LUNES Ť 30 Ť JULIO Ť 2001

Ť Analizan propuestas para impulsar el ramo, en foro organizado por La Jornada y Casa Lamm

La catástrofe del campo, emergencia nacional, afirman líderes del sector

Ť Pide UNORCA nuevo pacto nacional que tome en cuenta a todos los grupos sociales Ť Las protestas de cañeros, maiceros y caficultores muestran el desatino de políticas del gobierno, dicen

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

"La catástrofe del campo es una verdadera emergencia nacional". Con estas palabras de Armando Bartra se resumen las posturas manifestadas durante el foro sobre la situación económica del campo mexicano, en el que dirigentes del sector agrícola advirtieron que este gobierno está dando continuidad a la política neoliberal aplicada desde hace 18 años y que definieron como una "guerra" contra el México rural.

Víctor Suárez Carrera, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), consideró que la prueba de esta desatinada política es la reciente "explosión y sucesión" de movimientos de productores agropecuarios de prácticamente todas las ramas de producción: maiceros, cañeros, trigueros, cafetaleros, arroceros y piñeros.

Alberto Gómez, coordinador ejecutivo de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA), dijo que por eso se requiere un nuevo trato para el campo, que implica un pacto de todos los actores sociales para definir políticas, para crear nuevos instrumentos de desarrollo y reactivar las fuerzas sociales.

Reunidos el viernes pasado en el foro organizado por La Jornada y Casa Lamm, representantes de organizaciones campesinas y agrícolas presentaron sus propuestas para poner fin a la "embestida" contra la agricultura de pequeños y medianos productores y marcar un alto a la exclusión económica y social.

Exodo de productores

Desde la perspectiva social, Bartra, autor de Guerrero bronco y de Crónicas del sur, analizó además el éxodo de campesinos e indígenas a Estados Unidos provocado por la crisis del campo. Refirió que en el vecino país viven cerca de nueve millones de personas, casi 10 por ciento de toda la población de México.

Uno de cada cuatro mexicanos vive en el campo y una proporción semejante existe entre trabajadores agrícolas y no agrícolas. Sin embargo, explicó, en esta cuarta parte campesina se concentran las dos terceras partes de la indigencia nacional.

Los campesinos siempre han sido pobres, señaló, pero en los últimos lustros las políticas públicas "mercadócratas" han causado a propósito la ruina del México rural. En la debacle,Ťcampo-sinaloa-jpg explicó, la supervivencia de las familiares rurales con tierra depende cada vez menos de la parcela y más del comercio, de la artesanía y del jornal.

Advirtió que dejar a la intemperie a 25 millones de mexicanos que viven y trabajan en el campo "nos adentra a una catastrofe económica, social y ambiental de dimensiones colosales. Crisis de soberanía alimentaria, laboral, ecológica y sociopolítica, pues los descalabros agrícolas se han asociado históricamente con la aparición de guerrillas".

La consecuencia, expuso, es un éxodo incontrolable y creciente hacia Estados Unidos, pero también un costo humano enorme que se traduce en la muerte en los últimos cinco años de mil 500 personas que intentaron cruzar por la frontera.

Suárez Carrera consideró que el presidente Vicente Fox ha continuado las políticas agrícolas y comerciales de sus antecesores con las agravantes de no contar con ninguna base social en el campo, en comparación con la base corporativa que tuvieron los gobiernos priístas con organizaciones como la Confederación Nacional Campesina, la Confederación Nacional de Propietarios Rurales y el Congreso Agrario Permanente.

Exclusión económica del campo

A tres sexenios de aplicar dichas políticas, dijo, el país no resolvió su crisis agropecuaria y en cambio transitó hacia una situación peor: la exclusión económica y social del campo, asociada a una degradación ambiental sin precedente.

Prueba de esto, señaló, es que el sector agropecuario y forestal muestra un estancamiento sostenido en los últimos seis años. Indicó que en el primer trimestre de este año el producto interno agropecuario decreció 5.5 por ciento cuando la economía en su conjunto creció 1.9 por ciento.

En estas condiciones, aseguró, se necesita un nuevo pacto nacional para revalorizar el campo mexicano, así como democratizar las políticas públicas y de las instituciones, recuperar la rentabilidad y los ingresos de los productores, crear un programa dirigido al fomento y financiamiento de la agricultura familiar y que el Estado preserve la rectoría de la política y programas agropecuarios y de desarrollo rural.

El dirigente de UNORCA se quejó de que en el gobierno foxista continúan los "monólogos" y no se ha expresado la voluntad y disposición de abrir espacios para el debate constructivo y democrático para arribar a consensos que se traduzcan en la decisión de transformar el campo.

Se dan, aseveró, señales en contra. Recordó que el presidente Fox vetó la Ley de Desarrollo Rural, el presupuesto para el campo es el más bajo en la historia reciente y una propuesta de reforma fiscal que "afectaría aún más" a un campo en crisis.

Ante este panorama, se manifestó porque el campo y los campesinos e indígenas sean una de las prioridades de las políticas públicas nacionales y estatales, y que esto se refleje en los presupuestos gubernamentales. Exigió que el gasto del sector represente 12 por ciento del gasto programable federal al año.