VIERNES Ť 10 Ť AGOSTO Ť 2001
ASTILLERO
Julio Hernández López
SI FUESE CIERTO que sólo buscaban ruido y humo los autores de los cuidadosos atentados del miércoles, se podría decir que tuvieron éxito en su plan. Ambos objetivos habrían sido logrados: ruido en la opinión pública, los medios de comunicación y el aparato gubernamental de seguridad nacional, y humo en cuanto al verdadero origen y sentido de esas acciones y al rumbo real que el país lleva.
MUCHAS ESPECULACIONES surgen de manera natural en un hecho sustentado en una baja potencialidad técnica y destructiva (aminorada aún más por las advertencias hechas por los comandos activadores para que las posibles víctimas humanas se retiraran del lugar), que se da en momentos de tantas suspicacias recíprocas entre los principales actores de un momento político convulsionado. Los elementos básicos del guión natural están a la vista: una escisión del EPR y del ERPI, llamada Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP), aprovecha el aniversario del natalicio de Emiliano Zapata, en que miles de campesinos se manifiestan contra el gobierno empresarial foxista, para detonar artefactos amables en las emblemáticas oficinas del Banamex que acaba de ser vendido al malvado Citibank y sus dueños desalmados.
DE ENTRADA, DESDE luego, las tales escisiones de otras escisiones, o de una matriz tan escisionada, mueven a suspicacia. Siempre la ha habido en relación con el EPR y el ERPI, y ahora una aparición tan poco explicada, tan poco fundamentada como la de las FARP reinstala las dudas respecto a lo que realmente se busca con estos actos espectaculares. De seguir en el poder el priísmo, no faltarían quienes buscarían autorías en el bajo mundo de la política tricolor, donde se combinaba el control de la delincuencia con su utilización para actos de provocación política en momentos de pugnas entre grupos o personajes de elite. Hoy, tales líderes de los sótanos estarían o en las tumbas o en receso, hostigados entre otras cosas con la pretensión del gobierno foxista de enderezar investigaciones contra represores del pasado, entre ellos, obviamente, grandes jefes militares y policiacos. Pero otra posibilidad, desde luego, es que acciones como las de la noche del miércoles pudiesen ser una forma calculada, dosificada, de respuesta de esos señores de la oscuridad institucional priísta contra los vaivenes adolescentes del foxismo.
RUIDO Y HUMO los hubo y, por lo que se ve, los seguirá habiendo. Si fuese una acción legítima de grupos que creen que la lucha armada es la única opción para buscar transformaciones, ese solo hecho debería llevar a una reflexión profunda. El neoliberalismo agresor que está hoy en el poder no desea entender que sus políticas van cerrando caminos a las mayorías populares cada vez más pobres y desesperadas. Vicente Fox se asume gustosamente como paladín del empresariado, y su presidencia la entiende como gerencia de un suculento negocio llamado México. Por ello no tiene sensibilidad ni proyecto frente a las expresiones de inconformidad popular como las que se han incubado en el campo y que el pasado miércoles se trasladaron a la capital del país.
PERO PEOR SERIA si fuesen producto de pugnas políticas de elite las acciones de terror desatadas a las puertas de tres sucursales del banco que fue de Roberto Hernández y de Alfredo Harp Helú (secuestrado en 1994). Porque entonces podría ser que se estuviera abriendo la puerta a las reacciones violentas de la clase política desplazada del poder en el 2000 (y que seis años atrás, en los pleitos pioneros, entonces sólo entre ellos, dejaron varios crímenes políticos como testimonio del tamaño de los intereses en juego). Una posibilidad más, que no debe descartarse, sería la de que en el propio ámbito del foxismo hubiese corrientes dispuestas a montar escenarios de confrontación para acelerar definiciones presidenciales en determinados sentidos.
CUALQUIERA QUE FUESE el real motivo de las detonaciones mencionadas, será necesario que el Presidente y su equipo tomen nota con sensatez de los riesgos que entrañan estos hechos. A nadie conviene el crecimiento desbordado de genuinas protestas populares a las que el gobierno federal ponga oídos sordos o testarudamente facciosos; tampoco que fuerzas provocadoras de las elites desplazadas del poder sometan a pruebas o envíen mensajes a los adolescentes novatos, ni que en el seno del propio foxismo hubiese la tentación de crear escenarios que ayuden a poner el orden riguroso que creen que el Presidente no es capaz de instalar.
ASTILLAS: El canciller nicaragüense Francisco Aguirre está privando a los fans de Oscar Espinosa de tenerlo ya en casa. Faltan, según eso, algunos trámites menores, como la certificación del buen estado de salud que tendría el ex regente capitalino antes de llegar a México a gozar de libertad levemente restringida. Otro detalle es que el gobierno mexicano no ha enviado un avión para recoger al extraditable (los refrigerios aéreos bien podrían carecer de caviar, eso no sería problema grave). Cuando esté por acá, Espinosa sólo enfrentará el cargo de peculado. Nueve meses atrás había salido del país, a pesar de haber asegurado múltiples veces que no lo haría, y pidió asilo político en Nicaragua a unos días de que Vicente Fox tomara posesión como presidente. Ya pronto, tal vez hoy, cuando terminarán las fiestas patronales de Managua, Espinosa podría estar de regreso... Jura y perjura el capitán Fox que no será discrecional la decisión relativa a la construcción del nuevo aeropuerto. Se supone que tales palabras quieren decir que no se favorecerá por mero capricho a los grupos de Carlos Hank o de Jesús Murillo Karam, que pelean los beneficios económicos derivados de esa trascendente operación. También dijo ayer el primer piloto del país que no se dañarán los intereses de los trabajadores, ni de la nación, en la venta de Aeroméxico y Mexicana de Aviación... Mientras tanto, en Estados Unidos, Jorge Castañeda y Santiago Creel se reúnen con importantes funcionarios estadunidenses para empujar el acuerdo migratorio que a su entender habrá de beneficiar pronto a millones de mexicanos que ya viven en aquel país y a los que lo seguirán haciendo en los años venideros. El secretario de Estado estadunidense, Colin Powell, ha dicho que se busca una "responsabilidad compartida" que no dañe a los trabajadores vecinos... Este fatigado tecleador vagará durante una semana por alguna playa del Pacífico, tratando de encontrar sus aristocráticos apellidos en las listas del Fobaproa que el PRD ha puesto en el espacio cibernético. En caso de que hubiese sido beneficiario de tales maniobras (a pesar de no apellidarse, por ejemplo, Creel o Fox), este columnero no volverá a trabajar, y se dedicará de por vida a disfrutar ociosamente de las fortunas escamoteadas. En caso contrario, el susodicho gerente general (y obrero único) del Astillero estará de regreso en esta página el próximo martes 21...
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