MARTES Ť 7 Ť AGOSTO Ť 2001
Ť En este caserío los indígenas saben vivir, no sólo sobrevivir
Rancho Nuevo, de tierra de nadie a refugio de desplazados
Ť Falta de solución a problemas de comunidades, la constante Ť Sueñan con volver a sus casas; "aquí no hay dónde trabajar"
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Muncipio Autonomo San Pedro de Michoacan, 6 de agosto. Pedro (en estos rumbos muchos niños, hijos del exilio, se llaman Pedro), en brazos de su madre, tiene pocos meses y pesa pocos kilos, pero ya es un desplazado más, otro indígena sin casa, sin las tierras de su familia, fuera de su comunidad.
Nació hace poco en Rancho Nuevo, donde llevan seis años y medio refugiadas 17 familias tojolabales, expulsadas de Vicente Guerrero cuando el Ejército federal estableció la Base de Operaciones Mixtas que a la fecha se encuentra allí.
Con el tiempo, el caserío de Rancho Nuevo ha adquirido un aspecto más definido. De tierra de nadie a refugio de más de medio centenar de bases de apoyo del EZLN, denota que estos campesinos, en medio de su pobreza, saben vivir, y no sólo sobrevivir. Sus casas de madera ya tienen la sombra de algún frutal, hay flores, está limpio. La pulcra tienda de la comunidad se llama 9 de febrero, la fecha inolvidable que marcó el inicio de su exilio.
Forman parte de los alrededor de 20 mil desplazados del conflicto, bases de apoyo del EZLN o simpatizantes, miembros de municipios autónomos y perseguidos por el Ejército federal y las policías. Cientos de familias arrojadas al monte, o que fueron a dar a campamentos de refugiados.
Sólo en esta región, hay desplazados de Nuevo Momón, Guadalupe Tepeyac y Vicente Guerrero. Pero también están los de Taniperla, El Bosque, ejido Morelia, todo Chenalhó, Tila, Yajalón, Pantelhó.
La mamá de Pedro, una mujer sonriente, se refiere a las tierras que les quitaron los priístas de Vicente Guerrero o están abandonadas, a los cafetales perdidos, a las condiciones en que han vivido ella y sus hijos. Y su voz adquiere una rabia que parece nueva, acabada de estrenar:
-Esas tierras son nuestras. Algún día vamos a regresar a nuestras casas. Aquí no hay dónde trabajar.
La acompaña una mujer más joven, que carga a Iris, hija suya y del exilio, y lleva de la mano a un tímido niño de tres años. A la pregunta de Ƒcómo te llamas?, éste se frota la cara con el dorso de la mano y dice muy quedito, con cierta dificultad: Mahatma Gandhi. Un nombre bastante largo y novedoso para un niño tojolabal.
Los elefantes blancos del gobierno
Otras tierras definitivamente ociosas -aparte de las milpas y casas perdidas desde la ofensiva militar del 9 de febrero de 1995- son las que se supone devendrán "centros de desarrollo comunitario" en Guadalupe Tepeyac y el río Euseba. Siendo tierras enajenadas a la mala, las comunidades nunca pidieron "centros" del gobierno, sino que se las devolvieran. Las instalaciones a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social a orillas del río Euseba, sobre tierras ejidales, ni siquiera tienen un pueblo cerca.
Las rondan y medio cuidan campesinos de Guadalupe los Altos, y a veces, em-pleados de Sedeso se asoman al complejo urbanizado que fue base militar de la Secretaría de la Defensa Nacional y hoy es un elefante blanco junto al puente.
En días pasados, Guadalupe Tepeyac lucía semidesierto. Durante varias semanas han estado trabajando en su reconstrucción los pobladores originarios, pero ahora sólo unos cuantos de ellos resguardan las obras a medias; los acompaña una veintena de campamentistas de la sociedad civil. El hospital IMSS-Solidaridad en una esquina de la comunidad, primer elefante blanco del rumbo, parece de otro mundo, a pocos metros de las casas de Tepeyac y a años luz de ellas.
Para las comunidades en resistencia, el hospital sigue siendo parte de la ocupación militar, con la cual colaboró su personal el tiempo que permanecieron en Guadalupe Tepeyac las tropas federales. En diversas ocasiones, campesinos de las región han dicho a este reportero que sigue habiendo personal militar en el hospital, aunque con ropas de civil.
En las afueras del pueblo, el viejo Aguascalientes, luego convertido en cuartel por el Ejército federal, es ahora otra mancha en la selva, no por urbanizada menos ociosa. Allí también esperan a Godot los enviados de Sedeso, pues el gobierno foxista ha dicho que los "centros comunitarios" se harán de acuerdo con lo que digan las comunidades, mientras éstas callan, o en todo caso no dicen lo que el gobierno cree que deberían decir.
Los problemas planteados por las comunidades en resistencia no se resuelven. Este fin de semana afloró de nuevo el conflicto, siempre latente, en Buena Vista Pachán, donde la llamada CIOAC Oficial explota madera en predios sobre los que las bases de apoyo del EZLN reclaman derechos. Los predios San José y Santo Domingo han motivado disputas, y posteriores acuerdos entre las partes. El municipio autónomo San Pedro de Michoacán denució que la CIOAC, al tirar árboles y comerciar con la madera, viola acuerdos y destruye propiedad ajena.
Después de que más de cien indígenas, bases de apoyo del EZLN, protestaron el día 3, ocupando los bosques, los dirigentes de la CIOAC aceptaron negociar el fin de semana, y se alcanzaron nuevos acuerdos. Un vehículo de la Seguridad Pública del Estado se apostó desde el sábado en las afueras del ejido, pero los agentes no intervinieron.
Tensión en Marqués de Comillas
Donde la situación ha vuelto a tensarse es en Marqués de Comillas, luego del operativo policiaco contra campesinos del Mocri que de paso arremetió contra miembros de la sociedad civil y el EZLN el 27 de julio. El domingo 5 se incrementó la presencia y la movilización de efectivos de la Seguridad Pública y la Judicial del estado en los alrededores de Zamora Pico de Oro.
Los ejidatarios de San José denuncian "una serie de rumores infundados", según los cuales ellos estarían planeando una acción en contra de Pico de Oro, "a fin de recuperar las pertenencias que nos fueron robadas o destruidas por la policía".
Reunidos en asamblea, los ejidatarios hicieron un llamado a las comunidades vecinas "a que no piensen mal de los de San José". Insistieron en que de ninguna manera planean acciones como las que se rumoran, y acordaron en cambio "exigir al gobierno estatal la reparación de todos los daños que efectuaron las fuerzas de seguridad estatales en el referido operativo", así como el retiro de las fuerzas policiacas en Zamora Pico de Oro y las inmediaciones de Barrio San José.