JUEVES Ť 2 Ť AGOSTO Ť 2001

Angel Guerra Cabrera

El referéndum de Vieques

a lucha por la salida de la marina de guerra de Estados Unidos de la isla de Vieques logró esta semana una gran victoria: 68 por ciento de los votantes viequenses optó por la retirada inmediata de la marina en un referéndum organizado por el gobierno colonial de Puerto Rico. Con alta asistencia de votantes, sólo 81 sufragios, de un total de 4 mil 750, fueron a favor de la permanencia indefinida del cuerpo armado.

La victoria es mayor porque se da a contrapelo de una virulenta campaña del anexionista Partido Nuevo Progresista. Esta amenazaba con la pérdida de los subsidios estadunidenses para los boricuas si triunfaba el voto por la retirada de la marina, inspirado, según los anexionistas, por el "castrismo" y el "comunismo".

Aunque la consulta no tiene fuerza legal, su resultado le confiere enorme valor político y moral. El hecho mismo de su convocatoria fue una conquista de la causa viequense. Más tarde, la presión desde Vieques logró que se incluyera en las boletas la opción finalmente triunfadora. De no ser así, los votantes sólo habrían podido decidir entre la salida de la marina en 2003 o su estancia indefinida, alternativas que ahora ha rechazado el voto de la mayoría.

El movimiento pro Vieques posee peculiaridades y complejidades únicas hoy día en América Latina, entre ellas su ancho multiclasismo, probablemente potenciado por la condición colonial de Puerto Rico. Su liderazgo está en Vieques, donde participan independentistas moderados o socialistas junto al párroco y al alcalde autonomista. En la Isla Grande, aunque el independentismo sea la fuerza más comprometida con los viequenses, éstos reciben el apoyo de sectores religiosos y de amplísimas expresiones de la sociedad civil; además, cuentan por ahora con el respaldo de la gobernadora y su Partido Popular Democrático (autonomista), pero también de militantes de base anexionistas y hasta de una senadora de ese partido. A ello suman una adhesión internacional, que va desde Desmond Tutu y Jesse Jackson hasta movimientos antimilitaristas de Europa y Asia; desde el caucus de legisladores latinos y el Comité Nacional Demócrata de Estados Unidos hasta el gobierno de Cuba. El de Vieques no es por sus objetivos un movimiento anticapitalista y ni siquiera podría catalogarse en primera instancia como anticolonial, pues su propósito no es la independencia de Puerto Rico.

Pero el asunto no es tan sencillo. La integralidad y eticidad de su concepción sobre los derechos humanos son incompatibles con la del capitalismo. Y frente a Washington, que anuncia la retirada de la marina para 2003, la mayoría de los viequenses y de los boricuas exige que aquélla no permanezca ni un día más en la isla. Se trata de una nación que bajo régimen colonial reivindica el derecho a impugnar la política de la metrópoli en un pedazo de su territorio, lo que podría llegar a sentar un precedente importante a futuro en otros campos de las relaciones de Puerto Rico con Estados Unidos.

Además, la lucha de Vieques choca directamente con poderosos intereses del complejo militar industrial. La marina entrena las unidades navales, aéreas y la infantería adscritas a la Flota del Atlántico en el polígono de prácticas de la isla. Allí prueba sofisticados sistemas electrónicos de mando, dirección de fuego, radar y enmascaramiento de aeronaves, producidos todos por la industria de guerra estadunidense.

No está claro que la marina esté realmente dispuesta a retirarse en el 2003 y hay evidencias de lo contrario. Se sabe que confrontará serios obstáculos para encontrar una alternativa a Vieques en territorio continental, donde las propias regulaciones federales sobre medio ambiente y la oposición de las comunidades lo harán muy difícil. Ha habido declaraciones de jerarcas navales que contradicen esa promesa del ex presidente Clinton, ratificada hace unas semanas por George W. Bush.

La marina desmanteló la economía de Vieques y ocasionó severos daños al medio ambiente con graves daños a la salud de sus habitantes. La insensibilidad de Estados Unidos ante este drama ha detonado el sentimiento nacional puertorriqueño, por tanto tiempo reprimido. Varios activistas cumplen penas de cárcel por interferir las prácticas bélicas. Mientras, Washington responde al voto viequense reiterando que la marina se retirará en el 2003 al tiempo que ésta anuncia que hoy iniciará de nuevo maniobras en la isla. šVaya demócratas!

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