LUNES Ť 30 Ť JULIO Ť 2001

Ť Con el programa se iniciará una nueva operación de saqueo en nombre del libre comercio

El Plan Puebla-Panamá, arma al servicio de Estados Unidos para contener la migración

Ť Mantener el flujo de bienes para sostener a la industria estadunidense, el objetivo

CARLOS FAZIO /II

Bajo la propuesta retórica de sacar de la pobreza a los habitantes de la región sur-sureste, el gobierno foxista y las facciones de capital nacional e internacional que lo impulsaron a la Presidencia buscan en realidad, con el Plan Puebla-Panamá, potenciar las aristas depredatorias y parasitarias del actual capitalismo global.

Globalización, como sustituto de imperialismo, es hoy sinónimo de concentración de capital. En realidad lo que la tecnoburocracia foxista y sus titiriteros persiguen es que siga el flujo de bienes naturales baratos para sostener la industria de Estados Unidos, que las tierras y materias primas de la región entren al "mercado globalizado", dominado por los tiburones trasnacionales y sus socios locales. Se trata de una nueva operación de saqueo que se vincula con las privatizaciones, las desregulaciones económicas y ambientales para la inversión extranjera y el llamado "libre comercio", que permitirá el dominio absoluto de las grandes corporaciones trasnacionales sobre los recursos de México, incluida la apropiación intelectual y usufructo de los conocimientos ancestrales de las comunidades indígenas.

Una vez más, esta forma añeja de dominación para la explotación y la acumulación de capital necesita conectar (comunicar) esa zona de importancia geopolítica mediante "corredores multinodales" (redes articuladas de carreteras, ferrocarriles y puertos bajo control privado) para desplazar y enviar a los centros del comercio mundial los contenedores con mercancías (materias primas, cultivos de plantación e invernadero para la exportación, productos ensamblados de las maquiladoras), lo que conlleva otra variable del círculo vicioso de la deuda externa: el país contraerá más deuda condicionada con el BID, el FMI y el BM, con el fin de financiar las obras de infraestructura necesarias para facilitar la extracción intensiva de bienes naturales, lo que a su vez producirá impactos sociales y ambientales irreversibles.

Como en todo proceso de este tipo, que el cientista Hipólito Rodríguez prefiere definir como un proceso de "colonialismo interno" (de acuerdo con Myrdal y Hernández Laos), la idea de explotar "la línea" del Istmo de Tehuantepec --el viejo proyecto Alfa-Omega de José López Portillo, retomado por Ernesto Zedillo como Megaproyecto Transístmico y reformulado hoy como Plan Puebla-Panamá por Fox-- desata grandes intereses especulativos en torno de la renta y posesión del suelo, y ejerce presión sobre los habitantes del lugar para que vendan y/o cedan sus tierras, garantizando a la vez el acceso y la explotación de los recursos que hay en ellas. Ese fue, precisamente, uno de los puntos torales de los acuerdos de San Andrés, recuperado por la ley Cocopa, hecho a un lado por la ley indígena (ley Bartlett-Cevallos) que se viene discutiendo en los congresos locales de la Federación, bajo el falaz argumento de que su reconocimiento significaba una suerte de "balcanización" y alentaría el "separatismo".

En la era del desplazamiento de la realidad en nombre de la mercancía, el asunto es de comprensión sencilla. Las grandes obras de infraestructura carretera, represas hidroeléctricas, instalación de gasoductos, construcción de parques industriales y conglomerados petroquímicos y agroindustriales anunciados por Fox y el responsable ejecutivo del Plan Puebla-Panamá (PPP), Florencio Salazar, elevan la renta del suelo dentro del polígono (espacio físico donde está la gente y los recursos), que tendrá como eje "la línea" o frontera que hará las veces de imán, el corredor transístmico de Tehuantepec (con su vía, el ferrocarril o un canal seco) y sus nodos (los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz). La presión de los agentes privados para que la tierra entre al mercado, despierta el interés de los especuladores inmobiliarios, fraccionadores y constructores, e incita a expropiaciones y/o despojos, encubiertos bajo razones de "seguridad nacional" y supuestos planesflores-magon-pobreza-cd de "desarrollo" y "combate a la pobreza".

Se trata, en los hechos, de un nuevo intervencionismo estatal, tan vertical y autoritario como el de los viejos gobiernos priístas, ya que no considera los intereses de las poblaciones locales. Ejemplos sobran. En la ruta poblana del PPP, donde ya se aplica el Plan Milenium (negociado por el ex gobernador Bartlett), los campesinos han sido amenazados de que sus tierras serán expropiadas. Igual ocurre con la autopista Oaxaca-Mitla.

ƑMagnicidio en Tlacolula?

El levantamiento zapatista y las negociaciones de San Andrés pusieron en el orden del día temas como autonomía, autodeterminación, derechos y cultura indígenas. El responsable del PPP, Florencio Salazar, ha dicho una y otra vez que no se hará nada sin consultar con los lugareños. Pero como siempre, las "consultas" vendrán después que se ejecute el megaplan.

En su tramo oaxaqueño, el PPP prevé la construcción de un tramo carretero entre la ciudad de Oaxaca y Mitla, como parte de la autopista transístmica. Autoridades comunales de la zona que será afectada por la supercarretera se oponen a su construcción porque, alegan, dañará manantiales, caminos y tierras de cultivo, zonas arqueológicas y reservas ecológicas. El gobernador de la entidad, José Murat, ha dicho que "no hay vuelta de hoja", que un grupo de inconformes no puede "frenar" el desarrollo de Oaxaca. Es más, ya amenazó con expropiar las tierras.

