MARTES Ť 14 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť Dice que "no abdica" en su intento de evitar expulsión de evangélicos en San Nicolás
Busca SG resolver conflicto religioso en Hidalgo
Ť Señala Alvaro Castro que supuesto líder de esa religión se niega a colaborar en el diálogo
La Secretaría de Gobernación "no abdica" en su obligación de atender y contribuir a la solución del añejo conflicto de intolerancia religiosa en el poblado de San Nicolás, en Ixmiquilpan, Hidalgo, afirmó el director general de la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos, Alvaro Castro Estrada.
En una carta enviada a la directora general de La Jornada, Carmen Lira Saade, el funcionario detalló la "intervención" que conjuntamente han tenido los gobiernos federal y estatal para convocar a una "mesa de diálogo", y de esta forma "inhibir" las amenazas de expulsión en contra de 35 familias evangélicas de dicho poblado. No obstante, dijo que desde marzo pasado los católicos suspendieron, entre otros servicios públicos, el agua potable ante la negativa de aquellos para colaborar en las festividades religiosas de la comunidad.
Se refirió a las recientes declaraciones del pastor Fernando Marcín, quien ante la "pasividad" de las autoridades gubernamentales, anunció el rompimiento del diálogo hasta que sean respetados los derechos humanos de la comunidad evangélica en Ixmiquilpan. Alvaro Castro acusó al líder evangélico de arrogarse "una representación que no tiene" y de preferir la "denuncia encendida", en lugar de colaborar con las autoridades y sus propios hermanos en la solución pacífica y real del conflicto.
En su misiva, el director de Asuntos Religiosos indicó que durante el transcurso de las negociaciones se ha advertido una "clara división" entre la representación evangélica, pues no había un total acuerdo entre las cuatro asociaciones religiosas asentadas en la comunidad de San Nicolás.
Aseveró que el pastor Marcín, representante legal de la Iglesia evangélica misionera del pacto A.R., estuvo presente en la reunión efectuada en Pachuca, Hidalgo, el pasado 2 de agosto, donde toda la representación evangélica ratificó que el mejor camino a seguir era el diálogo, pero en forma "sorprendente", días después él mismo Marcín "declaró roto el diálogo en el cual no ha participado, e incluso descalificó a diversas autoridades que han trabajado en este asunto, después de haber estado sólo algunas horas con el grupo evangélico que habita en San Nicolás".
Castro insistió que en la intervención del gobierno federal en este conflicto se ha dado a través de los instrumentos facultados para aplicar sanciones y que tiene el derecho de atribuciones para conciliar o arbitrar que le da la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, que el pasado 15 de julio cumplió nueve años de haberse promulgado y aún carece de reglamento.
Pidió que no se confunda debilidad con prudencia, imposición con convencimiento, rompimiento con equidad, mas aún cuando lo que se quiere es no afectar más el tejido social de San Nicolás, sino de coadyuvar a su armonización bajo el principio de promover la tolerancia religiosa.
Invitó al reverendo Marcín a cooperar positivamente con el pastor Fernando Márquez en la solución de este añejo y "delicado asunto, a fin de continuar pronto con el diálogo que se ha privilegiado por acuerdo de todas las partes, sin perjuicio del ejercicio de las medidas legales que en derecho correspondan".