SABADO Ť 4 Ť AGOSTO Ť 2001

Ť Urgen espacios directivos para mujeres en el clero, dice el obispo Martín Rábago

La Iglesia, vulnerable al machismo: prelado

Ť "No recomendaría el aborto, pero si alguien me dice 'voy a abortar', es su decisión", señala

CAROLINA GOMEZ MENA

Tras aceptar que la Iglesia católica en ciertos "momentos históricos se ha contaminado del machismo" imperante, José Guadalupe Martín Rábago, vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano,
subrayó que se ha "distorsionado la verdadera enseñanza de la Iglesia" en torno a los derechos de la mujer, particularmente de los sexuales-reproductivos.

En el marco del foro Violencia sobre la Salud de las Mujeres, organizado, entre otros, por la Secretaría de Salud (Ssa), la Fundación MacArthur y la Federación Mexicana de Ginecología y Obstetricia (Femego), el también obispo de León, Guanajuato, aseguró que no es función del credo católico querer cambiar la conciencia de las personas en ámbitos diferentes al religioso, por ejemplo en el ejercicio de la sexualidad femenina y de sus derechos reproductivos.

"La Iglesia no pone a nadie la pistola en el pecho para que no aborte, sólo manifiesta sus convicciones, y la persona decide.... Como obispo no recomendaría el aborto, pero si alguien me dice 'voy a abortar', es su decisión; y si estamos en una sociedad en la que el aborto cada vez es menos penalizado, o en algunas que no lo es, no sufrirá ninguna consecuencia legal, pero sí moral", advirtió.

Sugirió que en una sociedad democrática y, por ende, "tolerante", deben aceptarse las "convicciones diferentes", por lo que ya no serían válidas las posiciones radicales, provengan de la Iglesia o de los grupos feministas. Sostuvo que "nadie tiene el derecho de violentar la conciencia de las personas" y dijo que al credo católico sólo le corresponde "proponer y educar", por lo que aseguró que "cualquier tipo de violencia sobre la conciencia de una mujer para obligarla a que decida lo que yo previamente decidí es ejercer violencia, y esto no sólo se vale para las feministas, sino también para la Iglesia".

Tras exponer que "hubiera sido pedir un milagro" que la institución católica no se contaminara "del machismo prevaleciente en la sociedad" -el cual, además de ser el resultado de "elementos definitivos e invariables, también lo es de la cultura"-, Martín Rábago reconoció que es urgente "ir creando espacios cada vez más amplios para que la mujer ejerza funciones de dirección" dentro de la jerarquía eclesiástica.

Según el obispo, la Iglesia no se puede quedar rezagada y debe mostrar coherencia entre lo que predica y lo que practica, es decir, si para la fe católica hombre y mujer son iguales, deben tener también los mismos derechos en todo el espectro posible.

No obstante, al hacérsele patente que el papel de la mujer en la Iglesia es notoriamente inferior, justificó el hecho de que le esté vedado el acceso al sacerdocio porque, dijo, éste "no es un derecho humano", sino "un llamamiento, una vocación", proveniente de Dios, por lo cual "no se estaría violentando" una garantía femenina.

El prelado precisó que el papel y las enseñanzas de la Iglesia han sido mal interpretados por los grupos feministas y comentó que jamás el catolicismo se ha arrogado el derecho de intervenir en el número de hijos que deben tener las familias o en la sumisión femenina ante el hombre.

Por su parte María Consuelo Mejía, directora de Católicas por el Derecho a Decidir, celebró que la Iglesia se abra a los nuevos tiempos. "Aquí escuché cosas que jamás esperé oír del clero católico".