Ť Instan a Fox y Bush a incorporar propuestas a negociaciones bilaterales
Los demócratas buscan recuperar protagonismo en el tema de la reforma migratoria en EU
Ť Esbozan proyecto para otorgar residencia permanente a inmigrantes que "se la han ganado"
Ť Reformularían las leyes de 1996 que suspendieron servicios públicos a indocumentados
DAVID BROOKS CORRESPONSAL
Nueva York, 2 de agosto. Y arrancan. La creciente competencia política para determinar el cambio quizá más importante de la política de inmigración de Estados Unidos en por lo menos 15 años, se evidenció hoy con nuevas propuestas del Partido Demócrata y de sindicatos, grupos empresariales y organizaciones de defensa de los derechos de los inmigrantes.
En las últimas 24 horas, líderes del Partido Demócrata en el Congreso han anunciado dos iniciativas separadas, en parte para intentar recobrar el protagonismo en la política migratoria que les ha sido arrebatado por George Bush y los republicanos al impulsar una negociación con México sobre el tema.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Tom Daschle, y el jefe de la minoría demócrata de la Cámara, Richard Gephardt, presentaron hoy una serie de principios que formarán el marco de lo que será una propuesta demócrata alternativa a la que desarrolla la Casa Blanca, y enviaron una carta a Bush y a Vicente Fox instándolos a incorporar estos elementos en sus negociaciones.
La Casa Blanca espera anunciar su iniciativa durante la visita de Estado que el presidente Fox tiene programada para el 5 de septiembre, y los demócratas señalaron que tratarán de presentar su alternativa durante ese tiempo.
Daschle, quien ha intensificado su interés en la relación bilateral y en el tema migratorio en particular, afirmó que el enfoque de Bush sobre la relación con México y los inmigrantes "nos ofrece una oportunidad histórica para reformular nuestras políticas de inmigración para hacerlas más justas para los inmigrantes y sus familias", e indicó que los demócratas promoverán un cambio que refleja "sus valores".
Más allá de los mexicanos
Señaló que estos principios para una política de inmigración más justa reconocen que "la gente que cultiva nuestros campos, alimenta a nuestras familias y paga nuestros impuestos también debería tener el derecho de compartir nuestra sociedad como ciudadanos". Para Daschle, "con un poco de cooperación bipartidista, podremos crear políticas de inmigración que reunifiquen familias, satisfagan las necesidades laborales de la economía estadunidense, y honren nuestro legado como nación de inmigrantes".
Por su parte, Gephardt insistió en que "los demócratas han sido los líderes del tema de inmigración durante muchos años. Nosotros no esperamos hasta que fue políticamente factible para responder al llamado de justicia en nuestras leyes de inmigración". Así es que, afirmó, "damos la bienvenida a los esfuerzos del presidente Bush y el presidente Fox, pero tenemos que hacer más para ayudar a todos los inmigrantes".
Y este es el punto clave de la propuesta demócrata: ampliar cualquier reforma de inmigración más allá de los mexicanos. En su carta a los dos presidentes, los dirigentes demócratas dicen apoyar "firmemente los esfuerzos para reformar nuestra política migratoria con México, pero también queremos usar la oportunidad para ampliar tal esfuerzo para incluir personas de otras naciones igualmente merecedoras".
El grupo de tarea de inmigración establecido por Gephardt para preparar una posición compartida del liderazgo demócrata de la Cámara y del Senado está dirigido por los legisladores Silvestre Reyes, Sheila Jackson Lee y Luis Gutiérrez. Gutiérrez afirmó hoy que estos principios parten de que "los inmigrantes son una fuerza positiva y esencial para el crecimiento, productividad y diversidad de Estados Unidos... Quiero que todo inmigrante sin importar su calidad migratoria entienda un mensaje simple: el Partido Demócrata luchará por las oportunidades económicas y la unificación familiar que ustedes han ganado y que merecen a través de sus contribuciones a nuestra nación".
Los elementos de la propuesta que los demócratas desarrollan incluyen: mecanismos para acelerar y facilitar la reunificación familiar agilizando y aumentando las visas a familiares inmediatos de los inmigrantes residentes; otorgar residencia permanente para aquellos inmigrantes que "se la han ganado" con una estancia larga y sin problemas.
En este último rubro, se reconoce que "nuestra economía depende de los inmigrantes indocumentados en nuestra fuerza laboral y no es del interés de los trabajadores ni de sus empleadores que aquéllos continúen siendo indocumentados". Con ello, se propone un mecanismo para "ajustar" la calidad migratoria de estos empleados.
Otro "principio" es mejorar la seguridad fronteriza y la protección de los inmigrantes, así como los recursos necesarios para aplicar la ley; además prevé un programa de trabajador huésped que no afecta a la fuerza laboral estadunidense y que ofrece un mecanismo para obtener la residencia permanente, pero subraya que este programa debe completarse y aplicarse conjuntamente con las prioridades de legalización permanente y reunificación familiar para funcionar. Finalmente, se propone reformar las leyes de 1996 que suspendieron servicios públicos para los inmigrantes.
