JUEVES Ť 9 Ť AGOSTO Ť 2001

Ť Sensible disminución de contingentes campesinos frente a la Sagarpa

Las pugnas en la CNC afectaron negativamente la Jornada Nacional por la Defensa del Campo

Ť Disputa por la figura de Emiliano Zapata entre líderes de organizaciones agrarias

LUIS HERNANDEZ NAVARRO

Craaaac, se oyó el 7 de agosto en las instalaciones de la Confederación Nacional Campesina (CNC). Craaaac, se siguió escuchando durante todo el día de ayer en la Jornada Nacional por la Defensa del Campo, convocada por el Congreso Agrario Permanente (CAP).

Humberto Serrano, el líder de la Confederación Agrarista Mexicana (CAM), que de broncas, rencillas y favores a políticos sabe un rato, vestido de obligatoria guayabera echeverrista y sombrero, puso el dedo en la llaga en el mitin frente a las oficinas de la Secretaría de Agricultura, al decir en voz alta lo que era la comidilla del día entre los dirigentes campesinos reunidos en la glorieta de Chilpancingo, de la ciudad de México: ''Deseamos a los hermanos de la CNC que resuelvan su conflicto interno.''

Y es que el pleito por la quenique (como le dicen a la confederación algunos de sus socios) va en serio y va en grande, al punto de que marcó la que debía de ser la presentación en sociedad como una fuerza opositora del CAP. El intento de golpe de Estado del guerrerense Nabor Ojeda, delfín agrario del finado José Francisco Ruiz Massieu, y de 34 integrantes del comité nacional de la organización en contra del oaxaqueño Heladio Ramírez, que tiene como telón de fondo la disputa por el PRI, hizo que la presencia de la fuerza campesina más numerosa del país en la movilización de ayer fuera casi inexistente. Sólo dirigentes como Hugo Andrés Araujo y Javier Gil, ambos surgidos de las filas de la UNORCA, y unos cuantos más que podían contarse con los dedos de las manos, hicieron acto de presencia.

La trompeta de la caballería reanimó a la concurrencia

El maestro de ceremonias anunció a una disminuida y apagada congregación de ejidatarios y sus mujeres integrantes del CAP: ''Compañeros, están por llegar a este acto como 15 mil compañeros nuestros que vienen del sur y que se concentraron en cabeza de Juárez.'' El aviso sonó como trompeta de caballería, en una de esas películas hollywoodenses en la que los soldados yanquis, que están a punto de ser derrotados por los indios, reciben refuerzos salvadores en el momento oportuno. Los ánimos disminuidos de una multitud que esperaba ser mayor se elevaron momentáneamente.

Según Alvaro López, líder de la UNTA y coordinador en turno del CAP, en ''la disputa de la figura de Zapata'' se esperaba una participación de 100 mil campesinos en todo el país, de los cuales entre 25 mil y 30 mil llegarían al Distrito Federal. Sin embargo, arribaron mucho menos. El compromiso de las 12 organizaciones que forman el organismo cúpula de trasladar a esta ciudad a, cuando menos, 250 afiliados, fue incumplido por muchos. Resultó evidente en la concentración la presencia de contingentes de la CCI, de la CCC, de la CODUC, del CAM, de la COSUCC, de la UNTA y los dirigentes de otras asociaciones, pero otros destacamentos brillaron por su ausencia.

Y es que muchas de estas organizaciones están acostumbradas a movilizarse en apoyo a candidatos electorales, pero no a protestar por demandas. En su mayoría no son maquinarias para organizar la producción, ni para presionar a favor de proyectos de desarrollo regional, sino cosechadoras de votos. Cuando asisten a concentraciones cuentan con el apoyo económico de gobernadores y partidos políticos. Sin ellos, están desamparados.

En México, para tener derecho a la tierra hay que ser vaca

Este 8 de agosto debieron de cambiar su lógica a marchas forzadas. Pero una tradición organizativa de tantos años no se modifica de la noche a la mañana. Aunque el logotipo del PRI, presente en las mantas del CAM desplegadas en el mitin, fue cubierto con un parche con las siglas del CAP, no había forma de poner remiendo alguno sobre los colonos de la ciudad de México acarreados al acto. Por eso, cuando el plazo del alquiler de los camiones había concluido, las huestes del facilitador del golpe de Estado a Excélsior se retiraron, aunque el mitin no había concluido. ''La lucha revolucionaria ?dijo Humberto Serrano, después de insistir en que en este país hay que ser vaca para tener derecho a la tierra? exige puntualidad.''

Por eso, fracasaron sin más los intentos que hizo Max Correa, el representante de la CCC y antiguo militante del Partido del Frente Cardenista, por animar el mitin. ''¡Duro, duro, duro!'', gritó inútilmente a una multitud indiferente a sus consignas.

Cuando cerca de las 2:30, los sucesivos anuncios sobre el inminente arribo al acto de 15 mil manifestantes más fueron insuficientes para frenar la dispersión de los asistentes, los organizadores optaron por abrir un receso.

