Ť De los 67 municipios, 43 tienen índices negativos de crecimiento demográfico
Deja la miseria un sendero de pueblos fantasmas en Chihuahua
Ť En localidades como Aquilés Serdán la población decreció 75% en un lustro
REPORTAJE
MIROSLAVA BREACH VELDUCEA CORRESPONSAL
Chihuahua, Chih., 8 de agosto. Flagelados por diez
años de sequía y el colapso de las actividades tradicionales
como minería, ganadería y agricultura, los habitantes de
la llanura, el desierto y la sierra chihuahuenses mantienen un éxodo
constante hacia las zonas urbanas o a Estados Unidos, dejando tras de sí
cientos de pueblos fantasmas a lo largo y ancho de la entidad.
Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía
e Informática (INEGI) indican que la falta de lluvias y fuentes
de empleo ocasionó que por lo menos 43 de los 67 municipios de la
entidad reporten índices negativos de crecimiento demográfico,
mientras que otras poblaciones como, Ciudad Juárez y Chihuahua,
tienen crecimientos anuales de 5 y 3.5 por ciento, respectivamente, ligados
directamente al constante flujo de migrantes de la zona rural.
El 80 por ciento de las poblaciones rurales del estado se encuentran semivacías desde 1992.
Mujeres y hombres jóvenes que habitaban en 11 mil 628 comunidades rurales optaron por abandonar las áridas tierras y las minas para irse a las ciudades a emplearse en la industria maquiladora concentrada en Juárez y Chihuahua, o cruzar el río Bravo en busca de empleo en los campos agrícolas de Texas, Nuevo México u otros estados del vecino país.
En los pueblos quedaron los viejos, algunas mujeres y niños que viven a expensas del dinero que reciben de sus familiares o de la ayuda del Procampo.
Pedro Torres, dirigente del Frente Democrático Campesino, sostiene que el grueso de la producción agrícola de Chihuahua en las zonas temporaleras depende directamente del trabajo de hombres mayores de cincuenta años, porque la falta de rentabilidad del campo expulsó a los jóvenes en busca de mejores oportunidades de vida.
Actualmente, de las 11 mil comunidades que en 1990 tenían una cifra menor a las 60 familias, apenas quedan seis, y el número de miembros en cada una se redujo a tres, cuando antes iba de 6 a 10.
Pero en el éxodo no solamente se afectó a la población mestiza de las comunidades rurales. En la sierra Tarahumara la población indígena mantiene un desplazamiento constante a las ciudades, donde forman asentamientos o guetos, que en el caso de la capital Chihuahua superan los cinco mil habitantes, según cifras de la Coordinadora Estatal de la Tarahumara.
Indice negativo de población
En Chihuahua existen ejemplos dramáticos del descenso
de población en los últimos diez años en poblaciones
antes prósperas. Aquiles Serdán, viejo enclave minero situado
a escasos 40 kilómetros de la capital del estado, se convirtió
prácticamente en un pueblo fantasma. Su número de habitantes
disminuyó en 75 por ciento, de 19 mil 676 que registró en
el conteo de 1995 descendió a 5 mil 356. Más de 14 mil personas
emigraron a otros lugares.
Cuchillo Parado, pintoresca población del municipio
de Coyame, que alcanzó lustre histórico como "la cuna de
la Revolución Mexicana" por el levantamiento armado de Toribio Ortega,
anterior a la insurrección de los principales caudillos, es un pueblo
abandonado.
Ahí sólo quedan los ancianos mayores de 70 años. Quienes quieren rememorar el pasado cada 14 de noviembre lo hacen en la plaza pública. Sus hijos y nietos hace años que cruzaron la frontera.
Lo mismo sucede en los pueblos serranos, donde el éxodo es temporal, cuando algunos de sus habitantes regresan a las montañas para dedicarse a la siembra de narcóticos.
Según comparativos de cifras preliminares del 12 Censo Nacional de Población, con el Conteo de Población y Vivienda realizado en 1995, los municipios de Chihuahua que perdieron densidad de población son: Ahumada, Aldama, Allende, Bachíniva, Balleza, Carichí, Casas Grandes, Coronado, Coyame, Cusihuiriachi, Chínipas, Belisario Domínguez, Gómez Farías, Gran Morelos, Guazapares, Huejotitán, Ignacio Zaragoza y Janos.
En la misma tesitura se encuentran las poblaciones de Jiménez, Julimes, López, Madera, Maguarichi, Manuel Benavides, Matachí, Matamoros, Namiquipa, Nonoava, Ocampo, Praxedis G. Guerrero, Rosario, San Francisco de Borja, Santa Bárbara, Santa Isabel, Satevó, Saucillo, Temosáchic, El Tule, Urique, Uruachi y Valle de Zaragoza.
El cruce de datos entre los resultados del INEGI y el Registro Federal de Electores coincide en reflejar la misma realidad: el campo de Chihuahua se está vaciando.
En contraste, sólo 17 municipios del estado presentan tasas positivas de crecimiento.
La capital del estado aumentó su población de 627 mil 662 habitantes registrados en 1995 a 670 mil 192 en 2000, según datos del INEGI y el Registro Federal de Electores.
En ese mismo periodo Ciudad Juárez creció 18 por ciento, al incrementar su población de un millón 11 mil habitantes a un millón 217 mil en 2000.