Ť Montaje a cargo de Teatro de Arena y Sauvauge Public en El Galeón
Conjugar dos visiones del mundo, tres idiomas y muchos personajes, afán de La vida no vale nada
Ť El mestizaje de métodos propiciará un arte escénico representativo de lo multicultural
Ť En el próximo Cervantino se ofrecerán experimentos semejantes, adelantó Otto Minera
MONICA MATEOS VEGA
Si el teatro no comparte experiencias con otras culturas no tiene sentido, se vuelve un arte anquilosado, se muere. Con esta premisa el director Martín Acosta y la compañía Teatro de Arena emprendieron un ''experimento migratorio'' que ha dado como fruto el montaje La vida no vale nada/ La vie ne vaut rien, en colaboración estrecha con el grupo canadiense Sauvauge Public.
Se trata de una obra que intenta conjugar ''dos visiones del mundo, tres idiomas y un sinfín de personajes''. La historia se inicia en el norte, en Montreal, en francés. Y continúa en el sur, en el Centro Histórico de la ciudad de México, en español e inglés.
La vida no vale nada/ La vie ne vaut rien se presenta los jueves y viernes a las 20:30 horas, sábado 19 horas y domingo a las 18 horas en el teatro El Galeón de la Unidad Artística y Cultural del Bosque (atrás del Auditorio Nacional).
Los actores de Teatro de Arena advierten al público que no se desesperen si no entienden algunos diálogos, que la obra no ha sido pensada para políglotas, ''a pesar de un largo prólogo en quebecuá, las cosas se compondrán poco a poco, no sólo al recuperar nuestro idioma, sino al aclararse las convenciones teatrales de la historia''.
Todo comienza en un chat cibernético en el que las voces se confunden a la búsqueda de un interlocutor, no importa el idioma en el que responda. En la aldea global del Internet no existen fronteras o nacionalidades, sólo personajes atraídos por el caos o la duda. Después, la acción transcurre durante una larga y oscura noche en las calles de una ciudad donde deambulan fantasmas, criminales y víctimas.
Quebec, Malí y Rusia, largo periplo
El proyecto tardó un año en concretarse y forma parte de un largo periplo que, a manera de exilio, vivirán no sólo los integrantes de Teatro de Arena sino sus colegas de lugares como Quebec, Malí y Rusia; en cada lugar se creará una obra totalmente nueva.
''Estamos convencidos de que con este encuentro, con el mestizaje de los diferentes métodos de trabajo podemos hallar un teatro más representativo de las sociedades multiculturales actuales'', señalaron los integrantes de Sauvage Public, Martín Choquette y Cécile Lasserre.
Al término de la función especial de La vida no vale nada, realizada la noche del jueves en el teatro El Granero, se convocó a un panel de discusión con el tema La migración, el multiculturalismo y la creación, en el que participaron Acosta, los dramaturgos Luis Mario Moncada y Boris Schoemann; el crítico Néstor García Canclini, la actriz Marcela Pizarro y el coordinador nacional de teatro, Otto Minera, quien señaló que antes ese arte estaba confinado a las catacumbas y eso no le hacía bien a nadie.
Por ello, agregó, es importante el intercambio cultural, pues ''la ciudad de México se merece que haya programación internacional permanentemente''. Adelantó que durante el próximo Festival Internacional Cervantino se presentarán ''experimentos parecidos'': el grupo canadiense Carbone 14 montará la obra Visitación, en la que participa la actriz mexicana Dolores Heredia, y un grupo de teatro suizo realizará un montaje con actores del país.
Martín Acosta apuntó que su experiencia intercultural se inició cuando llevó su obra Retrato de un artista adolescente a Estados Unidos, hablada en inglés. No obstante, en este trabajo la labor ha sido conjunta con los actores canadienses.
''Hacer teatro es una forma de viajar, con la generosidad del lenguaje humano. Esa ha sido la tónica de mi búsqueda como director de escena'', añadió.
En su intervención, Schoemann -quien realizó la traducción al francés de la obra- dijo que en La vida no vale nada la mezcla no sólo es de idiomas o culturas sino de técnicas actorales lo cual plasma cómo se concibe el hecho teatral en Canadá y en México. Por ello, afirmó, ''en teatro sí somos globalifílicos''.