VIERNES Ť 27 Ť JULIO Ť 2001

Ť El subsecretario de Sedeso habló en el Colmex

Dispersión, obstáculo para reducir la pobreza: Sánchez Díaz de Rivera

HUMBERTO ORTIZ MORENO

De no emprender medidas urgentes de desarrollo regional contra la dispersión y la pobreza en los 476 municipios que componen las 250 microrregiones del país, en las que habitan 5.5 millones de personas, la mayoría indígenas, ''al rato no vamos a tener tres Méxicos, sino 20 distintos'', advirtió Antonio Sánchez Díaz de Rivera, subsecretario de Desarrollo Social de la Sedeso, y aseveró que la apertura económica ha hecho competir entre sí a los estados y regiones por los escasos recursos para inversión con que se cuenta en el país.

Alertó que en las comunidades indígenas la situación es tan desastrosa que el índice de desnutrición es de 58.5 por ciento, 20 puntos superior a la media nacional, y esto obliga a ajustar y renovar las estadísticas en la materia. El panorama ya no es para poner en práctica estrategias tecnocráticas, afirmó el funcionario. Para dar una idea de la marginación en México, calcula que 2.9 millones de viviendas tienen piso de tierra.

A su juicio, la dispersión es el peor enemigo para reducir ''la gran pobreza que lacera a este país''. En las 250 microrregiones, 80 por ciento de las casas también tienen suelo de tierra y sus moradores viven hacinados, y 87 por ciento ganan menos de dos salarios mínimos.

En este contexto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) presentó ayer, en la sede de El Colegio de México, una evaluación sobre la perspectiva territorial en el país, y en ella observa que la brecha entre el norte y el sur de la República sigue creciendo, particularmente en la distribución del ingreso per cápita. Indica que la tendencia de las diferencias regionales en el desempleo durante la última década apunta hacia un aumento en el país. Un tercio de las naciones miembros del organismo muestran esa expectativa.

Esto es -explica el análisis-, que en un contexto nacional de incremento positivo de la ocupación, el crecimiento se diferencia espacialmente ya que, en general, ''son siempre las mismas regiones las que se benefician'', en un ''patrón de polarización'' muy fuerte.

Por ejemplo, el producto interno bruto del Distrito Federal significa 22.9 por ciento del producto total, y su PIB per cápita, el más elevado, es cinco veces superior al del estado más pobre.

El documento sostiene que el nivel de empleo en México no está relacionado con la fortaleza de la economía, sino se debe en general al peso relativo del sector informal y al grado en que están relacionados en algunos estados la agricultura y el autoconsumo con el subempleo.

No obstante, con base en sus estudios, la OCDE prevé que las desigualdades regionales ''tienden a suavizarse'', pues la mayoría de las regiones menos pobladas ''se están beneficiando, estimuladas en particular por el boom de las actividades turísticas y las relacionadas con el petróleo, ambas a lo largo de la costa del Pacífico y el Golfo de México''.

Destacable para el organismo es ''el particular dinamismo de una vasta área del sur, que se extiende desde Acapulco hasta Cancún''. Sin embargo, señala que un corredor con densidades demográficas superiores a 50 habitantes por kilómetro cuadrado -que corre desde Jalisco, en la costa del Pacífico, hasta Chiapas, en el este, incluyendo la capital del país con 22 por ciento de la población nacional, y parte de la franja costera del Golfo- contrasta con el resto de la República.

Al respecto, Sánchez Díaz de Rivera recordó que México tiene disparidades muy grandes en el ingreso de las personas. Se estima que el decil más alto de población, el de mayores recursos, tiene 40 por ciento del ingreso nacional, y el más bajo tan sólo 1.1 por ciento. ''No hay una tradición de planeación regional y tenemos disparidades sumamente grandes. No cabe duda que si no atendemos el desarrollo regional en México, nos vamos a encontrar con una situación cada vez más difícil'', remarcó.

Y es que, hizo ver el subsecretario de la Sedeso, ante la apertura económica y la globalización, sucede que los estados y regiones compiten entre sí porque los recursos son escasos y entonces lo que sucedería, si no hay esa atención específica a esas áreas, es que ''al rato no vamos a tener tres Méxicos sino 20'', y los dineros irán a los lugares donde hay infraestructura y desarrollo empresarial.

Planteó que en el país vivimos la dicotomía concentración-dispersión, y citó un ejemplo: en Jalisco, el estado de México, el Distrito Federal y Nuevo León está más de la mitad de la inversión nacional, mientras que prevalece una gran dispersión identificada con 150 mil localidades de menos de 500 personas; 25 por ciento de la población está en comunidades de menos de 2 mil 500 habitantes, y existen 5 millones de personas en poblaciones de menos de 100 habitantes.

Luego, abundó, están las diferencias entre las regiones norte, centro, sur y sureste. Citó que en el sur-sureste prácticamente uno de cada dos municipios está clasificado entre alta y muy alta marginación, en tanto que en el resto del país el promedio es de uno de cada tres.

En Chiapas, precisó Sánchez, existe una franja de población analfabeta tres veces mayor que la del Distrito Federal, y registra una mortalidad infantil 60 por ciento superior al promedio nacional. Asimismo, la esperanza de vida en los estados de Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Puebla y Veracruz es la misma de hace diez años a nivel país. Pero en las zonas indígenas el panorama -reconoció el funcionario- es desastroso. La desnutrición en niños menores de 5 años es 20 puntos mayor que el promedio nacional, es decir, de 58.3 por ciento.

Por eso, para el ex presidente de la Coparmex, es ''importante, urgente y necesario'' que realmente las políticas públicas sean orientadas al desarrollo territorial y regional. ''El país tiene que desarrollarse en todos los niveles, en lo macro y también en lo micro'', puntualizó.