JUEVES Ť 26 Ť JULIO Ť 2001
Ť Disfruto la fama, expresa el ahora actor de telenovelas y películas, antes diputado
Las peleas más duras están abajo del ring: Ratón Macías
CARLOS HERNANDEZ
Raúl Ratón Macías, uno de los ídolos del boxeo mexicano, viste siempre de guayabera, hasta cuando filma una película.
El ídolo de las abuelitas, como también se le conoce, se mantiene vigente. Actualmente participa en la telenovela Amigas y rivales y participa en la filmación de la película Los Caifanes, donde realiza un papel que nunca le gustó hacer en la vida real: el de mánager.
"Ahora será mi boxeador el que todo me lo deba a mí", dice al recordar las palabras que acuñó Tomás Castillo y que él completó con un "y a la virgencita de Guadalupe".
El ex diputado priísta expresa entre risas: "Estoy pensando demandar al presidente Fox, porque ya me está copiando mi frase".
-ƑNo se arrepiente de ser priísta?
-No, no me da vergüenza. Hoy más que nunca soy del PRI. Anduve en la campaña con el señor Labastida y cada que me llama mi partido voy con mucho gusto a ayudar en lo que se pueda, responde un delgado y bien conservado Ratón de 66 años de edad, que hace ejercicio diariamente.
Macías graba la película en el gimnasio Pancho Rosales, donde los jóvenes púgiles observan con admiración a técnicos y artistas, pero sobre todo al ídolo boxístico que en la década de los 50 acaparó la atención de los aficionados alrededor de un radio.
Se trata de la séptima película en la que interviene y no da cifras, sólo dice que "me pagan bien".
El popular Ratón es de los pocos ex peleadores que viven sin penurias. Además de su faceta de actor tiene otros ingresos de un restaurante de su propiedad llamado, como debe ser, "Raúl Ratón Macías", ubicado en Francisco del Paso 135, dice para que los aficionados lo visiten y puedan "darse gusto con la comida casera".
De paso también observar sus trofeos, cinturones y fotos de sus mejores tiempos.
Expresa de sus días actuales: "Creo que estoy cosechando lo que sembré. A mí me siguen buscando porque siempre llevé una vida limpia. La pelea más fuerte de un boxeador es abajo del ring, cuando el caudal de seudoamigos te lleva a la copa y a la droga":
Añade que "muchos pugilistas causan lástima y creen que todos somos así. Pero el boxeo no es el que nos acaba. Al contrario, nos abre las puertas para hacer algo en la vida".
-ƑY a usted qué le dejó?
-šPuras cosas preciosas! Mírame cómo estoy: disfrutando la fama, gozando de la vida. Yo ando en metro, peseros o caminando y la gente me saluda 'Ratoncito esto, Ratoncito lo otro'.
"Gracias a Dios ando bien de la cabeza para andar disfrutando de todo esto", responde mientras los prospectos lo ven con admiración.