Dos horas después llegaron los refuerzos ofrecidos por el maestro de ceremonias, pero eran apenas unos 2 mil entusiastas oaxaqueños, la mayoría de ellos portando carteles con una estrella amarilla sobre el fondo rojo, con una hoz y un martillo en su interior, de una organización llamada Coalición de Trabajadores del Campo y la Ciudad. Para ese momento, muchos de los asistentes ya se habían retirado. La lluvia se encargaría de diezmar aún más el encuentro.

El tamaño del descontento, con nombres y apellidos

Cuidadoso, el maestro de ceremonias insistió: ''Esta lucha no es contra nadie en lo personal. Es por cambiar las políticas''. Pero ni el resto de los oradores ni las mantas y cartulinas de los campesinos le siguieron la corriente.

Los ataques en contra de Vicente Fox y Javier Usabiaga abundaron. Lo menos que se le dijo al jefe del Ejecutivo es que ha incumplido sus promesas de campaña. El Presidente y su secretario de Agricultura apelaron apenas este martes a su origen rural para legitimar su preocupación por el campo y censuraron las presiones campesinas. Al hacerlo reavivaron un conflicto de clases que en el agro mexicano es histórico. Varios oradores insistieron en que el rey del ajo ocupa niños en sus fincas y que su subsecretario, Antonio Ruiz, antiguo directivo de la Fundación Mexicana de Desarrollo Rural ?una asociación privada de desarrollo ligada a la gran empresa? otorgó sin licitación alguna varios contratos a su antigua agencia, tan pronto como llegó a la administración pública.

El malestar de los líderes campesinos fue grande, tan grande como lo que está en disputa: su propia sobrevivencia. El CAP nació en tiempos de Salinas de Gortari como un pacto de dirigentes de organizaciones campesinas para tratar con el gobierno. Esos representantes tuvieron a través de este organismo de concertación una ventanilla para financiar con recursos públicos sus actividades y resolver algunas demandas de sus agremiados. Además, esporádicamente recibían ''bonos'' de capacitación, como el viaje a Europa en 1999 para ver proyectos productivos, siendo secretario Romárico Arroyo. Algunos de los enviados del agro mexicano conocieron en esa travesía a cuenta del erario no sólo la política agrícola de la Unión Europea, sino que pudieron disfrutar de los más finos placeres europeos.

Pero ahora, los nuevos funcionarios públicos, acusados de doble moral y conflicto de intereses, han decidido prescindir de esos líderes, de sus organizaciones y, también, del resto de dirigentes y organizaciones independientes que tienen una visión del desarrollo distinta a la suya. En el Presupuesto de Egresos aprobado hay una partida de 150 millones de pesos para apoyar a organizaciones rurales, y de ellos, el CAP sólo tiene asignados 30 millones.

El tamaño del malestar contra Fox que vive entre los líderes tradicionales -y algunos de sus padrinos? puede medirse por las afirmaciones de Juan Díaz Pimentel, dirigente de la CNC en Oaxaca que apenas el primero de agosto aseguró que ''José Murat es el guía de este estado, es mi amigo y voy a estar donde él esté''. Durante el acto, poco antes de que la lluvia arreciara, el cenecista oaxaqueño dijo que el hombre de las botas es presidente por una traición.

Los representantes campesinos tienen, además, la presión de sus representados. ''Que resuelvan la problemática rural no con desplegados en los periódicos, sino en la realidad'', dijo uno de los oradores. El descontento en el campo es grande y si no hay soluciones corren el riesgo de ser rebasados. Max Correa lo señaló con claridad en el mitin: ''Las voces que invitan a cambiar las cosas por la vía de las armas ?sentenció? ganarán la convocatoria'', para luego solicitarle al Presidente dialogar con ellos en lugar de con ''los encapuchados que están con las armas en la mano''.

Rumbo a la concertación, aunque ''hay muchos fierros en la lumbre''

Según Alvaro López, ''hay muchos fierros en la lumbre en esto''. Y es cierto. Pero al menos en la forma, el encono entre líderes campesinos y funcionarios pareció disiparse al finalizar el día. En una acción concertada previamente a través de la Secretaría de Gobernación, los dirigentes del Congreso Agrario Permanente y el secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural y Alimentación, se reunieron.

López propuso allí establecer una agenda para analizar los problemas que afectan al campo mexicano, como la falta de financiamiento y de apoyo a la comercialización. Reconoció la disposición y voluntad que el funcionario federal demostró a los campesinos con el encuentro. Javier Usabiaga ofreció disculpas públicas a los hombres del campo y aseguró que a la agenda se le pondrá ''nombre y apellido'' para que dirigentes de organizaciones campesinas y representantes del gobierno federal se sienten a la mesa lo más pronto posible para analizar los temas y problemas del campo mexicano.

Dentro de poco se establecerá, desde la Secretaría de Gobernación, una mesa de diálogo con el campo. Mientras tanto, los escándalos por el conflicto de intereses en el que se desempeñan los funcionarios del sector rural, y el descontento real de fondo, crece en los ejidos y comunidades del país.

Como dijo Juan Domínguez, uno de los oaxaqueños presentes en el mitin: ''Ora si que la problema ya se puso rete bien cabrón. Me caí que ya no nos paran hasta que tengamos el solución''.