lunes Ť 30 Ť julio Ť 2001

Samuel Schmidt

Economía para gobernantes principiantes

Cualquier curso de introducción a la economía dice que las medidas de corrección deben tener un tiempo de maduración para lograr el efecto buscado, de otra manera no solamente se puede fallar, sino desperdiciar la actitud favorable de la sociedad a la medida tomada y provocarse un efecto no deseado. Por ejemplo, si se devalúa la moneda, que ahora se llama deslizamiento, el proceso de impacto puede tomar hasta 18 meses; si se aborta el tiempo necesario para que se produzca la corrección, se puede disparar la inflación y surgir una fuerte resistencia social que acorrale al gobierno y le limite otras opciones (Ƒse acuerda de la frase: un presidente que devalúa es un presidente devaluado?). Tal vez éste sea el dilema de la devaluación: no saber cómo manejar el proceso posdevaluatorio y verse con las manos atadas.

Veamos otro ejemplo. Si se recorta el circulante, o sea que se retira dinero del mercado, se puede frenar el crecimiento porque se reduce la capacidad económica que hay en éste. Se busca reducir la inflación frenando la demanda, pero debe haber un cierto lapso de tiempo para cuidar que el freno sea el adecuado y evitarle daños a la economía que sean irreversibles -como podría ser una afectación fundamental a la industria-, o que la recuperación de los daños económicos sea muy prolongada y costosa. En otras palabras, hay que ser muy cuidadoso para que no vaya a resultar peor el remedio que la enfermedad.

La falta de cuidado en el seguimiento de estas decisiones produce que muchas veces el resultado pueda ser contrario al buscado limitando las opciones disponibles para el gobierno. Es por eso que los gobernantes dicen que solamente tienen una sola opción, pero el simplismo gubernamental es otra discusión o tal vez no.

Mientras el gobierno mexicano lleva más de 12 años tratando de limitar la inflación como su prioridad fundamental, cosa que dicen los tecnócratas haber logrado, al mismo tiempo colapsaron la economía, se aumentó el desempleo, se frenó el crecimiento y aumentaron las tensiones sociales, pero para enfrentar este último efecto han destinado una fortuna para equipar una gran fuerza policiaca que resuelva a macanazos lo que la tozudez ideológica descompuso.

El caso es que el cuadro anterior que lo entienden hasta los que no son economistas, parece no pasarle por la mente al gobierno, tal vez porque sigue creyendo que los efectos negativos del modelo son pasajeros -igual que su tontería, diría el chiste. Tenemos entonces que, aparte de las distorsiones económico-sociales propias de un modelo inadecuado, el gobierno ha anulado el tiempo que reclaman los ajustes para mostrar su efecto, positivo y negativo, y toman medidas nuevas para corregir los problemas viejos sin atender a los nuevos problemas que se agravarán con las nuevas decisiones, con lo cual ni ellos mismos entienden cuál decisión está produciendo el peor impacto.

El gobierno actual se sorprendió frente a la escasez de fondos que heredó -aunque tuvo cinco meses para enterarse- y decidió activar un recorte presupuestal. Unos meses más tarde, y después de haber frenado el gasto público, lo que ha reducido la recaudación de impuestos, está propiciando cierre de negocios y está aumentando el conflicto, ya sea de azucareros, cafeticultores, maiceros, controladores aéreos, arroceros, más los que se sumen esta semana. Agréguele la caída del precio del petróleo y que Estados Unidos seguirá presionando para que siga bajando, y ojalá no sigan las deportaciones masivas de mexicanos desde el vecino del norte, porque entonces sí quién sabe cómo nos irá.

Mientras tanto, ya anunció el nuevo recorte que, nos dice, no afectará programas prioritarios, y Ƒentonces qué afectará? Por cierto, Ƒpara qué quiere el gobierno programas no prioritarios?

La baja en las tasas de interés en Estados Unidos debe repercutir favorablemente, pero no nos dicen ni cuánto ni cómo. Como parte de la paradoja nacional, mientras las tasas de interés internas han caído, el servicio de la deuda ha aumentado, tal vez porque como los bancos tienen frenado el crédito, el gobierno sigue siendo su principal acreedor, y los bancos, Banamex por delante, no obstante haber logrado grandes ganancias, han aumentado las tarifas y comisiones. Que nadie diga que no solamente el Presidente le ruega a la Virgen que le haga el milagro a Estados Unidos, sino que les pone la mesa para que se sirvan con la cuchara grande. Citigroup no podrá quejarse de que le han vendido un magnífico negocio para que siga exprimiendo a México.

El nuevo recorte presupuestal seguramente agravará el cuadro ruinoso en el que estamos cayendo, y cuando las cosas se le sigan descomponiendo al país y las encuestas muestren focos rojos roguémosle a los santos por que al gobierno no se le ocurra otra idea brillante en unos meses más.

Yo, por lo pronto, le pido mil disculpas a mis amigos los economistas -a los que me saludan por lo menos-, por la pretensión de hablarle del tema a un gobierno que sólo entiende de la economía aquello que le favorece políticamente; mientras tanto recuerde usted que el modelo sí funciona, solamente le sobran unos cuantos millones de mexicanos.