VIERNES Ť 27 Ť JULIO Ť 2001
Ť Rechaza López y Rivas ingobernabilidad en Tlalpan
Fueron inútiles los esfuerzos por contener a la multitud: delegado
BERTHA TERESA RAMIREZ
Nada contuvo a la multitud que se abalanzó sobre uno de los tres delincuentes que minutos antes habían intentado llevarse la imagen religiosa de mayor importancia para el pueblo de Petlacalco, declaró el jefe delegacional en Tlalpan, Gilberto López y Rivas.
Todos los esfuerzos resultaron inútiles para controlar los reprobables hechos, que ocurrieron en el contexto de una religiosidad exacerbada; ni los representantes del pueblo ni la policía, ni siquiera los esfuerzos del párroco de la comunidad pudieron contener a la muchedumbre enardecida.
La imagen que trataron de llevarse los ladrones, dos de los cuales lograron escapar, era nada menos que Santa María Magdalena, tallada en madera, en cuyo regazo descansan varios collares de oro y perlas, dijo el funcionario.
Consideró probable que los tres sujetos hayan asistido a la festividad y de improviso hayan decidido el robo de la imagen.
En entrevista, rechazó señalamientos de diputados de PRI y PAN en el sentido de que los hechos manifiestan ingobernabilidad en la demarcación; "lamento esas declaraciones sobre este reprobable acontecimiento que debe ser analizado en su contexto y en su singularidad, de ninguna manera se puede generalizar una situación que se desató en el contexto de una celebración religiosa: la fiesta patronal del pueblo".
Señaló que se trató de impedir el linchamiento por todos los medios: se recurrió al enlace territorial de la delegación con esa comunidad, una autoridad local, pero sus esfuerzos resultaron infructuosos para convencer a los vecinos de que no cometieran "la barbaridad" que finalmente llevaron a cabo.
La policía intentó sin ningún resultado proteger al delincuente, y en el lugar de los hechos se presentó también el coordinador de seguridad de la delegación para dialogar con la gente, "y les prometió que habría todo el rigor de la ley para el delincuente a cambio de respetar su vida, pero no hubo tal posibilidad, porque desde el principio miembros de la comunidad convocaron al pueblo con campanadas; primero llegaron 200 personas y en cuestión de minutos se congregaron alrededor de mil. Se negaron a escuchar todos los argumentos que les dimos", señaló López y Rivas.
"Una prueba de que no existe ingobernabilidad es que la gente no agredió a las autoridades que estuvieron ahí, incluso los paramédicos entraron hasta la zona donde la gente mantenía al sujeto, sin embargo las agresiones ya se habían dado, desde los primeros momentos de la detención por parte del pueblo de este delincuente".
"No hubo omisión ni complicidad de nuestra parte, todo el tiempo tratamos de convencer a la población, incluso al enlace territorial de los pueblos se le ocurrió ir a hablar con el párroco para que convenciera a la gente, cosa que hizo el sacerdote, pero tampoco logró evitar la agresión tumultuaria".