La investigadora Irma Jaso asegura que con la construcción de la supercarretera en el Valle de Tlacolula se cometerá un verdadero "magnicidio cultural, biótico e histórico". Según sus estudios de la mitografía del siglo XVI y los códices prehispánicos, en ese valle sagrado zapoteca se comprime el arquetipo mitomorfo que probablemente origina el discurso religioso que fue núcleo fundador de la civilización mesoamericana. Esa zona de 500 kilómetros cuadrados --localizada al sur de la ciudad de Oaxaca y rodeada por los valles de Ocotlán, Ejutla y Miahuatlán-- se llama Yóho Péhe (yope), que en zapoteco se traduce como "alma de la tierra". Dice que entre esas montañas metamórficas los lugares hieráticos que las contienen albergan tumbas, petroglifos, santuarios, construcciones antiguas y pinturas rupestres. La región es rica en mantos acuíferos, toda su tierra es fértil, labrable y productiva, con una gran variedad de cactus, plantas para la medicina tradicional y fauna protegida como el venado.

"Todo indica que sobre esa superficie jeroglífica, espejo del universo humano, se produjo una religión de la Tierra", sostiene Jaso. A su juicio, en torno del "alma de la tierra" se despliega toda una narrativa fantástica de carácter colectivo, que propició cultos y rituales alimentados por la "rotación" de los astros sobre los horizontes épicos, legendarios, antropomorfos y zoomorfos. "Todo esto --dice Jaso-- puede ser destruido por una autopista de cuatro carriles, bajo la promesa de un desarrollo imaginario, elitista y devastador. De llevarse a cabo la obra se consumará un atentado cultural".

Flexibilidad para la superexplotación

Diseñado por el Banco Mundial y bajo financiamiento condicionado del BID, el actual modelo de "capitalismo popular" foxista tiene como complemento y atractivo clave para el inversionista privado una mano de obra abundante pero no calificada. Esa es una de las ventajas comparativas más socorridas en los documentos oficiales del PPP. Como ha explicado Theotonio dos Santos, en la racionalidad fundamentalista de los neoliberales, el costo del trabajo es una limitante de la inversión. Cuanto más bajo y más disponible sea el trabajo, mejor será para la inversión. A su vez, la articulación de espacios tributarios para el abastecimiento de materias primas, capital y mano de obra barata exhibe una de las fórmulas esenciales del modelo hegemónico vigente, santificada por el TLC: libre tránsito de capitales y mercancías, pero no de personas. En la fórmula de la dominación para la explotación: desregulación/mano de obra barata/acceso a mercados/recursos naturales/ganancias, el trabajador atomizado, desprovisto de su carácter de actor social colectivo y solidario, sirve para producir ganancias que serán transferidas a las casas matrices de las trasnacionales y/o pagar la deuda externa.

En rigor, el "libre mercado" requiere cada vez más de la militarización de las fronteras para impedir el paso a los trabajadores migrantes. Eso se vincula con la "flexibilidad del mercado laboral", componente esencial de todos los programas del Banco Mundial. Es su "reforma" más importante, pese a que reconoce su "mala reputación". En realidad, la "flexibilidad" es un eufemismo que alude a la reducción de los salarios y el despido de los trabajadores. El BM viene exigiendo que se eliminen las barreras a la movilidad laboral y la flexibilidad salarial. Pero como explica Noam Chomsky, eso no quiere decir que los trabajadores puedan ser libres de ir adonde deseen, lo que quiere decir es que pueden ser despedidos libremente de sus trabajos. "Quieren eliminar las barreras para echar a la gente de sus trabajos y conseguir una flexibilidad salarial que significa flexibilidad hacia abajo, no hacia arriba".

Una de las mayores contradicciones de la actual economía mundializada es que la fuerza de trabajo no capacitada no se ha "globalizado". Existen hoy más restricciones para moverse a través de las fronteras nacionales, que en 1913. Con algunas perlas de cuño foxista: la nueva política "humanitaria" de la cancillería calificó como un gran "logro" que la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos utilice balas de goma "pepper launch" (de polvo picante) para disparar a los migrantes que crucen ilegalmente la frontera.

En forma paralela a la militarización de la frontera norte, por Estados Unidos, México sumará ahora otras dos barreras militarizadas para la contención de los migrantes, lo que explica los cursos de contraguerrilla de la Armada y el adiestramiento de cuerpos de elite del Ejército mexicano por los "kaibiles" guatemaltecos. El primer filtro (Plan Sur) se establecerá en la frontera con Belice y Guatemala, y servirá para contener y administrar el flujo de migrantes centro y sudamericanos que utilizan el territorio mexicano como paso hacia Estados Unidos. El segundo se instalará en el corredor transístmico Coatzacoalcos-Salina Cruz, y se usará para interceptar y regular el tránsito de trabajadores mexicanos en su propio país. Se cumplirá así el viejo anhelo de los "tanques pensantes" republicanos, de correr la franja maquiladora de la frontera norte al centro de México. Es decir, el PPP como un arma de contención antiinmigrante, lo que las autoridades de Estados Unidos y México denominan "una migración segura y ordenada" en el marco de "una responsabilidad compartida". Un triple sellamiento para que fluya el "libre comercio", pero no los trabajadores, con México haciéndole el trabajo sucio a Estados Unidos.