MARTES Ť 7 Ť AGOSTO Ť 2001
ASTILLERO
Julio Hernández López
LOS PRIMEROS DATOS confiables muestran que el triunfo madracista en Tabasco no se construyó con los materiales tradicionales de la defraudación electoral (en esta ocasión fueron otros, novedosos: el pacto cupular, la moderación panista correctora de descuidos priístas anteriores, y el disimulo convenido del gobierno federal ante el uso electoral del erario, el control de los medios de comunicación y la conducta facciosa de los órganos electorales locales). šUna aportación valiosa de los genetistas mexicanos al mundo: mapache cruzado con zorro!
TAMBIÉN REVELAN (como se había dicho antes en esta misma sección, la cual tiene un pajarito que le lee la suerte) que, a pesar de todas las graves acusaciones que se hacen en su contra, no hay en aquella región una latente rebelión popular contra Madrazo (la que sólo estaría esperando la aparición de un líder para estallar). Por el contrario, a pesar del desgaste de seis años de gobierno caudillista y patrimonialista, a pesar del descalabro que significó la orden judicial de reponer los comicios, a pesar del crecimiento político nacional de Andrés Manuel López Obrador, y a pesar de las buenas prendas personales de Raúl César Ojeda (y de las defecciones priístas a su favor) Manuel Andrade, es decir, Roberto Madrazo, consiguió mantener un segmento social numéricamente importante que le dio un triunfo apretado pero difícilmente reversible (tramposo, pero no comprobable; caciquil, pero con bendición superior).
A NADIE PUEDE escapar que ese acto de relevante magia política tropical beneficia especialmente al presidente Fox, al grado que desde meses atrás se insistía en que éste y el ex gobernador tabasqueño habrían firmado un pacto secreto del que, como es natural, nunca ha habido pruebas públicas. Clarísimo ha estado, sin embargo, que los intereses y empeños de Fox estarían infinitamente mejor servidos por Madrazo que por López Obrador, a pesar de los requiebros y coqueteos hechos por éste en los días recientes, en busca de construir con el presidente una alianza que a cambio de recomposiciones nacionales le abriera al tabasqueño el camino hacia un segundo espacio importante de poder. No sólo constituiría López Obrador (en caso de que se hubiera permitido el triunfo de Ojeda) un peligro en Tabasco para la política foxista de apertura del sector energético nacional al capital privado, sobre todo el extranjero sino, especialmente, al muy acariciado proyecto presidencial llamado Puebla-Panamá, que ya tiene de por sí la garantía de varias subordinaciones indígenas en curso como para además agregar la hegemonía consolidada de Andrés Manuel en esas estratégicas tierras sureñas.
OTRAS CONSECUENCIAS naturales del triunfo madracista de este domingo habrán de agradar especialmente al presidente Fox. Con este golpe se opacan (aún más y suponiendo, en conciente reto a las leyes físicas, que fuese posible restarles aún algo de presunto fulgor) las figuras de Francisco Labastida y de Dulce María Sauri. Además, se induce el proceso de reconstrucción y estabilización del PRI al darle a Madrazo un triunfo que le convierte en único jefe de tribu capaz de sobrevivir y triunfar después del holocausto (las ocho elecciones locales posteriores al 2 de julio de 2000 habían sido perdidas todas por el partido tricolor), el único general con ejército triunfante que se presentará en la asamblea nacional de noviembre, en virtual jefe político máximo del PRI (que podría incluso, en estas nuevas circunstancias, optar por abstenerse de buscar la presidencia nacional priísta para sí mismo, y preferir empujar para que un personero -como Andrade lo es en Tabasco- se haga cargo de ese puesto siempre quemante) y en conductor inequívoco del proceso de entrega de la estafeta (de PAN al PRI) llamada "oposición leal". Un personaje así, desde luego, sería digno candidato presidencial del PRI en 2006, el hombre de la revancha histórica, el sí se puede posdatado, el contrincante ideal para una pelea arreglada en la que, al final, el amor (el conyugal) triunfe, como siempre debe suceder en toda buena telenovela color de rosa a la que nunca está de más meterle picardía y sabor tropical.
HA GANADO MADRAZO y el propio PRD ha doblado las manos, absteniéndose de caer en la tentación de la protesta pública, de la desobediencia civil. En los comicios anteriores para elegir gobernador, que fueron finalmente anulados por los magistrados electorales federales, el partido del sol azteca tomó la sorprendente determinación de eludir el conflicto público, prefiriendo el sendero del litigio que finalmente le resultó exitoso. Ahora ha tomado una decisión similar, aunque parece terriblemente difícil que pudiera ser anulada en segunda ocasión un proceso que arrojó resultados similares a los de la primera versión. Aceptar resultados en lo general, presentar objeciones menores en puntos particulares, y preferir que sean los abogados los que den la última palabra, parece una forma elegante de irle diciendo adiós a las movilizaciones populares y de irse resignando a seis años más de madracismo en la entidad.
No deben impedir un frío ejercicio de análisis los enconos que en ciertos segmentos del PRD genera el madracismo (los adversarios de López Obrador celebran en silencio que éste no haya ganado más poder, pero aún entre sus aliados recientes, como Ricardo Monreal y los chuchos, sobre todo Ortega, hay una evidente buena disposición hacia Roberto, y la permanente convicción de que en determinados reacomodos trascendentes esas corrientes del sol azteca podrían acabar fundiéndose con un priísmo como el madracista). Ese análisis debe llevar a preguntarse las razones por las cuales los vicios y excesos del madracismo no se tradujeron en imparables e inocultables votos ciudadanos deseosos de dar un giro a cualquier costo al régimen que tan fuertemente les oprimía.
OTRAS ELECCIONES venideras mostrarán los carriles electorales sobre los que va caminando en estos momentos el partido del sol azteca. En Michoacán todo parece estar puesto para que Lázaro Cárdenas Batel sea el siguiente gobernador. Pero, salvo ese caso que se cuece aparte por razones históricas y políticas muy definidas, en el resto de las entidades parece tener claro rechazo el discurso perredista de la confrontación. Para su propia desgracia, el partido del sol azteca parece más interesado en ahondar sus divisiones, en abonar el camino para el fracaso de las aspiraciones de sus adversarios internos y para pelear con ferocidad cuotas de candidaturas, cargos y sueldos.
LUEGO DE ESTE domingo, el panorama político queda más despejado: Madrazo buscará asumir el control real del PRI, el labastidismo deberá asumirse ya como una nostálgica pieza de museo, y López Obrador volverá a alejarse de Fox. En lo inmediato, diputados priístas madracistas serán comprensivos y amables con la reforma fiscal foxista.
También hubo elecciones en Oaxaca y en Aguascalientes, de las que se escribirá aquí en fechas próximas.
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