JUEVES Ť 16 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť El INBA rinde homenaje a la escritora inglesa con motivo de su 60 aniversario luctuoso
Virginia Woolf concibió el goce estético como un fin supremo
Ť Harta del acecho de la locura, la autora de Una habitación propia se suicidó en el río Ouse
Ť ''Todo lo he perdido, excepto la certeza de tu bondad'', escribió en una carta a su esposo
DE LA REDACCION
Su repentina ausencia y el adiós por escrito a su cónyuge ameritó un reporte urgente del periódico The New York Times, que en su edición del 3 de abril de 1941 publicó una escueta noticia, procedente de Londres. Cuatro palabras componían el titular: ''Virginia Woolf Believed Dead" (Se cree que Virginia Woolf murió).
Una línea más abajo, el sumario informativo ofrecía otros detalles: ''La novelista pudo haberse ahogado el 29 de marzo". El declarante era Leonard Sidney Woolf, esposo de la escritora, quien relató que su mujer ''fue a caminar el pasado viernes, después de una carta de despedida, lo que hace pensar que se ahogó; sin embargo el cuerpo no ha sido recobrado".
La presunción se confirmó: Virginia Woolf, harta del acecho de la locura, se suicidó en el río Ouse, donde Leonard halló su bastón y, posteriormente, apareció el cadáver con los bolsillos de la ropa llenos de piedras. Ella misma los había abultado.
Actos en varias sedes
Este 2001 se cumplen 60 años de aquel suceso y a modo de homenaje el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) organizó un conjunto de actividades que comienzan hoy a las 19 horas en la Sala Adamo Boari con una mesa redonda en la que participarán Ana Clavel, Alicia García Bergua, Marta Lamas, Eduardo Antonio Parra y Raquel Serur.
El programa continuará el 17, 20 y 30 de agosto en diversos foros de la ciudad y ciclos de cine, así como lectura de textos.
La carta que recibió su marido, aquella primavera, decía: ''Mi muy querido Leonard: siento que me estoy volviendo loca de nuevo y sé que no puedo pasar por eso otra vez. Comienzo a oír voces y no puedo concentrarme. Por eso voy a hacer lo mejor. Me has proporcionado la mayor felicidad existente. Has hecho en todo momento todo lo humanamente posible. Pienso que dos personas no pueden ser felices de esta manera. No puedo seguir luchando por más tiempo. Siento que estoy destrozando tu vida. Mira, ni siquiera puedo escribir esta nota. Tampoco puedo leer. Pero lo que quiero decirte es que cualquier felicidad que haya existido en mi vida me la has proporcionado tú. Has sido increíblemente paciente y bueno conmigo. Todo el mundo lo sabe. Si alguien hubiera podido salvarme, ése hubieses sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo continuar destrozando tu vida por más tiempo. No creo que dos personas puedan ser tan felices como nosotros lo hemos sido".
Tormentoso episodio, el de su muerte y enfermedad mental (identificada como trastorno maniaco-depresivo) marcaron la biografía de Virginia Woolf, autora de una literatura que sobresale y se impone a su trágica desaparición.
Predilección por el tema femenino
Figura señera de la novelística inglesa experimental, destacan entre sus obras El cuarto de Jacob, La señora Dalloway, Orlando y Las Olas. Autora de ensayos, muestra predilección en ellos por la condición de la mujer, como en Una habitación propia (1929) y Tres guineas (1938)
El asunto femenino le interesaba a Woolf no sólo como tema literario. Su padre, sir Leslie Stephen, escritor, había sido un prominente victoriano, cuidadoso de las formas y costumbres de la época, quien se preocupó porque sus hijos crecieran entre libros y artes y alentó la afición de Virginia por la lectura. Ella sin embargo resentirá la rigidez paterna y más tarde desarrollará un espíritu emancipado que la condujo al grupo de Bloomsbury, integrado por ''individualistas que esgrimen como fin supremo el goce estético", apunta Flora Guzmán, catedrática de la Universidad de Jujuy, Argentina
Los miembros de la agrupación ''tenían gustos sofisticados y se movían dentro de un ambiente bohemio, más libre, del que se destierra cualquier sobrevivencia de la moral victoriana". Entre sus miembros estaban J.M. Keynes, E.M. Forster, Bertrand Russell, Roger Fry, y más tarde el escritor T.S. Eliot. Luego, con su esposo Leonard, Virginia Woolf fundó la editorial Hogarth, dedicada a la publicación de textos experimentales.
Este fue su otro acecho perenne, el de las letras, el que la vivificó; el otro, el temor a la locura, le cerró para siempre los ojos con una venda de agua, hace seis décadas.