Consagró el cardenal Norberto Rivera a tres obispos auxiliares
JOSE ANTONIO ROMAN
Ante las múltiples y en ocasiones profundas divisiones existentes entre los hombres, que amenazan incluso a la misma Iglesia, una de las tareas esenciales del obispo es ser factor de unidad con la sociedad misma, afirmó el cardenal Norberto Rivera Carrera, al consagrar a tres nuevos obispos auxiliares de la Arquidiócesis de México.
Ante una veintena de obispos de todo el país, el nuncio apostólico, Giuseppe Bertello, y miles de feligreses que llenaron la Basílica de Guadalupe, el cardenal dijo que el obispo tiene la responsabilidad de enseñar el dogma y la moral en la porción del pueblo que se le confía. Le corresponde discernir, aclarar, corregir si es necesario, para que la fe se manifieste según la tradición de la Iglesia con fidelidad real del magisterio.
Dijo que bajo este principio se debe entender la autoridad propia que tiene el obispo, pero siempre sometida al mandato del Papa.
El cardenal Rivera tiene ya ocho obispos auxiliares, los mismos que tuvo en sus mejores años su antecesor, el cardenal Ernesto Corripio Ahumada.