DOMINGO Ť 5 Ť AGOSTO Ť 2001
SEMANA POLITICA EN ESTADOS UNIDOS
Ť Bombas contra la democracia en la isla de Vieques
Ť Con dignidad enfrentan sus habitantes a Washington
DAVID BROOKS CORRESPONSAL
Washington, 4 de agosto. El pueblo puertorriqueño de Vieques votó abrumadoramente por el cese del uso de esa isla como tiro al blanco de la marina de Estados Unidos, y casi de inmediato re-cibió la respuesta a la expresión democrática de su voluntad: bombas.
No es sorprendente; más bien, debería es-perarse dada la historia de conquista y subordinación colonial que ha sufrido Puerto Rico durante siglos, y las respuestas salvajes a toda expresión de su pueblo de resistencia. Desde Colón, a España y du-rante más de un siglo, Estados Unidos ha respondido en formas similares a la expresión popular del pueblo puertorriqueño.
En un referéndum de opinión -ya que su resultado no tiene peso de ley- realizado el 29 de julio, casi 70 por ciento de los residentes de Vieques votó por el cese inmediato a los bombardeos de práctica de la marina de Estados Unidos. Aun antes de conocerse los resultados, la marina afirmó que "este referéndum no tendrá ningún impacto sobre la marina o nuestro enfoque".
Y cumplió su palabra: esta semana la marina reinició sus prácticas de bombardeo sobre la isla y ejercicios bélicos con más de 23 mil tropas. La protesta no se hizo esperar y la policía militar estadunidense disparó gas lacrimógeno y balas de goma contra manifestantes y periodistas, pero por lo me-nos 12 activistas lograron ingresar a territorio controlado por la marina para intentar detener el nuevo bombardeo.
Así, el histórico conflicto continúa. Du-rante los últimos dos años se intensificaron las protestas tras la muerte "accidental" de David Sanés, en 1999, por una bomba de 500 kilos que se "extravió". A partir de esa tragedia, se instalaron campamentos de protesta dentro de la zona de práctica que culminaron con arrestos masivos. Desde entonces, miles han participado en las protestas para expresar su solidaridad. Con ello, la presión sobre Washington aumentó a tal nivel que el presidente George W. Bush debió prometer que la marina abandonaría Vieques en 2003, pero en el referéndum recién celebrado sólo 1.7 por ciento de los residentes apoyó el plan del presidente.
Vieques ha servido como campo de en-trenamiento para decenas de conflictos, desde la Segunda Guerra Mundial a Kosovo. Incluso fue terreno de capacitación para tropas estadunidenses utilizadas contra Cu-ba, República Dominicana, Chile, Granada, Vietnam e Irak.
Durante esos años se ha mantenido una protesta constante y más de mil manifestantes han sido detenidos, más de 500 en los últimos dos años. Entre los arrestados recientes están figuras como Edward James Olmos, Robert F. Kennedy Junior, el representante federal Luis Gutiérrez, el reverendo Al Sharpton, la esposa de Jesse Jackson y el líder laboral Dennis Rivera (Kennedy y Rivera acaban de cumplir sus condenas de 30 días de cárcel esta semana).
Otras figuras que han prestado sus nombres a la protesta durante los últimos dos años incluyen al actor Benicio del Toro, Ricky Martín, José Feliciano, Marc Anthony, el beisbolista Roberto Alomar, los legisladores federales José Serrano, Nydia Velázquez y Charles Rangel, y los senadores Hillary Clinton y Charles Schumer, en-tre otros. Por cierto, Kennedy acudió directamente a Vieques al ser liberado esta se-mana, y declaró: "Lo que la marina está haciendo aquí está mal, y es arrogante... y es la peor cara de Estados Unidos" (su hijo nació durante su estancia en la cárcel, y tiene por segundo nombre el de Vieques).
Este nuevo movimiento, o más bien, el de resistencia reactivado, tiene una larga historia. Mario Murillo, periodista e investigador, cuenta que fue en Vieques donde se dio la última batalla de la resistencia de los indígenas taínos contra la corona española. También fue sitio de una rebelión contra las condiciones laborales opresivas de los co-lonialistas españoles en 1874.
La resistencia de los residentes de Vieques se expresó igualmente en 1941 cuando la marina tomó el control de dos tercios de la isla. De nuevo, en 1979 pescadores y otros manifestantes bloquearon las maniobras navales en protesta por la destrucción ambiental ocasionada por las maniobras, con el arresto de 21 activistas, entre ellos uno que después fue hallado muerto en su celda bajo circunstancias sospechosas. En 1989, cientos de residentes y activistas ocuparon territorio controlado por la marina.
El 2000, después de un año de protestas no violentas, las autoridades estadunidenses destruyeron 13 campamentos de paz y expulsaron a sus residentes, y arrestaron además a 224. (Estos datos se encuentran en el excelente análisis de Murillo en su libro Islands of Resistance, publicado este año por Seven Stories Press en Nueva York, www.sevenstories.com).
Vieques está al centro del debate sobre la relación compleja y sangrienta entre Puerto Rico y Estados Unidos, y forma parte fundamental de la historia del poder estadunidense y su expresión hacia el Caribe y América Latina. La historia comienza tanto en 1493 cuando Colón desembarca en la isla de Borinquen, donde se inicia el genocidio de más de dos tercios del pueblo taíno en una sola generación.
Pero también con el Grito de Lares en 1868, cuando los nacionalistas lanzan una rebelión contra el poder colonial español. Y comienza con cada expresión de la resistencia puertorriqueña durante los últimos 103 años desde que fue convertida en una colonia de Estados Unidos en 1898.
Esta semana esa historia comenzó una vez más, con una nueva manifestación de dignidad al rechazar las bombas enviadas desde Washington. Este pueblo enterrado por bombas y tropas practicando las guerras que se llevarán contra otros países, sigue creyendo que con los puños, las protestas pacíficas, con la sola ira de la razón podrá contra el poder militar del último superpoder mundial. Al parecer, podrían tener razón ya que, poco a poco, Washington va retrocediendo.