MARTES Ť 7 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť En la última década se logró evitar 50 mil defunciones por deshidratación
Bajan 83% muertes de menores por diarrea: Ssa
Ť La capacitación de médicos y madres para atender los cuadros, causa principal del avance
CAROLINA GOMEZ MENA
En la última década los fallecimientos de menores de cinco años por padecimientos diarreicos disminuyeron casi 83 por ciento, al pasar de poco más de 14 mil casos anuales en 1990, a sólo 2 mil 500 durante el año pasado, informó Oscar Velázquez Monroy, director general del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud (Ssa).
Al participar en el Foro Nacional de Padecimientos Gastrointestinales, organizado por la Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex), el funcionario resaltó que con esto se han "evitado más de 50 mil defunciones" de menores, a causa de la deshidratación que provocan estos males.
Luego de subrayar que ello se ha logrado mediante la capacitación de los médicos y de las madres, particularmente en el uso adecuado de la terapia de rehidratación oral, así como gracias a la vigilancia de los niveles de cloro residual libre en la red de distribución de agua para uso y consumo humano y la protección de las fuentes de abastecimiento del líquido en coordinación con instancias como la Comisión Nacional de Agua, Velázquez Monroy admitió que aún resta mucho por hacer en este aspecto, en especial en las zonas pobres o las áreas rurales.
Referente a este problema, dijo que el rezago es evidente y se presenta con mayor rigor en los estados del sureste del país. Es así como el riesgo de morir por diarrea en las regiones rurales para la población en general es cinco veces mayor que en las zonas urbanas, y esta diferencia es de ocho veces en los menores de cinco años.
No obstante, indicó que de 1980 a 2000 la defunciones por infecciones intestinales disminuyeron 91 por ciento, y el descenso más importante se dio en los menores de cuatro años, grupo en el que se presentaron 27 mil muertes menos que las ocurridas el primer año de la década de los 80.
El funcionario especificó que este tipo de enfermedades generalmente se dan en infantes que, además de vivir en áreas poco saneadas, también padecen desnutrición, situación que agrava el cuadro infeccioso gastrointestinal -ya sea por ingestión de agua o alimentos contaminados con excretas--, más aún si no se atiende de la manera adecuada y oportuna.
Es por esto que celebró la intención de los expendedores de las farmacias de mejorar sus conocimientos en cuanto a dispender medicamentos contra de esas enfermedades, ya que dijo, muchas de ellas, pese a ser casi totalmente prevenibles, pueden tener una evolución muy desfavorable en los infantes cuando no existen centros de salud en donde tratar a los afectados o cuando en las farmacias se da una medicación errónea.
Al destacar que poco a poco se han ido logrando las metas planteadas en torno a estos padecimientos, y que a la fecha la mortalidad se ha abatido en más de 50 por ciento previsto, Velázquez Monroy indicó que épocas de calor, puesto que la incidencia de estos males en más frecuente, también lo son los fallecimientos de niños. Sin embargo, subrayó que uno de los propósitos del programa nacional de salud 2001-2006 es llevar a su mínima expresión la prevalencia de las enfermedades gastrointestinales.
Reconoció que aunque las acciones se prevén integrales, todavía la marginación, la pobreza, la desnutrición y la carencia de unidades de salud en algunos poblados campesinos o bien la inaccesibilidad, impiden terminar con estas enfermedades.
Al concluir, remarcó que aun cuando en México ocurren muertes de infantes por diarreas, el país tiene una de las tasas más bajas de América Latina; no obstante, mencionó que la brecha con países desarrollados todavía es amplia, pues mientras los cuadros diarreicos en países escandinavos tiene una duración promedio de un día y medio, en el nuestro va de tres a cinco.