SABADO Ť 28
Ť JULIO Ť
2001
TIEMPO DE BLUES
Fin de un ciclo
Ť Raúl De La Rosa
Primera llamada
LA
HISTORIA SE repite. Hace siete meses que esta columna aparece regularmente
en este diario. Iniciar una columna siempre está lleno de dudas:
¿el tema del blues tendrá interés para los lectores
de este diario? ¿cómo saberlo? En el siglo pasado, en julio
de 1978 para ser precisos, se inició la serie radiofónica
Tiempo de Blues por Radio Educación. El inicio fue igual,
pues la propuesta era producir 24 programas durante tres meses previos
al I Festival de Blues en México, el hecho fue que la serie se extendió
a lo largo de 10 años y se produjeron alrededor de mil programas
dedicados exclusivamente al blues. Después de siete meses que se
publica esta columna vemos que el tema del blues es extenso y lleno de
historias que nos siguen sorprendiendo.
LA COLUMNA SE inició con las anécdotas
de como se habia gestado la realización de ese primer festival de
blues, hoy se concluye con esa historia.
Segunda llamada
EL EPILOGO NO pudo ser más emotivo: la
reunión con todos ellos en la casa del que escribe, en dónde
los bluesmen improvisaron una banda de blues sui-generis, pues sólo
había un piano y las armónicas de Billie Branch; no hacía
falta más, la improvisación tomó lugar. La otra cara
del blues afloró en medio de las risas y el canto. Surgieron los
blues que no se cantan en escena y los gospels nos hicieron llevar el ritmo
con las palmas de las manos. Ahí estaban todos cantando juntos,
lo que en el escenario nunca hicieron. Ahí se gestó el II
Festival de Blues con las sugerencias de Willie Dixon y Jim y Amy O'Neal,
editores de la revista Living blues. Ahí John Lee Hooker
expresó su deseo de volver a México. Big Walter Horton
cantó My babe sonriendo con su boca desdentada y un buen
de güisquis dentro.
EL RECUENTO DE ese primer festival fue contradictorio:
por un lado estaba la sorprendente respuesta del público que abarrotó
todas las funciones, la cobertura de la prensa fue amplia, el festival
resultó auto-financiable. ¿Qué más? Siempre
hay un pero. La Sala Nezahualcóyotl ya no se podría utilizar
mas para el blues, pues las autoridades consideraron que no era el lugar
adecuado. Era el inicio de una serie de prohibiciones que fueron acotando
estos festivales poco a poco, hasta la cancelación definitiva del
IV festival en el Auditorio Nacional por instrucciones del entonces delegado
de la Miguel Hidalgo, que se había incorporado a la renovación
moral de Miguel de la Madrid (¿dónde hemos oído esto?)
Tercera llamada
HOY DIA NOS pueden resultar lejanos esos tiempos
en los que organizar conciertos para jóvenes era casi imposible,
la tramitología para los permisos era aterradora. Se tenía
que solicitar el apoyo (y pagar) a la policía montada, a los granaderos,
policia femenil, policia auxiliar y encomendarse a San Judas Tadeo (el
de las causas difíciles). Pero se había logrado poner el
mantel.
LO IMPORTANTE DE ese I Festival fue que abrió
las compuertas. Nos permitió organizar el II Festival de Blues en
México con el apoyo del CREA. Las propuestas que nos habían
hecho Willie Dixon y los O'Neal eran fascinantes para cualquier aficionado
al Blues. Pero ésta es otra historia.