JUEVES Ť 26 Ť JULIO Ť 2001
Manuel Rojas ha documentado la historia, objeto de más de cien versiones
El Patrio, expresión sublimada de los mexicanos por sacudirse el yugo yanqui
DE LA REDACCION
Joaquín Murrieta fue un héroe, un villano, un mito... Un personaje nacional poco conocido por los mexicanos, pese a que su historia ha sido llevada al cine, al teatro y a la televisión. La narración de su historia tiene aproximadamente cien versiones distintas en por lo menos tres idiomas.
Se le ha imputado nacionalidad chilena -como comenta el chileno Carlos López Urrutia en el prólogo del libro Joaquín Murrieta El Patrio, del investigador Manuel Rojas- con el impulso de prestigiosos escritores como Pablo Neruda, quien lo confirma como su compatriota sin aducir prueba alguna. Para los mexicanos la efigie de Murrieta se agranda hasta apodarse El Patrio, símbolo de la causa perdida que terminará con el tratado de Guadalupe Hidalgo. El mito del Murrieta chileno, basado en una ficción, es un fraude literario comprobado, que no admite discusiones. No sucede así con el Murrieta mexicano, El Patrio, el verdadero e histórico personaje.
El único problema que presenta la veracidad de su existencia es la obra de invención básica que, saqueada y mutilada, dio origen a la leyenda, lo cual cobró importancia con la publicación del libro The life and adventures of Joaquin Murrieta, Celebrated California Bandit, de Rollin Ridge, indio cherokee acusado de asesinato que tenía cierta habilidad literaria. Aprovechando la fama adquirida por Joaquín y su presunto asesinato por Harry Love, Yellow Bird o Pájaro Amarillo, como gustaba llamarse Ridge, escribió una novela en la que describe la vida, aventuras y muerte de Joaquín. Sin embargo, está comprobado que tomó varios episodios que no tenían nada que ver con la verdadera historia de Joaquín.
Hechos comprobados
Lo importante son los hechos comprobados que el investigador Manuel Rojas ha documentado:
a) La existencia de numerosas bandas de salteadores mexicanos y californianos que asolaban las comarcas de California a fines de la fiebre del oro. La lista de salteadores mexicanos conocidos es bastante larga; baste mencionar a los más relevantes (Francisco Bárcenas, Narciso Bojórquez, José California, Joaquín Carrillo, Cleovaro Chávez, Escalante, El Zorro -que dio origen a otra leyenda-, El Gallo, Juan Flores, Guillermo García, Manuel García, Salomón Pico, Procopio (Tomaso Redondo), Juan Soto, Jesús Tejada, Tiburcio Vázquez, y algunos que sí eran chilenos, como Narrato Ponce.
b) Varias de estas bandas operaban bajo la dirección de bandidos llamados o reconocidos como Joaquín. La legislatura del estado lo identifica como Joaquín Carrillo, Joaquín Valenzuela, Joaquín Ocomoreira o Joaquín Botellier.
c) Existió un Joaquín Murrieta que tenía una carpa en Murphy's en 1850, donde operaba una mesita de monte. Era originario de Sonora y tenía alrededor de 23 años.
d) Está documentado el hecho de que existió también un Murrieta, tal vez llamado Joaquín, que era un ladrón de caballos en la zona de Los Angeles entre 1851 y 1852. Tenía una amante llamada Ana Benítez. Este individuo puede haber sido el mismo de la mesita de monte en Murphy's.
e) Se ha culpado a un bandido llamado Joaquín de 24 crímenes cometidos en el Condado de Calaveras, Mariposa y una pequeña parte de El Dorado. Los hechos se cometieron entre enero y marzo de 1853. No se atribuyen a Joaquín delitos cometidos fuera de este periodo o de esta extensión geográfica.
Su fama se extendió a todos los niveles de la ley. A él se le atribuían todos los robos. Bastaba con decir "lo hizo Joaquín" para que los sheriffs se encogieran de hombros declarándose impotentes. Incluso el gobernador ofreció una recompensa de mil dólares a quien matara o capturara a Joaquín. Peor aún: el Congreso autorizó al tal Harry Love para que organizara un comando de rangers para cazar al bandido, en un plazo de tres meses. Algunos diputados, como José Miguel Covarrubias, protestestaron contra la medida porque Ƒcómo era posible poner precio a la cabeza de un hombre que no había sido juzgado, condenado y ni siquiera identificado?
La persecución y muerte de Murrieta está descrita con detalle en el libro de Yellow Bird, cuya versión, tomada de una entrevista con el propio Bird, que se ha mantenido en todas las ediciones pirata.
Otras versiones -igual documentadas por Rojas- dicen que era un rebelde que protestó a su manera (hurtando a ricos, ayudando a pobres) durante el gobierno de John Bigler, a quien los mexicanos consideraban usurpador. Que Murrieta y sus hombres fueron la expresión sublimada de la población mexicana de sacudirse el yugo de la escoria yanqui y los businessmen provenientes del este. Que tuvo a su muerte la admiración de sus compatriotas, reflejada en canciones y corridos que conforman hoy su propia épica. Que era un revolucionario o, en el peor de los casos, un bandolero social, que luchó contra los impuestos a los mineros mexicanos y el abuso en aras de supuestos "derechos de conquista".
