JUEVES Ť 9 Ť AGOSTO Ť 2001

REPORTAJE

Será la primera zona arqueológica del estado abierta al público

Tantoc, esperanza turística en SLP

RENATO RAVELO ENVIADO

Ciudad Valles, SLP, 8 de agosto. De lejos, Tantoc son dos cerros que rompen la llanura del municipio de Tamuín, San Luis Potosí, cuya grandeza se esconde entre hierbas que, de aquí a diciembre, serán removidas porque la zona arqueológica ha sido "rescatada" por el estado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y Fomento Cultural Banamex, y ahora podría convertirse en un detonador regional de turismo y tema de los libros escolares de historia.

Se recorren cerca de 20 minutos por caminos de tierra antes de divisar las estructuras, mientras el director del Centro INAH, Juan Manuel Fraustro, explica que finalmente el dueño del terreno, Angel Castrillón -como una de las estelas que han sido obtenidas de la zona en pasadas exploraciones-, accedió a vender en 9 millones de pesos, tres más de lo que había evaluado Cabin, que cotiza todo lo que tiene que ver con las compras gubernamentales.

En la zona espera el equipo de arqueólogos que coordina Guillermo Ahuja Ormaechea, quien trabajó con Eduardo Matos en todo lo relacionado con el Templo Mayor en sus inicios. Son tres arqueólogos más los que se encargarán de recuperar la zona y dejar constancia de su estado para la apertura al público: Julio Alfonso Ruiz Zúñiga, Gerardo Alarcón Zamora y Ricardo Muñoz Arenas.

Opina Ahuja: "creo que debemos revisar esa concepción que teníamos los arqueólogos de que una zona debe permanecer oculta, exclusivamente para su estudio, como si fuera de nuestra propiedad. Creo que sin ponerla en riesgo se puede ir mostrando partes, estimo que a más tardar para enero se podrá abrir una parte".

El difícil acceso, que implica pasar por varias rancherías, hace pensar a Juan Carlos Machinena, quien acude en representación del gobierno del estado, que se puede explorar la opción de llegar en lancha, ya que el río Tamuín corre justo a un lado de la zona, si bien por su bajo cauce requeriría de cierto tipo de transporte. También indica que se solicitará a la Secretaría de Educación Pública que incluya información sobre la zona en los libros de texto.

El entusiasmo ante la posibilidad de contar con una zona arqueológica, la primera en el estado que estaría abierta al público, se nota en Machinena, cuando empieza a comentar ya las posibilidades de concurso para la unidad de servicios. Se le recuerda al funcionario que hace dos años Roberto Hernández manifestó su interés turístico por la zona. Responde que en la actualidad ya no es así, pero sí tienen inversionistas locales.

Según el arqueólogo Ahuja, "en esta primera etapa vamos a centrarnos básicamente en uno de los grupos, el A, que fue trabajado en su momento por el doctor Stresser Pean. Vamos a liberarlo, consolidarlo e iniciar todo lo que es la reforestación del área".

En cuanto a los aportes académicos, de acuerdo con los estudios de Stresser Pean, hechos en los sesenta pero publicados este año por instancias gubernamentales apoyadas por la Foundation Singer-Polignac, no habría que esperar demasiado.

Dice: "la esperanza de descubrir un lugar de sepulturas se vino abajo completamente, pero por otra parte permitió obtener algunos datos interesantes. Una de las metas esenciales de la operación era buscar testimonios más abundantes sobre la ocupación de Tamtok en la época clásica del siglo VI de nuestra era. El éxito fue limitado".

Sin embargo, uno de los sondeos detantoc-2 Stresser descubrió restos de horno. Por eso, entre otras razones, el arqueólogo Ahuja afirma que se pueden replantear algunas conjeturas sobre el concepto de Mesoamérica y lo que se sabe de los habitantes antiguos de la Huasteca: "tenemos definido hacia el posclásico, pero Ƒqué pasa antes de esos pobladores? Los estudios podrían influir en ciertas áreas que se van recorriendo hacia el norte de Mesoamérica".

