LUNES Ť 13 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť Aún es un misterio si Kennedy y Kruschev lo acordaron
Se cumplen hoy 40 años de la construcción del muro de Berlín
Ť De un día para otro se cerraron 193 calles; todo era caos
ALIA LIRA HARTMANN CORRESPONSAL
Berlin, lunes 13 de agosto. Por un momento imagine que una soleada mañana de verano, un domingo, para ser más exactos, amanece la ciudad de México dividida a través de la avenida Insurgentes por una barrera de alambre de púas, cientos de policías, tanques de guerra y hasta perros impidiendo el paso de oeste a este y viceversa. Su madre vive del lado este o quizás alguno de sus hermanos, su cuate del alma también. De un día a otro, el paso que hasta entonces era controlado, queda simplemente prohibido. Difícil imaginarlo, pero intentarlo puede dar una idea de lo que vivieron los habitantes de Berlín hoy hace exactamente 40 años.
La herida del muro de Berlín se abre hoy una vez más para los alemanes a 40 años de ser erigido. El domingo 13 de agosto de 1961 se inicia la construcción de lo que hoy en día califica este pueblo como el muro de la vergüenza, y que sólo 28 años después caería. La fecha exige un traslado a la historia que esta semana ha invadido medios televisivos y prensa escrita en este país. El pasado reciente es recordado aquí con especial insistencia, las nuevas generaciones se enfrentan a la certeza de que sus abuelos fueron parte de ese pasado. Frases como "recordar significa defender la libertad", encabezan discursos de dirigentes de la Unión Demócrata Cristiana, que aprovechó la ocasión para dirigir ataques políticos contra el PDS, heredero del Partido Comunista de la ex República Democrática Alemana, y contra el Partido Social Demócrata (SPD), del canciller federal Gerhard Schroeder. Pero a la Unión Demócrata Cristiana, por otro lado, se le acusa también de tener en sus filas a nazis reciclados.
Al alemán se le confronta permanentemente con su reciente pasado, para dar un par de ejemplos, sólo hay que pararse en el centro de Berlín para respirar parte de este pasado de guerra, a pesar de la modernidad de esta metrópoli, quedan los restos de la torre de una iglesia bombardeada, y un poco más adelante, a la entrada de la estación del metro, lo recibe a un desplegado que contiene "La lista del horror, para que no se repita". Se refiere a la lista de los campos de concentración. Algunos de esos campos se han convertido en museos, verdaderos museos del horror.
Volviendo a la historia. Después de la Segunda Guerra Mundial y una vez repartida Alemania entre los aliados y la ex Union Soviética, Berlín quedó prácticamente convertida en una isla, enmedio del territorio de lo que era la RDA. La entonces Unión Soviética exigía el retiro de los aliados de Berlín, aunque sin éxito. Entre 1960 y 1961 las tensiones internacionales en y alrededor de Berlín adquieren tintes dramáticos. Una imparable ola de refugiados era acogida por Berlín occidental, ya para agosto del 61 a razón de 2 mil personas diarias. Algo se temía, el mismo Willy Brandt, entonces gobernador de Berlín occidental sólo un día antes, el 12 de agosto, en un discurso en Nürnberg profetizaba que la gente de Alemania oriental escapaba ante el temor de verse en un futuro encerrada en una enorme prisión. Uno de los testigos de entonces afirma que no es que la vida estuviera del todo grave en el lado oriental, pero las perspectivas no parecían muy prometedoras.
Dividir Berlín mediante una barrera que impidiera el paso de un lado a otro, constituyó una labor de dimensiones gigantescas a cuyo frente se encontraba Erich Honecker, el mismo que gobernaba la RDA cuando el muro cayó en 1989. En la noche del 12 al 13 de agosto, la policía y el ejército de la RDA instalan una alambrada de púas en la línea fronteriza del Berlin oeste y el este, que en los siguientes días y semanas se convertiría en un muro. La construcción del muro comenzó con una especie de tabiques que serían seguidos por la construcción de piezas de cemento de 2.6 toneladas. El muro de Berlín alcanzaría una longitud de 155 kilómetros que rodearía a todo Berlín oriental. La parte que dividía a las dos ciudades propiamente era de 43 kilómetros, el resto, lo que separaba a Berlín de la RDA.
Aquel 13 de agosto entran en escena cientos de policías, elementos del ejército, perros, tanques de guerra. Hoy se sabe, según testimonio de uno de aquellos policías fronterizos, que las armas que portaban serían cargadas con municiones hasta mediados de septiembre. "De haber sabido esto, muchos más hubieran escapado", asegura este ex policía. Bajo esta atmósfera, todos los testimonios de los entonces residentes de ambos Berlines apuntan hacia el temor experimentado de una inminente nueva guerra. La maratónica acción implicó cerrar de un día a otro 193 calles, 12 líneas de tren subterráneo y 48 estaciones, además de asegurar mediante vigilancia todos los sistemas de canalización. El caos que esto significó apenas puede imaginarse, mas quienes vivieron hace 40 años esta situación relatan ahora sus recuerdos. Y son muchos, ya que hoy en día constituyen la población mayoritaria de este país y que alcanza casi 50 por ciento, los pensionados.
Vuelta a la historia
En aquel verano del 61, los aliados aunque observaban con sorpresa y precaución las acciones ejecutadas, no tomaron medidas en contra. Egon Bahr, vocero del Senado en ese entonces relata ahora que las protestas tardaron en manifestarse, sólo tres días después, una tibia respuesta ante lo que califica como una brutal acción. Kennedy y Kruschev sostuvieron un encuentro ese verano en Viena, el 3 de junio, y según se sabe Kennedy llegó a mencionar la posibilidad de la construcción de un muro por parte de los soviéticos para frenar la ola de refugiados en Berlín occidental. Más tarde Kennedy declararía que el muro no era precisamente una buena solución, pero siempre mil veces mejor a una guerra. Si este asunto fue planeado y acordado por ambos dirgentes, es todavía un misterio.
Una verdadero drama constituyó en su momento la separación de familias enteras y no fue sino hasta la Navidad de 1963, cuando Berlín oriental comenzó a autorizar a los residentes de Berlín occidental, la visita a los familiares que quedaron "encerrados" mediante unos pases con duración de no más de 24 horas.
Muchas fueron las ahora denominadas acciones heróicas de escapatoria. Un museo en lo que era Berlín oriental dedicado al muro con una pieza de éste a su entrada se encuentra en el Checkpoint Charlie, el paso fronterizo más famoso de toda la ciudad, muestra cómo se construyeron túneles de hasta 126 metros por los que escaparon decenas de personas. Escapatorias en globos aerostáticos, en dobles compartimentos de los autos, hasta una familia que valiéndose de un pequeño avión y sin experiencia alguna en vuelo, logró llegar al otro lado. La foto del soldado saltando la valla de alambres de púas y que dio la vuelta al mundo se encuentra en enormes dimensiones, Conrad Schumann, en esa época de 19 años y que a la caída del muro en 1989 declaró que hasta entonces se sintió realmente libre. Trágico fué su destino, en 1998 este hombre acabó colgándose en su jardín, depresiones, se reporta como causa de su suicidio.
Muchos murieron en el intento de cruzar, no sólo era el muro lo que había que salvar para cruzar: campos minados, 302 torres de control a lo largo de la separación de los dos Berlines, 259 áreas custodiadas por perros, 127 kilómetros de una malla electrificada.
La cicatriz del muro persiste. A lo largo de las calles por donde cruzaba, se puede observar una línea doble de piezas cuadradas y en algunos lugares puede leerse una placa de metal con la inscripción. Muro de Berlín, 1961-1989.