Ť Sin importancia, incidente en Casa Lamm: el diplomático
Vigilar grupos rebeldes, entre las tareas de Prado en México
Ť Ante el Senado de Bolivia, enfatizó la importancia de evitar influencia insurgente en los indígenas de su país
JESUS ARANDA
Cuando el general Gary Prado Salmón recibió la aprobación del Senado de Bolivia para ser embajador de su país en México, el 9 de noviembre del año pasado, el militar precisó su plan de trabajo a desarrollar aquí: "analizar y hacer seguimiento al accionar de grupos insurgentes e irregulares en algunas entidades, por la influencia que éstos puedan llegar a ejercer en nuestras comunidades nativas, por el fenómeno de imitación que suele presentarse".
Prado, quien se hizo mundialmente célebre por haber
participado en la captura de Ernesto Che Guevara en la región
de Ñancahuazú, en 1967, planteó también a los
legisladores bolivianos que sería un tema de su "máximo interés"
en México dar seguimiento al proceso político que se iniciaría
con la llegada de Vicente Fox a la Presidencia, por la importancia que
tendría para la región latinoamericana, "y por tratarse de
un caso inédito de sustitución de una estructura política
partidaria profundamente enraizada en todas las esferas del gobierno, la
cual se mantuvo en el poder por más de siete décadas".
El militar que nació en Londres, estudió
en el Colegio Militar del Ejército de Bolivia, en la célebre
Escuela de las Américas (US Army) y en la Escuela de Aplicación
de Armas, y que además realizó cursos de fuerzas especiales,
consideró también que su misión en México sería
la de "evaluar y observar si se presentan variaciones importantes en la
tradicional posición internacional de México que puedan afectar
las relaciones con Bolivia, en particular".
Prado, quien además cursó estudios en la Escuela de Estado Mayor del Ejército de Brasil, en donde obtuvo la licenciatura en el curso de Comando y Estado Mayor, y después se diplomó en la Escuela de Altos Estudios Nacionales y realizó una maestría en planificación de seguridad nacional, ubicó como otra tarea en México el "fomentar la inversión privada directa por parte de nacionales mexicanos, señalando las ventajas comparativas que puede ofrecer el país en cuanto a materias primas, mano de obra, mercados vecinos y otras facilidades".
La designación de Prado ?cuestionada por sectores de izquierda y progresistas de México desde que se hizo público el beneplácito del gobierno de Fox? no fue casual. De acuerdo con el servicio de noticias de Bolivia (Senpres) ésta obedeció "a la solicitud expresa del mandatario, Hugo Bánzer, quien sometió a consideración de la Cámara de Senadores la designación del jefe militar, quien tuvo destacada actuación durante la campaña guerrillera del Che Guevara en la región de Ñancahuazú". Un mes después, el gobierno de Fox concedió su beneplácito al nombramiento de Prado como embajador plenipotenciario de Bolivia en México.
En su momento, la senadora Leticia Burgos Ochoa, secretaria de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, declaró su rechazo a la designación y enfatizó: "la mayoría de las organizaciones internacionales de derechos humanos sostiene que los militares que participaron en la guerra sucia en los años 60 y 70 en América Latina, no deben ostentar cargos civiles, y menos, de la importancia de una representación diplomática ante un país que en el exterior se precia de promover el respeto a las garantías individuales".
Pese a las críticas, el 19 de marzo pasado Fox recibió las cartas credenciales de Prado en Los Pinos. Su presencia en el país había transcurrido sin contratiempos, hasta que el pasado jueves, en una velada literaria en Casa Lamm, el crítico de arte Alberto Híjar se topó con Prado, quien iba en su silla de ruedas, como consecuencia de un balazo que recibió accidentalmente en Brasil hace años.
Al reconocerlo y convencerse que tenía ante sí al hombre que detuvo al Che Guevara en Bolivia, le arrojó a la cara el vino de la copa que tenía en la mano diciendo: "¡a la salud del Che, asesino!"
Ayer, el embajador Prado dijo a este diario, mediante su secretaria particular, su opinión sobre el incidente: "El señor embajador dice que se trató de un hecho sin importancia y no quiere entrar en detalles".