jueves Ť 16 Ť agosto Ť 2001
Kate GilmoreŤ
México: verdad y justicia, la única vía
Los que olvidan el pasado están condenados a volver a vivirlo. Estas palabras del filósofo George Santayana deberían de resonarle en los oídos a los que están buscando una solución para los casos de violaciones a los derechos humanos pendientes en México.
México tiene un largo historial de violaciones de los derechos humanos. La tortura, las ejecuciones extrajudiciales, las "desapariciones" han destrozado las vidas de cientos de personas y continúan afectando a sus familias.
Verdad, justicia y reparación son la piedra angular sin la cual no se puede construir en México una sociedad más justa. Verdad, justicia y reparación es la demanda indivisible y legítima de las víctimas y sus familiares, demanda que las instituciones del Estado han venido tantas veces ignorando.
Al no investigar las alegaciones de tortura, al no esclarecer la suerte de los "desaparecidos", al mantener en el desamparo a las víctimas y sus familiares, instituciones como la PGR, la justicia militar y el Poder Judicial muestran un saldo claro de falla en sus deberes constitucionales y en los compromisos jurídicos internacionales de México.
Dichas entidades, y otras, como la CNDH, que deberían haber efectuado un trabajo imparcial, oportuno y eficaz de protección de los derechos humanos, no lo han hecho, perdiendo la confianza y el respaldo de la ciudadanía, y evidencian la necesidad de emprender una profunda y genuina transformación institucional.
Ante este panorama de desamparo, frente a la injusticia y a la impunidad imperantes, algunos miembros de la administración del presidente Fox propusieron establecer una comisión de la verdad para conocer casos de violaciones de derechos humanos.
No cabe duda que la creación de una comisión de la verdad podría impulsar la postergada búsqueda de verdad, justicia y reparación. Lo esencial es que exista una auténtica voluntad política de dotar dicha comisión de un mandato y de poderes y recursos reales. Solamente así se puede asegurar que no se trate de una medida meramente "cosmética" con miras a promover el perdón o el olvido.
Es importante recordar que la justicia es un elemento fundamental del propio concepto de reparación, y que una comisión que se limite a ofrecer reparaciones meramente monetarias, sin acceder a la verdad y la justicia, no recuperaría la confianza de las víctimas, los defensores de los derechos humanos y el conjunto de la sociedad mexicana. Esta confianza hay que conquistarla en los hechos, pues son insuficientes los puros enunciados de intenciones.
Las experiencias de países que establecieron comisiones de verdad son muy variadas, pero permiten identificar unas condiciones mínimas que Amnistía Internacional considera indispensables para una comisión de la verdad que cumpla realmente con las expectativas de las víctimas y sus familiares, con las obligaciones internacionales de México, y que no admita el triunfo de la impunidad.
Además de esclarecer las violaciones de derechos humanos, la comisión de la verdad debe establecer las responsabilidades institucionales e individuales por ellas. Con este fin, se le debe dar atribuciones legales que le permitan hacer comparecer necesariamente a personas presuntamente involucradas en los casos investigados y a testigos, visitar los lugares de los hechos, y requerir la información necesaria de las dependencias estatales. Igualmente, una comisión de la verdad debe estar autorizada para establecer los mecanismos de confidencialidad y otros necesarios para la protección de quienes comparezcan ante ella.
Una comisión de la verdad, cuya integración debe suponer la participación de miembros de demostrada objetividad, imparcialidad y compromiso con los derechos fundamentales, y con el apoyo de organismos internacionales, deberá actuar en el marco de los estándares internacionales sobre la materia. Los resultados de sus investigaciones deberán ser públicos y ampliamente difundidos, y la documentación que recoja debe ser remitida a los tribunales para determinar eventuales responsabilidades penales y las sanciones correspondientes.
Debe tenerse claro que una comisión de la verdad no sustituye el sistema judicial en sus funciones, sino que puede apoyar y complementar su trabajo de investigación, enjuiciamiento, sanción y reparación. Por otra parte, concebido el trabajo de una comisión de la verdad como parte de un proceso de afianzamiento de los derechos humanos, puede además servir de catalizador para transformar a instituciones ahora inoperantes y contribuir a que reconquisten la confianza de los ciudadanos.
Estos principios básicos han sido planteados por Amnistía Internacional al gobierno mexicano en una carta en la cual también se solicita conocer los términos exactos de la propuesta de una comisión de la verdad para su país.
De frustrarse una comisión de la verdad construida sobre estos principios básicos, y de no darse los necesarios cambios institucionales, cualquier iniciativa puramente discursiva constituirá otro callejón cerrado para la memoria de las víctimas y el sufrimiento de sus familiares. Asimismo sería una refutación de las promesas del presidente Fox de que bajo su administración México no sería más "una referencia de descrédito en materia de derechos humanos", y que tales derechos el gobierno iría a "protegerlos como nunca, a defenderlos como nunca y a considerar una cultura que repudie cualquier violación y sanciones a los culpables".
Ť Este artículo, escrito por la secretaria general adjunta de Amnistía Internacional, refleja la postura oficial de ese organismo