Desfile de arqueólogos

El sitio es extenso. Ciento cincuenta hectáreas fueron adquiridas a 60 mil pesos cada una. Anteriormente en manos de la Fundación Seler, que encabeza Joaquín Muñoz, la zona estuvo cerrada, incluso a los estudios de Patricio Dávila, que desde 1994 la trabajó. Entonces en San Luis se desató una polémica que llegó al enfrentamiento entre el INAH central y el que fue uno de sus directores, precisamente Muñoz, la cual hizo que en seis años hubiera seis directores del centro estatal del instituto.

Fraustro casi rompe la marca de resistencia y por lo pronto ya fue testigo de cómo la Fundación Seler cedió, aunque queda pendiente el asunto de El Consuelo (ver nota adjunta). Su estrategia fue no caer en las provocaciones, sostiene. Justamente por lo anterior se convocó a un grupo de arqueólogos ajenos a la región.

Contó además con la buena fortuna de que en un momento dado el gobernador del estado, Fernando Silva Nieto, se interesó y contó con el apoyo de Roberto Hernández, quien mediante la Fundación Cultural Banamex detonó el proyecto con un aporte de un millón de pesos, que se sumó al millón del gobierno del estado y a una cantidad similar del INAH por medio de pago de nómina e insumos.

La zona, que se ubica en el posclásico tardío, entre el 1300 y 1500 de nuestra era, tiene alrededor de 22 estructuras que van de 70 centímetros a 24 metros de altura. Actualmente trabaja con 50 macheteros que tuvieron que ser sobrepagados, en relación con los estándares del INAH, porque en la zona también se construyen dos termoeléctricas que vinieron a elevar el costo de la mano de obra, además de requerir el desplazamiento de miles de trabajadores de los estados vecinos.

Ahuja Ormaechea explica: "un gran problema que tuvimos en la zona es que las estructuras son de tierra. No hablamos. como en otro de los sitios mesoamericanos, de núcleos de piedra sólida. Aquí lo que tenemos son estructuras de tierra que van siendo forradas con lápidas de piedra, que por abandono y lluvia han generado escurrimientos".

La zona, por cierto, se convirtió en cementerio tének desde principios de 1900 hasta los sesenta: "a Stresser en su primer trabajo de campo le tocan los últimos entierros, antes de que los grupos se fueran rumbo a la sierra. Contó unas 63 tumbas", informa Ahuja.

Si bien la adquisición fue de 150 hectáreas, los asentamientos podrían abarcar 450 mil, ya que se trataba de un sitio grande: "por eso creemos que fue una de las cabeceras del área huasteca", sostiene el arqueólogo a cargo del proyecto para recuperar la zona.

Riqueza desdeñada

Para dar una idea de la riqueza arqueológica casi sin estudiar en el estado, basta señalar que el arqueólogo José Maurilio Perea Salas, que trabajó con Patricio Dávalos en los noventa, ha detectado nueve estructuras en forma de semicírculo de las cuales no se tenía noticia, en su reciente revisión de la zona, como parte de la asesoría a la Comisión Federal de Electricidad, en el tendido de una nueva línea de transmisión por varios municipios.

Se dice que son miles los sitios arqueológicos en San Luis Potosí que tradicionalmente fueron minimizados, de los que se tejieron leyendas de familias prominentes de la región dedicadas al saqueo y tráfico de piezas.

El más reciente caso lo padeció Juan Manuel Fraustro. La madrugada del 6 de mayo se disponía a informarle al gobernador del hallazgo de una escultura de piedra caliza, de un metro 45 de altura y varias toneladas de peso, pero fue notificado de que había sido robada.

Se movilizó toda la policía del estado hasta que finalmente el 11 de mayo fue hallada tirada en el camino, casi intacta con sus dos caras que representaban la vida y la muerte.

Ciertamente no existen planes de recuperar las 450 mil hectáreas o de rescatar los 4 mil sitios arqueológicos que se estima existen en el estado. Eso forma parte, más bien, de un discurso de identidad.

A final de cuentas Hernández no está interesado en el viejo proyecto de las villas, pero sí los empresarios potosinos a quienes les gustaría aprovechar ese orgullo que hizo que entre los asistentes al acto de inicio de los trabajos, en el que no faltaron por cierto las variedades de serpientes y animales de la zona, empezara a circular la broma: "ƑTe fijas como Tajín suena así como a pequeñito, y lo grande que se oye Tantoc?"

