MARTES Ť 31 Ť JULIO Ť 2001

TUMBANDO CAÑA

Caribeñidad jarocha

Ť Ernesto Márquez

LA PREGUNTA LA formulé repetidamente durante el desarrollo del Festival Internacional Afrocaribeño realizado en Veracruz: ƑSe siente usted caribeño?, y la respuesta siempre fue la misma o parecida: "šHombre, pues claro, qué no ve que soy jarocho!"

ahora bien Ƒqué significa ser jarocho? Muchos describen al jarocho como un individuo alegre, dicharachero, amante de las fiestas y del trago largo, amigo de las aventuras, mujeriego y valiente; al que si se le añade un color de piel más o menos oscura cualquiera confundiría con cubano, panameño, dominicano o puertorriqueño.

MUCHO SE DICE que, geográficamente, Veracruz no se encuentra en el Caribe, pero como se ve tal situación no es relevante. Veracruz es Caribe por su conformación social (triétnica) y el comportamiento de su gente que lo determina. El jarocho vive a su aire como cualquier caribeño y cualquier caribeño -como ha quedado demostrado- se siente en casa.

UN ESTUDIO A profundidad acerca de la caribeñidad de Veracruz debería delimitar influencia geográfica y climática, sin duda, muy semejante a las Antillas, y partir de la huella africana dejada a lo largo y ancho del territorio.

UNA REVISION SOMERA del mapa veracruzamo permite apreciar a nivel de la toponimia la huella de Africa en poblados como Valle de Mozambique, Cerro del Congo, El Rincón de los Negros y zonas rurales fuertemente mestizadas como Yanga, Mandinga y Mocambo.

veracruz, como puerto de entrada de la conquista española, fue también lugar de arribo de los africanos a México; durante muchos años fue la única vía de acceso de los negros al interior del país. Narran los historiadores que a fines del siglo XVI, Xalapa, Orizaba y el puerto de Veracruz eran los centros regionales del comercio de esclavos, además de absorber una gran cantidad de esclavos en sus haciendas y trapiches.

una de las claves para los antropólogos que hagan un estudio sobre la caribeñidad de Veracruz será tal vez la búsqueda de las fronteras entre el silencio y las risas. El mexicano tiende a ser silencioso, introvertido, melancólico. Sin embargo, en lugares como el puerto donde el africano dejó una fuerte impronta cultural, el mexicano suele ser bullicioso, extrovertido y alegremente despreocupado.

un viajero perspicaz podría apreciar cómo en la carretera que nos lleva de la capital al puerto, en un punto conocido como Corral Falso, comienza el Caribe. En el referido lugar se produce un cambio en el clima, la geografía y el paisaje humano.

en la medida en que el viajero atento se aproxima a la costa, va apareciendo un ser más extrovertido y hospitalario, con un sentido del tiempo y del espacio distinto y tal vez hasta con un sentido de la vida diferente. Todo lo cual lo hace muy similar al habitante de las antillas.

la mujer resulta un excelente indicador sociológico para apreciar este fenómeno. La del altiplano tiende a ser introvertida, poco dada a comunicarse a la primera, camina como en silencio, tratando de pasar inadvertida. La jarocha, por el contrario, pisa y ríe fuerte, contonea y muestra sus carnes, provocando o buscando el piropo.

por eso veracruz es la opción para vivir. Ya lo dijo un desquiciado capitalino: "Tres días en el puerto me ahorran tres meses de sicoanálisis".

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