Ť La crítica ignora que las solicitudes aumentan en periodos de guerra: Lubbers
Niega ACNUR fallas en atención a refugiados
Ť Debemos analizar quiénes necesitan protección internacional y quiénes no, señala
ROSA ELVIRA VARGAS
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) llega al 50 aniversario de la firma de la convención que le dio existencia, preocupado porque es víctima de fuertes señalamientos políticos en algunos países, y ubica como razones para esa actitud "el creciente número de solicitantes de refugio, el incremento en las redes de tráfico de personas, la percepción de que la mayoría de los solicitantes de refugio dan argumentos 'falsos', y los altos costos que implica mantener sistemas de refugio''.
Se trata de preocupaciones comprensibles, apunta Ruud Lubbers, alto comisionado para Refugiados de la ONU, pero la crítica tiende a ignorar que el incremento en el número de solicitudes para acogerse a este beneficio se dio en las tres grandes guerras en Europa durante la década de los 90, así como en otros numerosos conflictos alrededor del mundo.
Además, el titular del ACNUR puntualiza que la convención debe distinguir quiénes necesitan la protección internacional que brinda el estatuto oficial de refugiado y quiénes no, por lo cual es previsible que determinada proporción no logre alcanzar tal estatus, pero ello no implica que algo esté mal en el organismo.
Para Erika Feller, directora internacional del ACNUR, "la Convención nunca pretendió resolver todos los conflictos de migración en el mundo'', pero el problema es que debido a que virtualmente no hay otra vía migratoria abierta de los países pobres hacia los ricos, se ha visto sujeta a presiones que debieran atenderse por vía de herramientas administrativas alternativas.
Otra respuesta del alto comisionado a las críticas que ha recibido su oficina es que en algunos países los sistemas de refugio son ineficientes, y a veces les toma años llegar a una decisión. "Esto significa no sólo costos extras considerables, en términos de beneficios sociales, sino también hace que esas naciones sean atractivas para los migrantes económicos y estimulan así el círculo vicioso de mayores números de personas, costos más altos y decisiones más lentas".
Ante todo, para el ACNUR la tendencia más preocupante es el número creciente de Estados que violan el artículo 33 de la convención, el cual establece que "ningún país contratante podrá, por expulsión o devolución, poner en modo alguno a un refugiado en las fronteras de territorios donde su vida o su libertad peligren..."
Esto, para Lubbers, es realmente reprobable, porque si a los refugiados se les devuelve directamente al peligro -o se les impide abandonar sus países en primera instancia-, entonces todas las otras medidas diseñadas para protegerlos y asistirlos no cuentan para nada. "Bajo el derecho internacional esto no debe ocurrir, y el hecho de ignorarlo tajantemente es un camino muy peligroso a seguir.''