Además, que su nombre era Joaquín Murrieta Orosco; su apodo era El Patrio (apócope de patriota) y actuaba en el clandestinaje. Su guarida estaba en la espesura de la población mexicana de Madre Lode, cuya cobertura era amplia y segura. Que integró a sus pares en un sólido grupo, que por simpatía de las minorías aumentó en efectividad sus operaciones. Que tenía un lugarteniente imponente apodado Jack. Sin contar que Stockton, más que ciudad, era un sinónimo de uno de los más odiados invasores de la California mexicana, y que la primera mujer de Joaquín, Carmen, fue violada y sacrificada por los opresores.
El entorno familiar
Más aún, Manuel Rojas presenta en su libro una copia de la fe de bautismo que dicta que Joaquín Murrieta nació en la Villa de San Rafael, El Alamito, distrito de Altar, Sonora, en una fecha pendiente de precisar documentalmente, pero comprendida entre 1824 y 1830. Sus padres fueron don Juan Murrieta y doña Juana Orosco, originarios del distrito de Alamos, quienes procrearon al parecer un total de 10 hijos: José Jesús, Joseph Anselmo, Joaquín, María Gregoria, José Antonio, María Concepción, Salvador, Pedro, Vicenta y Facundo.
José Jesús y Joseph Anselmo nacieron presumiblemente en el Mineral del Saric, cercano al pueblo de Tubutama, en cuya iglesia fue bautizado el segundo.
Además de Joaquín, José Antonio, María Gregoria, María Concepción y Salvador vieron la luz primera en San Rafael, mientras Pedro, Vicenta y Facundo nacieron en la también Hacienda del Alamito, distrito de Hermosillo, propiedad igualmente de los Murrieta.
Conforme a los censos de la Pimería Alta, de 1852, don Juan Murrieta era de oficio labrador y doña Juana Orosco, entregada a las labores del hogar. Además de lo anterior, valga recordar la rica tradición de gambusinos, ganaderos y militares que distinguen a los Murrieta, desde su llegada de España en la segunda mitad del siglo XVIII. El matrimonio Murrieta-Orosco forma una sólida familia que se desplaza ocasionalmente en la región de Tubutama, San Rafael (El Alamito). Su condición económica debió de ser desahogada, en virtud de la costumbre de la época de anteponer el prefijo don a quienes tenían la condición de propietarios, cargos administrativos, oficios respetables y una educación elemental. En el último renglón citado, es muy probable que el niño Joaquín Murrieta Orosco haya efectuado sus estudios primeros (y acaso los únicos) en los atrios parroquiales de N.S. de Guadalupe del Altar o de San Diego del Pitiquí (actual Pitiquito) por ser los centros escolares más cercanos a San Rafael, donde la vida sigue su curso normal en constante lucha con los elementos de la naturaleza; ya el desierto o los vendavales, ya la plaga de langosta o el ataque de los apaches coyoteros o chiricahuas, procedentes de las montañas de la Superstición, en lo que es hoy el sureste de Arizona.
Los indios seris, al sur de la zona, empiezan a replegarse la costa; los pimas (sedentarios por costumbre) se cristianizan y colaboran con los hombres blancos, formando un muro de contención frente a los nómadas y bárbaros apaches del noreste, que no disminuyen sus incursiones de reses y caballos, fuera de los límites de su propia nación (el alto Sonora). Entre la Hacienda del Alamito (distrito de Hermosillo) y la Villa de El Alamito (distrito de Altar), se encuentra a medio camino la ranchería de Santa Ana (distrito de Magdalena), con grandes caballerizas y estancias para la doma y mercadeo de los "meseteños" (potros salvajes), donde se dan cita los hacendados, caballerangos, mayordomos y vaqueros del Ocuca, el Arituaba, la Ciega y demás pueblos y ranchos circunvencinos. Ahí aprende el joven Murrieta Orosco los secretos de la doma, jineteo y conducción de corridas (manadas) de caballos, que a la postre habrán de serle de gran utilidad.
Otra prueba es la oral, que se ha transmitido de boca en boca con su corrido. Aquí un fragmento:
Señores: soy mexicano pero comprendo el inglés/ me lo aprendí con mi hermano al derecho y al revés/ a cualquier americano lo hago temblar a mis pies.
Yo salí desde Hermosillo en busca de oro y riqueza/al indio noble y sencillo lo defendí con fiereza/ ya en California mil pesos pagaban por mi cabeza.
A los ricos avarientos les quitamos su dinero/ con los humildes y pobres nos quitamos el sombrero/ šay! qué leyes tan injustas al llamarnos bandoleros.
Me he metido en las cantinas de los pueblos y condados.
Tu serás el capitán, el que mataste a mi hermano/ lo agarraste indefenso, šdesgraciado americano!