Ť Dos siglos de poesía mexicana incluye cien autores y quinientas obras
Ninguna antología tiene el aprecio unánime: Juan Domingo Argüelles
Ť Es un trabajo de difusión para los lectores; no son necesariamente los textos que me gustaría leer Ť Hay compilaciones notables en México, pero responden a su época, comenta el escritor
CESAR GÜEMES
De Manuel Martínez de Navarrete -con "A unos ojos"- hasta Sergio Cordero -con "El otro poeta"- da cuenta la amplia y documentada antología Dos siglos de poesía mexicana. Del XIX al fin del milenio, que publicada por Océano da a conocer Juan Domingo Argüelles. Es, desde luego, una misión arriesgada, a la luz de los ánimos encontrados que suscitan en el país los trabajos de esta índole.
-Hasta ahora prácticamente toda antología poética realizada en México ha suscitado por una parte la gratitud de los lectores y por otra la malquerencia de algunos críticos e incluso poetas. ¿Cómo te vacunas para esta segunda parte del trabajo?
-Hay antologías notables en México cuyo único defecto, que tiene toda antología por lo demás, es que responde a una determinada época y que, por lo mismo, no se actualiza. Pensemos en Poesía en movimiento (1966), de Paz, Chumacero, Pacheco y Aridjis, que abarca de 1915 a 1966; del mismo modo, no podemos olvidar el extraordinario Omnibus de poesía mexicana (1970), de Gabriel Zaid. Estas son dos antologías o dos muestras poéticas de primer orden. Son vigentes, porque la poesía no caduca para ser sustituida por otra, pero como es natural no incorpora otras voces que las que reunió en su momento, y tampoco debemos olvidar que cada antología es una lectura particular y una versión específica.
''Dos siglos de poesía mexicana es una antología con propósitos más humildes; lo digo sin humildad. Está destinada a los lectores, en la idea de que, como afirmo en el prólogo, no es necesariamente la antología que me gustaría leer a mí, sino la muestra poética en la que doy por descontado que hay textos y autores que interesarán y gustarán incluso a quienes no son necesariamente lectores avezados y profesionales. Si uno no hace las antologías para los lectores, no veo qué sentido tiene emprender una antología más. Como es natural, los críticos y los poetas mismos estarán en todo su derecho a estar en desacuerdo con ella. Pero ninguna antología propicia el aprecio unánime, porque por principio de cuentas las antologías no son unánimes, sino que en su naturaleza misma niegan la totalidad: son selecciones, panoramas que por muy amplios que se presenten no equivalen a un ejercicio enciclopédico. Son invitaciones de lectura y no otra cosa".
-¿Cuáles consideras, en términos generales, que son las cercanías del mexicano actual con el del siglo XIX?, ¿cuáles las diferencias?
-Parto de una certeza: que la poesía no obedece a condicionamientos sociales. Contra lo que opinen los críticos sociales de la literatura, y de la poesía, yo pienso que los textos valen por encima de todo por su carácter literario y no por su sentido testimonial. Cuando calidad literaria y fidelidad testimonial se unen, pueden darse cosas magníficas, pero también sin lo testimonial, pues esto no es obligatoriedad de la literatura y menos de la poesía. Por ello, respondiendo a tu pregunta, la poesía del siglo XIX es tan válida y tan actual como la del siglo XX. Unicamente por desconocimiento podría afirmarse que la poesía del siglo que acaba de concluir es superior a la del XIX. Si existen diferencias en las concepciones históricas y políticas ese es asunto de la temática y de la anécdota y no necesariamente de la eficacia lírica, del valor literario en sí mismo. Por lo tanto, en cuestión del placer por la poesía, estamos tan cerca del siglo XIX como del XX. La buena poesía siempre será intemporal y un buen poeta nuevo no releva jamás a uno viejo.
Invitar a la lectura, el fin
-Habla del criterio de selección, tanto de poetas vivos como los del XIX: ¿a quién te viste en la necesidad de dejar fuera, por ejemplo?
-Consiste básicamente en ofrecer un panorama de lo más importante de ambos siglos con una brevísima muestra de las generaciones más recientes. Obviamente no pretende ser exhaustiva en este sentido. Es, lo digo, una antología de divulgación y, por ello se plantea como una muestra panorámica desde Manuel Martínez de Navarrete hasta algunos poetas de las generaciones del cincuenta (y uno del sesenta) del siglo XX. En total un centenar de poetas y aproximadamente medio millar de poemas. Pensé sobre todo en los lectores y traté de equilibrar el juicio crítico con el gusto del lector. El propósito es que cuando se abra esta antología, los lectores puedan encontrar, siempre, algunos poemas inolvidables (no necesariamente los mismos para todos). No partí de prestigios ni de desprestigios sino de lecturas y relecturas, y ahí donde dudé le di la razón a los lectores que son finalmente quienes fijan la permanencia de un texto poético.
-Si en México se lee un libro al año per cápita, ¿confías en que ese libro pueda ser Dos siglos de poesía mexicana?
-Sería por supuesto extraordinario, en una visión muy optimista. A lo que aspiro es a que el libro esté a la mano, ni siquiera para que lo lean en su integridad, de cabo a rabo y en una sola vez, sino que cumpla su propósito de cubrir un vacío, para que los lectores encuentren algunas de las muchas bellezas que tiene la poesía mexicana de los últimos dos siglos. Ciertamente, en México se lee poco; pero las antologías tienen al menos otra suerte, cuando se piensa sobre todo en los lectores. Una antología es esto: una invitación inicial a la lectura para luego ir más allá y buscar algo más que no se encuentra, por supuesto, en una muestra restringida por el número de páginas. Dos siglos de poesía es un libro que está planteado para leerse en cualquier momento y en cualquier página; un libro placentero, gozoso.