hace un lustro del Archivo Fotográfico Indígena, en San Cristóbal de las Casas, Xunka' encontró la manera de recrear su vida de ''chiquita'' mediante el libro Mi hermanita Cristina, una niña chamula (AFI, Ciesas, Coneculta Chiapas, 2000) que será presentado hoy a las 19:30 horas en el Centro de la Imagen, en Plaza de la Ciudadela 2, Centro Histórico.
La edición trilingüe (en tzotzil, español e inglés) reúne dos historias. Por un lado, Xunka' relata con imágenes la vida de la más pequeña de sus ocho hermanos, desde la ropa que usa, cómo se lava el cabello, los menesteres de la comida, cosiendo, en el puesto de su mamá en el mercado. Por el otro, Xunka' escribe su propia historia.
Recuperación de la infancia
Xunka' conoció a Carolina Duarte, directora del AFI, cuando formaba parte de un grupo de mujeres que impartían clases de alfabetización. Recuerda que Duarte les propuso tomar fotografías. Así descubrió que la foto le permitía mirarse a sí misma, a la vez que se convertía en un recuerdo. En ese entonces Cristina tenía cinco años y empezó a registrar su crecimiento.
Xunka' se interesó en otros temas. Cuando primero se le propuso realizar el libro, quiso hacerlo acerca de ''los niños que trabajan en la calle'', porque a los cinco, seis y hasta diez años ''uno debería estar en la escuela estudiando''. También se sintió reflejada en aquellos niños vendiendo chicles y artesanías. Sin embargo, Duarte le insistió en que recuperara su propia infancia. Antes debió pedir permiso a su padre para retratar a Cristina, pues su mamá no quería porque el libro se iba a vender. Xunka' explicó que se trataba de mostrar su trabajo.
Duarte explica que Xunka' López Díaz es una de los seis fotógrafos indígenas que trabajan de manera fija para el Archivo Fotográfico Indígena y desempeña tareas de capacitación, colección y difusión, lo que le ha permitido viajar a Islandia y Nueva York. La idea es que cada uno tenga su libro. Como parte del proyecto ya se han publicado Creencias, de Maruch Santís Gómez, y Camaristas, trabajo colectivo.