¿QUIEN PODRA DESARROLLAR LA BANCA DE DESARROLLO?
La
Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) acaba de publicar
su evaluación sobre el desempeño de la llamada banca de desarrollo
--formada por Nafin, Banobras, Bancomext, Banrural, Banjército y
Fina-- en el primer trimestre de este año. El cuadro clínico
del agente financiero del gobierno, que está financiando con 257
millones de pesos sobre una cartera crediticia total de 402 millones, es
realmente alarmante. Los activos de la banca de fomento ascienden a poco
más de 494 mil millones de pesos, pero sus pasivos superan los 465
mil millones y son más de 16 veces mayores que el capital contable
de 28 mil 762.8 millones de pesos, lo que coloca a esa banca en situación
de extrema fragilidad.
Para colmo, su cartera vencida sigue creciendo. Con respecto
al primer trimestre del año pasado, lo hizo en más de 10
por ciento, pues pasó de 10 mil 881.4 millones a 11 mil 282.7 millones,
con cerca de 3 mil 914 millones de pesos de créditos que son considerados
irrecuperables. Además, crecen las pérdidas, ya en 2000 ascendieron
a 126 mil 207 millones y en el mismo periodo de este año (el primer
trimestre) llegaron a 225 mil 603 millones, o sea, casi 80 por ciento más.
Inmersa en esta crisis aguda, la banca de desarrollo también
ha dejado de cumplir con su papel económico y social, ya que, según
el Banco de México, dada la parálisis de la banca comercial
en el sector crediticio, 53.3 por ciento de las empresas recurren a un
crédito particular, el de sus proveedores, que se ven obligados
a soportar fuertes retardos en los pagos mientras la banca de fomento aporta
sólo 2.2 de los créditos (los bancos extranjeros representan
mucho más del doble de ese porcentaje, o sea, 5.6 por ciento de
los créditos).
La pérdida de su función y el peligro en
que se encuentra el agente financiero gubernamental debería haber
llevado desde hace años a auditorías en todas las instituciones
del sector, para aclarar las eventuales responsabilidades de sus directivos
y separar lo que podría ser resultante de errores de lo que corresponde
a ineptitud, o incluso a maniobras dolosas.
Esa tarea resulta obligatoria por una necesidad de transparencia
política en la utilización de los fondos del contribuyente,
sobre todo conociendo la trayectoria de Oscar Espinosa Villareal en Nacional
Financiera y las maniobras realizadas con fondos de ésta para favorecer
a la familia del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.
Aún se está a tiempo para un saneamiento
financiero y moral de un sector bancario que debería promover el
desarrollo, sobre todo el del explosivo --y estratégico-- sector
rural.
Veremos si hay voluntad de desarrollar la banca de desarrollo
para que cumpla realmente el papel social que tiene asignado.
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