LUNES Ť 13 Ť AGOSTO Ť 2001
Centro Histórico: zona de desastre
Delincuencia, destrucción de joyas arquitectónicas y despoblamiento lo agobian
RAUL LLANOS SAMANIEGO
A 14 años de que fue declarado por la UNESCO patrimonio cultural de la humanidad, el Centro Histórico enfrenta hoy uno de sus procesos de deterioro más acentuados.
Edificios de los siglos XVI al XX sucumben ante el saqueo y destrucción de sus moradores; el comercio ambulante asfixia varias de sus calles y sirve con ello a la delincuencia, a grado tal que el espacio es considerado una de las 10 zonas más peligrosas del Distrito Federal.
Inmuebles y locales comerciales localizados en las calles del Centro norte -Argentina y El Carmen, por ejemplo- son modificados de manera clandestina por capitales coreanos y chinos, que los convierten en bodegas y éstas crecen de manera inversamente proporcional a los predios de uso habitacional.
Los problemas de la propiedad jurídica de muchos de los inmuebles y las rentas congeladas motivaron que las inversiones privadas decayeran significativamente, lo que fue acompañado por una marcada falta de interés de las autoridades. Salvo contadas excepciones no se han im- pulsado programas integrales de desarrollo comercial ni habitacional de los años 80 a la fecha.
Este panorama es aderezado con un marcado despoblamiento que en las últimas dos décadas llega casi a 50 por ciento. Es decir, mientras que en 1970 sumaban 141 mil 246 personas, en el 2000 quedan 71 mil 615. De acuerdo con expectativas oficiales, de no frenarse este proceso para el 2010 habrá 64 mil 900.
''Si el proceso de despoblamiento es permanente, habrá algunas zonas del Centro Histórico que adquirirán características dramáticas, pues en los próximos 15 años quedarán totalmente deshabitadas o tendrán una situación de fuerte desequilibrio entre el uso habitacional y los demás usos de suelo", precisa el estudio que sirvió de base para elaborar el Programa Parcial de Desarrollo Urbano en este lugar de la capital.
Rescate frustrados
Entrevistados por separado, funcionarios de los institutos Nacional de Bellas Artes y Nacional de Antropología e Historia, así como la Secretaría de Desarrollo Urbano, delegación Cuauhtémoc y representantes del comercio organizado, coinciden, con sus matices, en que durante más de dos décadas el Centro Histórico estuvo olvidado y algunos programas de rescate ''sólo fueron para la foto''. Además las acciones emprendidas por el Fideicomiso del Centro Histórico siempre fueron muy limitadas, enfocadas sólo a los corredores financiero y turístico-cultural.
José Luis Figueroa, director de Sitios Patrimoniales de la Seduvi, afirma que un factor que incidió en ese deterioro fue que ''se terminó el ciclo de 24 horas''. Se dejó salir a la gente, surgieron muchas bodegas, se deshabitaron las viviendas y se acabó la vida nocturna. Aun cuando en el día el Centro es dinámico y transitan por sus calles un millón 200 mil personas diarias, por la noche está muerto.
Incluso, el fiscal desconcentrado de la Procuraduría capitalina en Cuauhtémoc, Alberto Peralta, señala que el delito que más se comete en esas calles ''es el robo a transeúnte en un horario que va de las 10 de la mañana a las seis de la tarde. Antes y después de esa hora no hay esos delitos, y no los hay porque no hay gente, o bien porque la gente que llega a vivir ahí es muy poca".
El funcionario añade que la incidencia delictiva ha convertido al Centro en una de las 10 zonas más peligrosas del Distrito Federal. Puntualiza que en esto tienen mucho que ver los ambulantes, quienes, apropiados de muchas calles, no sólo facilitan los delitos al impedir que las patrullas puedan circular por la zona, sino que en ocasiones se coluden con los delincuentes, los protegen, para que no sean remitidos ante las autoridades.
Para la directora de Desarrollo Social de la delegación Cuauhtémoc, Virginia Jaramillo -quien tiene por lo menos cinco años atendiendo la problemática del Centro Histórico--, "una zona que no está habitada es una zona donde se genera un alta delincuencia y un fuerte deterioro, porque no hay quien la cuide.''
De hecho, asegura que es necesario terminar con el problema de indefinición jurídica que tienen muchos predios de este lugar para poder rescatarlos, hacerlos habitables y lograr que la gente que se ha ido regrese.
Señala que hay casos de inmuebles catalogados que están intestados, otros cuyos dueños están en el extranjero y unos más que resulta ya imposible ubicarlos, que abandonaron su patrimonio por la inseguridad y las bajas rentas. "Por eso muchos predios están invadidos y ahí la autoridad no puede intervenir".
Otro factor de preocupación, asegura Jaramillo Flores, es la venta de inmuebles que se está dando a coreanos. Aun cuando lo hacen a través de prestanombres, ellos son los que aportan el dinero, controlan los locales y hacen de ellos lo que quieren. "Y qué le puede importar a un coreano nuestra historia, nuestro patrimonio arquitectónico; para ellos son paredes y espacios para sus negocios, pues están tirándolos. Tenemos ya varios inmuebles o muros del siglo XVI que fueron tirados para ampliar bodegas".
No sólo eso, la funcionaria delegacional asegura que hay inmuebles invadidos o que no tienen custodia, y sus moradores les han quitado los ventanales; unos más del siglo xvii han sido "saqueados en toda su herrería", y tampoco faltan aquellos que han sido modificados clandestinamente, que les han tirado las escaleras que datan del siglo xix.
El problema, dice, es que lo hacen por la noche o en la madrugada, y si los ciudadanos no informan a las autoridades correspondientes ni el INBA ni el INAH pueden hacer algo para frenarlo.
En opinión de Guadalupe Gómez Collado, dirigente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, este lugar "en este momento es una zona de desastre", y argumenta que se debe a que se le ha abandonado: "Hay leyes y un bando contra el ambulantaje, que no se aplican; policías que deberían cuidar y no cuidan; inmuebles catalogados como patrimonio de la humanidad que están abandonados; estamos invadidos de fauna nociva. Muchas zonas están en manos de los delincuentes, no existe prácticamente un programa de limpia y en las noches es un gran basurero; las viviendas están siendo subutilizadas como bodegas de ambulantes. Entonces el panorama no puede ser peor".
Del ambulantaje asegura que tienen invadido el centro; las autoridades dicen que hay cinco mil pero "no hay menos de 20 mil", y contra ellos se aplican operativos "que no sirven, que son ridículos", porque "quien pase por una calle ocupada verá a un ambulante al pie de uno de esos puestos. Lo que se necesita, dice, es voluntad para terminar con este y todos los problemas que aquejan al Centro Histórico.
De hecho, los entrevistados confían en que el convenio que suscribirán mañana las autoridades federales y locales, con apoyo de diversos sectores del país y la ciudad para rescatar esta zona de la ciudad "ahora sí funcione" y que vaya en serio. Afirman que el rescate de este lugar llevará de 15 a 20 años, pero "el reto es empezar ya".