viernes Ť 27 Ť julio Ť 2001
Silvia Gómez Tagle
Acuerdos, pactos y desencuentros
Sabíamos que Fox tenía un proyecto neoliberal muy similar al de los gobiernos priístas que le antecedieron, pero las promesas de crecimiento económico hechas por el nuevo gobierno federal se han ido reduciendo hasta quedar en 2 por ciento en el primer semestre del año, con lo que se desvanecen las ilusiones de lograr una derrama de recursos para beneficio de amplios sectores de la población. La crisis en el campo está tocando fondo, el desempleo crece en forma alarmante, la producción de energéticos también es crítica, faltan recursos para la seguridad pública, programas sociales, educación y cultura. A un año del histórico 2 de julio está claro que el gobierno federal no está en condiciones de cumplir sus ofrecimientos de campaña, y se observa un panorama político realmente confuso y un país semiparalizado.
También es cierto que a pesar de que el PAN es la minoría más grande en la Cámara de Diputados (porque ningún partido tiene mayoría absoluta), Fox no cuenta con su apoyo incondicional, por lo que muchas de sus iniciativas han quedado congeladas. Además, el PRI sigue siendo la fracción mayoritaria en el Senado.
Por un lado, una de las cuestiones que están a discusión es la propuesta del Ejecutivo federal de aplicar IVA a alimentos y medicinas, la cual podría permitirle allegarse recursos fiscales frescos para emprender algunos de sus proyectos, pero tendría un alto costo en el terreno electoral que ni siquiera los legisladores del PAN están dispuestos a pagar; tampoco parecen muy convencidos los del PRI, quienes antes impulsaron el IVA, y mucho menos los del PRD, que de por sí siempre han combatido esa medida. Por otro lado, los reclamos de la izquierda, del PRD, y a veces del PAN, han recibido cierta atención en cuanto a la exigencia de transparencia en las acciones de gobierno. Por ejemplo, el 20 de junio la Comisión de Vigilancia de la Contaduría Mayor de Hacienda de la Cámara de Diputados recibió una propuesta panista para reabrir el proceso de investigación del IPAB, con el apoyo del PRD y el PT, al argumentarse que "la especulación y el subsidio financiero resultan ofensivos para las grandes necesidades del país". Los diputados del tricolor vieron con poca simpatía esa iniciativa, y en algunos casos la búsqueda de transparencia ha generado violentos desencuentros entre el gobierno de Fox y los gobernadores del PRI.
Los motivos de fricciones han sido diversos, pero el más visible en las últimas semanas ha sido el descubrimiento, hecho público por la Secretaría de Gobernación, de una red de espionaje auspiciada por el gobernador del estado de México, Arturo Montiel. Este asunto dio lugar a una cadena de pronunciamientos hasta el ya famoso desplegado del 18 de julio en el cual 18 gobernadores reclamaban a Fox estas acciones por considerarlas parte de una política de hostigamiento para desprestigiar a su partido. Sin embargo, el hecho de que la mayoría de esos gobernadores se haya deslindado públicamente, el mismo día de su publicación, ha dejado al PRI y a Montiel en una posición de mayor debilidad.
En el Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador exhortó desde hace más de un mes a un "amplio acuerdo por la nación" para evitar el desgaste de la figura presidencial con el fin de distender el ambiente político y que no prive la incertidumbre en la conducción del país. Asimismo, en el decimotercer pleno del Consejo Nacional del PRD la discusión sirvió para esclarecer y ratificar lo acordado en el sexto Congreso Nacional en el sentido de promover acuerdos en torno a cuestiones específicas, no alianzas incondicionales, con el gobierno federal como con otros partidos.
Por otro lado, Fox ha reiterado su compromiso con una política de diálogo y su disposición a la cooperación y el acuerdo para "rehacer el consenso nacional y crear las condiciones para un cambio progresivo y ordenado, sin anarquías ni traumas". Sin embargo, las dificultades para definir un nuevo marco institucional de relaciones de colaboración y de respeto de la autonomía de las entidades no han quedado resueltos.
Las novedosas relaciones entre el Presidente, el Congreso y los gobernadores son uno de los aspectos que permiten hablar de transición, porque obedece a nuevas dinámicas. Ahora las posibilidades de acuerdos y conflictos cruzan los antiguos bloques, como ha quedado demostrado en los últimos meses; el PAN y el PRD pueden llegar a acuerdos en cuanto a la transparencia en acciones de gobierno actuales y anteriores, mientras los priístas se muestran recelosos; en cambio, en relación con la reforma fiscal hay mayor acuerdo entre el PRD y el PRI. Estos puntos de encuentro y desencuentro diversos son fuente de incertidumbre en todas las transiciones, pero también pueden permitir desarrollar nuevas relaciones que posibiliten el avance en la democratización.