JUEVES Ť 2 Ť AGOSTO Ť 2001

Ť Limitaciones para vigilar la soberanía marítima, reconoce la dependencia en un documento

Presencia real en altamar, plantea la Armada

Ť Riesgo de que otro país se apropie de los recursos marítimos, alerta Ť El diagnóstico acepta la posibilidad de que México participe en misiones internacionales, pese a carencias en la flota

JESUS ARANDA

Pese a estar frente al enorme reto de tener ''presencia real en altamar" para garantizar la soberanía marítima de México, la Armada aún no ha definido "con claridad y precisión" el tipo de fuerza naval que se requiere, y tiene pendiente además "organizar el material actualmente disponible" para cumplir las funciones asignadas a las bases del Pacífico y el Golfo.

De acuerdo con el diagnóstico Situación estratégica marítima de México, elaborado por la Armada, el país está lejos de tener la capacidad deseada para asegurar el control efectivo de las líneas marítimas de comunicación, neutralizar amenazas provenientes del mar y proteger los recursos marinos.

A pesar de que la institución reconoce que ''con los medios materiales actuales la Armada está limitada para poder llevar a cabo en forma efectiva" una estrategia de prevención, disuasión y control, acepta la posibilidad de que México envíe buques en misiones internacionales de paz, como lo ha propuesto el presidente Fox.

El documento, avalado por el alto mando de la Armada, advierte sobre la urgencia de que el país garantice su soberanía en el mar: "Considerando que en la economía mundial existen monopolios, y que también hay potencias hegemónicas" que tienen intereses propios y provocan riesgos, se generan antagonismos, presiones o amenazas de tipo político, económico y militar.

En este sentido, indica el texto, México como país ribereño "necesita hacer presencia real en altamar" con el objeto de mantener expeditas sus líneas de comunicaciones a través de los océanos, para garantizar la libre circulación de mercaderías y personas, la explotación de las riquezas del mar y su fondo, así como el empleo de los litorales en el orden político internacional, "pues de lo contrario otro país ocupará su lugar", subraya.

Al respecto, llama la atención la importancia estratégica de la Sonda de Campeche, en donde se encuentran los yacimientos de petróleo más grandes del país (53 por ciento de las reservas probadas) y de donde se extrae 80 por ciento del crudo, así como una enorme red de gasoductos y oleoductos, "lo que la hace un área muy significativa para la economía y seguridad de la nación".

Dos bases, aliciente

La misión de la Marina en tiempo de paz es combatir ilícitos, preservar el medio ambiente marítimo, evitar agresiones del exterior y coadyuvar al desarrollo nacional.

Mientras en tiempo de guerra "si se tiene que enfrentar a un enemigo superior, la flota debe evitar una batalla decisiva" y pasar a una "continua supervivencia" con el fin de enfrentarlo "en el lugar correcto y en el tiempo preciso", de modo que su sola presencia constituya una amenaza para el agresor. Esta máxima es conocida como estrategia de fleet-inbeing.

La dependencia reconoce que "está limitada" para llevar a cabo una política de prevención, disuasión y control en el mar (control marítimo selectivo de comunicaciones, rutas y neutralización de amenazas externas) que garantice el éxito de las operaciones, y que "al no poder prepararse para todo, se hace indispensable la elección de medios".

Como una salida para esta problemática, la dependencia que encabeza el almirante Marco Antonio Peyrot creó las fuerzas navales del Golfo (con sede en Tuxpan) y del Pacífico (con sede en Manzanillo, Colima, la cual inicia operaciones este 2 de agosto), que serán capaces de realizar acciones de exploración y control marítimo, transporte, búsqueda y rescate, combate de superficie, combate antiaéreo, combate anfibio, guerra de minas, guerra antisubmarina, guerra submarina, operaciones especiales, inteligencia naval, apoyo a la flota naval con buques de reabastecimiento de agua, combustible, víveres y municiones.

Pese a las limitantes, el documento también toma en cuenta "la posible participación en operaciones de paz", lo que involucra la necesidad de disponer de capacidades para proyectar el poder naval a grandes distancias, lo que demanda a su vez la modernización de la flota.