Tamuí, en la incertidumbre

Recibe el nombre Tamuín, pero tambíen Tamuhi o El Consuelo. Es el sitio del que salió la pieza más significativa de la región huasteca: El adolescente. La zona arqueológica presenta una situación jurídica incierta, ya que no ha podido ser adquirida por el gobierno del estado; prácticamente es imposible visitarla, aunque un vigilante anota las esporádicas asistencias. Al parecer se buscará la expropiación que la ley permite al Estado, al no llegar a un acuerdo con el organismo privado que la compró en 1998.

En aquel año Joaquín Muñoz, presidente de la Fundación Eduard Seler y ex director del INAH San Luis Potosí, pagó a Fito Durán un millón 300 mil pesos, y lo hizo, según declaró en 1999, "porque desde 1995 se cerró cuando el dueño los corrió (a los arqueólogos del INAH) porque no hacían bien su trabajo".

No obstante había ahora disposición de vender al gobierno del estado el terreno, como parte del paquete que incluyó la venta de Tantoc. Se iban a pagar 6 millones de pesos, ya que Cabin valuó en aproximadamente 2 millones el terreno y Muñoz pidió otros cuatro por entregar los trabajos de investigación que hizo.

De hecho, Muñoz tiene una escuela, que hasta hace dos años contaba con 400 alumnos, desde la cual edita la publicación De historia y antropología, que lleva tres números.

Sin embargo, para las autoridades los estudios no tienen el aval necesario, y Muñoz requeriría de un permiso para vender, acto para el que no lo faculta el hecho de ser apoderado legal de la organización que detenta la propiedad de la zona, de acuerdo con las leyes mercantiles.

En el número más reciente de la publicación, por cierto, se hace una protesta en contra de la construcción de la termoeléctrica, por afectar la reserva de la biosfera sierra de El Abra-Tanchipa. El ejemplar fue entregado durante uno de los actos por personal de la escuela, quienes al ver llegar al director del Centro INAH desaparecieron. Muñoz fue buscado pero al cierre de la edición no se había reportado.

Se sabe, sin embargo, que una de las investigaciones por las que él pide el dinero extra a la evaluación de la zona es el descubrimiento de "la existencia de un enorme sistema calendárico referenciado al horizonte serrano que se puede advertir desde la ciudad prehispánica de El Consuelo-Tamuín".

Entrar a Tamuín es un asunto de voluntad o incluso de descaro. Cuiando se llega a la zona dos niñas y una mujer joven -Norma, Isis e Iris- aguardan sin atreverse desde el otro lado de la carretera. Cuando ven a dos reporteros pasar por debajo de la cerca, se aproximan y se animan.

Vienen de Veracruz, de muy cerca del puerto. Casualmente acaban de estar en la zona de El Tajín, en el recorrido en busca del padre de familia que se vino a trabajar a la termoeléctrica. Quieren conocer de zonas arqueológicas, porque les impresionó el sitio veracruzano.

El vigilante (que prefiere omitir su nombre) recibe amable al pequeño grupo, y cuenta de lo poco que se ha aprendido. Habla de las pinturas, del significado de los conos complementarios, de la posibilidad de que fueran piedras de sacrificio...

En el piso de la zona arqueológica una hilera de piedras apenas sugiere una pared que se encuentra debajo, un círculo más allá insinúa un espacio ceremonial.

Cuando en 1999 se habló con Muñoz aseguró que su intención era investigar y dejar que las comunidades se reapropiaran del sitio. El vigilante de alguna manera confirma, aunque no del todo, esta versión: "el 21 de marzo pasado vinieron como 180 personas a tomar energía". Se sabe, sin embargo, que las primeras comunidades que hicieron recepción del sitio no venían de la región cercana, fueron como quien dice importadas.

El taxista de Ciudad Valles, por ejemplo, un hombre de experiencia en todo lo que tiene que ver con el movimiento turístico, nunca había entrado a la zona, lo más que había hecho es dejar a pasajeros afuera de ella.

Las figuras en el monumento protegido por un techo de palma, que efectivamente asemeja dos cilindros invertidos, presentan una serie de constantes que de acuerdo con la imaginación de Isis son felinas, y lo comenta mientras vuelve a cruzar por debajo de la cerca, rumbo a la salida de la zona que no puede ser enajenada, mientras un carro se detiene curioso para sumarse quizás a la decena de visitantes de este territorio indefinido, amparado a las inercias de la ley. RENATO RAVELO