En la carta a ambos presidentes, Daschle y Gephardt dicen estar preparados, con el liderazgo de Bush y Fox, para promover "un nuevo paradigma en la política de inmigración". Sin embargo, "el diablo está en los detalles" y éstos -como fechas a partir de las cuales un inmigrante podrá obtener la legalización- aún no se definen, ni en los "principios" presentados hoy por los demócratas ni en los anuncios de la Casa Blanca.
Iniciativa para jornaleros indocumentados
Hoy, por separado, el representante Howard Berman, quien también es miembro del grupo de tarea para inmigración de los demócratas, y el senador Edward Kennedy anunciaron la presentación de sus proyectos de ley paralelos (uno para cada cámara), cuyo propósito es reformar las leyes que afectan a los jornaleros inmigrantes a fin de ofrecerles, por primera vez, derechos laborales básicos, entre ellos el derecho a la sindicalización, y para promover la legalización de hasta 500 mil trabajadores indocumentados del campo.
Berman y Arturo Rodríguez, secretario general del sindicato de jornaleros UFW, señalaron que esta propuesta es complementaria a los principios anunciados en el proyecto de reforma más amplio dado a conocer por el Partido Demócrata.
"Por primera vez, con esta iniciativa, los trabajadores del campo, que han sido los peor pagados, que han sufrido mayor discriminación y las peores condiciones, finalmente podrán disfrutar de los mismos derechos de los trabajadores estadunidenses", declaró Rodríguez. Indicó que esto beneficiará a los cultivadores al ofrecerles una fuerza laboral más estable.
Una alianza inusual
Por otro lado, una coalición de asociaciones empresariales y grupos nacionales de defensa de los derechos de los inmigrantes y latinos envió una carta al presidente Bush en la que lo instan a considerar un marco para una reforma comprensiva de las políticas de inmigración. Señalan que tradicionalmente las organizaciones de defensa de los inmigrantes y las agrupaciones empresariales no han compartido el mismo camino, y agregan que "es muestra del significado critico de este tema por el que hemos estado trabajando durante más de un año para aprender uno del otro y buscar un terreno común".
La misiva enviada a Bush ayer fue firmada por las agrupaciones empresariales Asociación Americana de Hoteles y Alojamiento; Asociación Nacional de Constructores de Hogares; Consejo Nacional de Restaurantes de Cadena; Asociación Nacional de Restaurantes, y la Cámara de Comercio de Estados Unidos junto con organizaciones como el Consejo Nacional de La Raza, el Fondo Mexicano Estadunidense de Defensa Legal y Educación (Maldef), el Foro Nacional de Inmigración y la Asociación Americana de Abogados de inmigración, entre otros.
Esta inusual coalición propone una serie de medidas para conformar un marco para la negociación bilateral sobre migración. Primero, insisten en que la meta de la negociación debería ser nada menos que "crear un marco legal para la realidad económica que prevalece", por lo que se requiere una serie de políticas comprensivas.
Estas, agrega, deberían de incluir un programa de trabajador huésped diferente a los existentes, más "progresivo" que "respete las necesidades laborales de las empresas y los derechos de los trabajadores". Además, se insiste en mecanismos para "ajustar" la condición legal de los inmigrantes mexicanos, al reconocer que "la simple realidad es que existen indocumentados en la fuerza laboral estadunidense y que las industrias en las que trabajan no podrían funcionar sin ellos". Para los empresarios de esos sectores, como para los trabajadores, esta situación debe ser tomada en cuenta en las negociaciones bilaterales, argumentan.
Todas estas iniciativas son manifestación de una creciente competencia entre políticos y sectores afectados para influir en lo que todo mundo afirma es "una oportunidad histórica" para reformar la política de inmigración. Los actores clave incluyen a organizaciones latinas, sindicatos, sectores empresariales y las propias organizaciones de inmigrantes.
Los políticos se encuentran enfrentados tanto por estos sectores y otros intereses, además de los opositores a toda reforma, como por las divisiones internas entre cada sector. Entre los que proponen un cambio, también hay divisiones. La más marcada es sobre si un nuevo acuerdo debería ser limitado sólo a los mexicanos o debería incluir a otros grupos, elemento clave de las propuestas del liderazgo demócrata.
Pero, esta "oportunidad histórica" para cambiar la política de inmigración no es garantía de que se convierta en un "hecho histórico"; las pugnas políticas apenas empiezan... Sin embargo, el hecho de que, al parecer, comenzó una competencia política para ver quién puede ofrecer más a los inmigrantes no es una mala situación para los que buscan un cambio. Depende ahora de si los políticos de ambos países tienen la capacidad para "hacer historia".