LUNES Ť 6 Ť AGOSTO Ť 2001
ASTILLERO
Julio Hernández López
RESULTA ESCANDALOSA LA carencia de oficio político del equipo que está a cargo del aparato administrativo federal. Este sábado reciente, en León, el cuerpo gerencial encabezado por Vicente Fox (auxiliado por masajistas y aguadores blanquiazules como el gobernador de Aguascalientes, Felipe González) trató de meterle gol político a los gobernadores priístas y perredistas con los que se reunió.
EN UNA JUGADA de kinder, el gobierno federal foxista y varios gobernadores panistas quisieron convertir en realidad una presunta percepción de que ya había "consensos" entre los mandatarios para impulsar una posición conjunta de reforma hacendaria "federalista". Todo estaba listo para que los tales gobernadores aprobaran la pomposa Declaración de León, que sería el punto de arranque de la campaña foxista de propaganda para enfilarse rumbo al septiembre de San Lázaro en el que deberá discutirse y definirse la propuesta de reformón que incluye el IVA a alimentos, medicinas y otros rubros de interés popular.
"šSEÑORES, HAY CONSENSOS: hay que trabajar con ellos!", había dicho el Felipe González-no PSOE, un sencillo abarrotero al que la urgencia cívica de alternancias convirtió sin más en gobernador de Aguascalientes. El siguiente paso, cantado, era presentar una propuesta que casualmente ya estaba redactada, con los espacios en blanco para que los mandatarios estamparan espontáneamente su solidaria firma, comenzando con los panistas oportunamente informados de la conjura propia de Spy kids, la película de temporada que estelariza Antonio Banderas.
"ƑCUALES CONSENSOS?", HABRIA atajado el oaxaqueño José Murat, según la nota de La Jornada que redactaron Roberto Garduño y Martín Diego. Y a partir de allí se desató la cascada de críticas y reclamos que duró cuatro horas e impidió que fuese siquiera sacada de la manga la nonata Declaración de León. Lo más que se consiguió fue un rollero e insustancial acuerdo de prensa que dio a conocer ante los medios de información Francisco Ortiz, el sucesor de Marta Sahagún que cree que jugando a los mudos podrá detener el proceso de deterioro de la imagen presidencial.
LA REUNION DEBIO celebrarse en León para que pudieran asistir algunos de los mandatarios que se negaban a concurrir como peones de hacienda al rancho del patrón, sobre todo Andrés Manuel López Obrador y Murat. Allí, los gobernadores no panistas plantearon posiciones de crítica directa a la forma de gobernar de Fox. Los priístas reivindicaron en esa reunión el contenido del famoso desplegado del que tan raudos se habían deslindado días atrás, pero que ahora confirmaron en sus puntos medulares e incluso lo volvieron más filoso.
PERO EL PLANTEAMIENTO más profundo, el que permitió saltar de las incidencias particulares al plano ideológico, lo presentó López Obrador, en un discurso cuidadosamente elaborado en el que habló de los dos proyectos de nación que están en lucha. Siempre conforme a las versiones recogidas por Garduño y Diego, el jefe del Gobierno capitalino habría advertido que, en estos tiempos de neoliberalismo dominante, "el gerente sustituye al gobernante, la administración de empresas eclipsa a la administración pública, el cliente sustituye al ciudadano, el dinero al poder social -que es el verdadero poder político- y la voluntad electoral se vuelve apariencia, fachada, simulación (...) Si el Poder Ejecutivo es sumiso a los grandes grupos económicos, la democracia no funciona a plenitud".
ERA DEMASIADO PARA el grupo cocacolero que ganó la Presidencia de la República en el 2000. Ya no fue posible ni siquiera proponer los acuerdos de plastilina que habían preparado para que los niños del kinder le pusieran sus huellas digitales. El presidente escuchó y escuchó. Veinte intervenciones, cuatro horas (Patricio Martínez, el priísta que gobierna Chihuahua, llegó a decir que el atentado en su contra de meses atrás fue un intento de crimen de Estado, y que Francisco Barrio usa la Contraloría federal para grillas facciosas; Armando López Nogales habló de revanchismos y clientelismos). Luego, habiendo llegado a un acuerdo que muy poco significa, sólo le acompañaron a comer a su rancho 14 de los 30 gobernadores (Víctor Manuel Tinoco había sido el único ausente, pues necesitaba participar en un acto priísta en Morelia).
A PESAR DE todo, la cosecha foxista no fue nula. Antonio Echevarría (que entre sus muchísimos negocios hechos al amparo del poder también fue distribuidor de negras bebidas gaseosas) se declaró virtual soldado del señor Presidente ("lo que él diga"). Sabido siempre fue que Echevarría era priísta conspicuo, acostumbrado a convertir el erario en ganancia empresarial, pero aún así el PRD lo impulsó, en alianza con el PAN, para que "rompiera" el cacicazgo ceteminsta de Nayarit. Ha roto eso y muchas cosas más, en un rejuego de represiones, corrupción y frivolidad. Ahora se declara seguidor ciego de Fox. Pablo Salazar, de Chiapas, por su parte, jugó a la indefinición convenenciera. Ni sí ni no, sino todo lo contrario. Prefirió, para más evidencia, dejar la reunión incómoda antes que sus colegas.
EL NAYARITA ECHEVARRIA será utilizado por el presidente Fox para tratar de eludir la invitación que los gobernadores priístas y perredistas le han hecho para que acuda a reunirse con ellos el próximo 10 en Mazatlán. En ese puerto habrán de definir los mandatarios del partido tricolor su propuesta de reforma fiscal, y mucho valorarían que, en reciprocidad a su visita a León, ahora el Presidente los acompañe.
OTROS SOSPECHOSOS PLANES tiene Fox: reunirá la víspera, el 9, a otros tantos gobernadores de la zona centroccidental en Nuevo Vallarta, Nayarit, para negociar con ellos apoyos económicos para obras prioritarias. Al siguiente día, continuará visitando Nayarit, para de allí seguir en gira hacia Guerrero. O sea que no tiene ninguna intención de reunirse con los priístas y perredistas en el antes citado puerto sinaloense y, por tanto, la comedia de enredos seguirá, mientras en Los Pinos aprenden un poco de política, a lo mejor para fin de sexenio.
ASTILLAS: A ALGUNOS LECTORES de esta hoja parroquial les pareció excesivo el comentario, emitido en anterior entrega, de que el cerverismo, como forma de hacer política y de organizar elecciones, sobreviviría pues, de hecho, ya estaba trasplantado a lugares como el Aguascalientes gobernado por el panista Felipe González (de quien se narraron otras patoaventuras líneas arriba). Ayer, faltando aún varias horas para que cerraran las casillas de la capital hidrocálida, ya había signos de ese neocerverismo: cuatro personas (de filiación panista) habían sido detenidas -tres de ellas, menores de edad- por recorrer domicilios particulares, lista nominal de electores en mano, para "invitar" a esos ciudadanos a votar; otro, sexagenario, por agredir a un representante del PRI que fue a parar a un hospital para su atención. Además, personas con cachuchas rojas y una Z bordada en el frente de éstas, vigilaban casillas, amedrentaban a priístas y promovían el sufragio blanquiazul. šCervera sigue, la alquimia vive!... De Tabasco se hablará mañana...
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