MARTES Ť 14 Ť AGOSTO Ť 2001

Ť No habrá violencia pero sí resistencia para que dejen de imponer sus políticas

Delegados de 35 países consolidan frente social para actuar en las reuniones del BM-FMI

Ť La globalización ha sido discriminatoria y ha generado pobreza, afirman

MATILDE PEREZ

A prácticamente dos años de las protestas masivas en contra de la globalización que empujan el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial de Comercio (OMC) y los ocho países más industrializados del mundo que conforman el Grupo de los Ocho (G-8), 250 delegados de 35 países acordaron consolidar un frente común de movimientos sociales -campesinos, indígenas, mujeres, organizaciones no gubernamentales, iglesias, académicos, científicos- y una unidad latinoamericana para actuar con mayor fuerza en las próximas reuniones de esos organismos.

En el encuentro internacional de movimientos sociales, los delegados participantes decidieron continuar con las grandes movilizaciones y manifestaciones pacíficas en contra de esa globalización que ''sólo ha generado discriminación, exclusión, pobreza, saqueo de las trasnacionales sobre los recursos naturales y genéticos. Un desastre económico y ambiental''.

Aseguraron que estarán presentes en la cumbre mundial sobre seguridad alimentaria Roma más cinco, a realizarse inicialmente en Italia, y en la de comercio, en Qatar. A este último lugar tratará de llegar una enorme delegación en un barco que zarpará de Italia debido a que el gobierno de Qatar les está negando las visas. ''Si no nos dan permiso de anclar, el mundo se enterará de lo que pasa'', advirtieron.

El hondureño Rafael Alegría, representante de Vía Campesina, puntualizó que en esas movilizaciones ''no generaremos violencia, pero sí resistencia. Los violentos son los gobiernos al activar a las policías para supuestamente controlar a los manifestantes''. Eso es una muestra para el G-8 y los grandes grupos financieros de la urgencia de hacer un cambio y que dejen de imponer sus políticas.

La coyuntura internacional, dijo, ha cambiado en los últimos dos años, hay una crisis en los organismos financieros internacionales y los movimientos de resistencia, con acciones y propuestas, han crecido como no podíamos imaginarnos. Pero también el Banco Mundial busca estrategias para fracturar este movimiento, ya empezó a trabajar con las iglesias -particularmente con las protestantes- , coptar ONG y a líderes, con el fin de que algunos aparezcan en los salones negociando y otros en las calles.

''La fortaleza de este movimiento es cuestión de tiempo, hay una mejor organización, más movilizaciones y la lucha también se globaliza; lo que tenemos que hacer es fortalecer la esperanza'', acotó Rafael Alegría.